En la película realizada en 1980, William
Hurt protagoniza a un científico que experimenta con drogas alucinógenas.
Aislado en una cámara, las sustancias ingeridas le causan una regresión vital y
psicológica, pero fundamentalmente genética. Su búsqueda es lo que llama el
“alma por nacer”, para poder vivir la experiencia del nacimiento de la especie.
En ese proceso desarrolla rasgos de primate, el resultado de una reversión
evolutiva. La película es así parte ciencia ficción, otra parte terror y una
tercera comedia del absurdo.
COLON PRESENTA A LOS REYES DE ESPAÑA AL CONTINENTE DE ORO |
La mayoría de los conceptos religiosos
nacieron con el objetivo de darle un sentido transcendente a nuestras vidas, al
menos esa es la función que, en teoría deberían tener, hablamos de ideas como
la reencarnación, la justicia divina o la ley del karma, por poner algunos
ejemplos; conceptos que actúan como un bálsamo ante la angustiosa presencia de
la muerte, las injusticias de la vida y el dolor, pero si los analizamos
detenidamente, veremos que muchas de estas concepciones desempeñan una función
paralela en nuestra psique, y no precisamente liberadora y positiva, el Sistema
ha conseguido subvertir su supuesto sentido original y convertir todas estas
creencias en mecanismos sutiles que nos susurran, incesantemente al oído, un
mensaje hipnótico con el que minimizan nuestro poder individual y reducen a la
mínima expresión el inmenso valor de nuestra existencia, una vez instaladas en
nuestra mente, se convierten en una continua dosis anestésica.
Una acotación necesaria…
Este noble pueblo originario sirvió de trompo
servidor (como coloquialmente se repite entre el pueblo) a partir de su
encuentro, con el factor (el colonizador), el 3 de agosto de 1498. En su tercer
viaje, ese extraño y misterioso marino que era Cristóbal Colón, buscando por el
occidente, el camino del Oriente Asiático, muy desprestigiado y desanimado tras
la odisea de los primeros viajes, intenta la aventura de un tercero, en el
incesante empeño de alcanzar el sueño del Quersoneso Áureo, la leyenda
mitológica helénica del Vellocino de Oro. Con una pequeña flota formada por una
Nao y dos Carabelas, el Almirante tomó el rumbo de la Isla de Hierro y después
se dirigió a la de Cabo Verde, que abandonó el 4 de julio, persistiendo en la
dirección Sur-Oeste, se va a topar el 31 de julio con una isla misteriosa, que
dada su afición por todo lo bíblico, cercana a las bocas del río Orinoco,
bautizará como Trinidad, que luego de bordearla, avistó tierra, ardiendo en
deseos de reconocerla con el pensamiento puesto en que sería una isla más del
repertorio de sus viajes arribó a suelo continental -sin saber que había topado
con un continente y que lo hará el protagonista del encuentro más
extraordinario que hasta entonces halla alcanzado europeo alguno- al entrar en
difícil travesía por la desembocadura del río Orinoco, que en su irrupción
violenta desordenaba las aguas, al golfo de Paria, estando a punto de naufragar
y llamando al estrecho sur Boca de Serpiente y al estrecho norte, Boca de
Dragón, por la penetración incesante del Río, tocando tierra firme el 12 de
agosto descubrió las costas de Paria, en el actual oriente venezolano, que para
esa época no era aún Venezuela, Colón describe dramáticamente el encuentro de
las aguas del Orinoco con el mar
“una gran pelea entre el agua dulce por salir
a la mar y el agua salada del mar por entrar dentro del golfo, y era tan recia
y temerosa, que levantaba una gran loma, como un cerro muy alto, y con esto
traían un estruendo y ruidos ambas aguas de Levante a Poniente, muy largo y
espantoso, donde pensaron perecer, no menos que el la otra boca de la Sierpe”
Con lo cual Colón es el primero que descubre
el concepto de los “mares dulces”, ése fenómeno que está presente en las
desembocaduras de los ríos de costas atlánticas del hemisferio meridional, y el
concepto de “tierra firme” asentando que estas poderosas corrientes no pueden
nacer más que en tierra firme, puesto que una isla no posee el espacio físico
necesario para la acumulación de una masa de agua tan grande, teniendo la
certeza de que el Paraíso Terrenal debía encontrarse en esta tierra, aunque
persiste en la creencia que había llegado a los confines de las costas
orientales de Asia.
Como ya se dijo, el 3 de Agosto de 1498,
Colón descubre unas tierras que con el tiempo serán conocidas como Venezuela,
el 3 de ese mismo mes, fue impresionado de tal manera por la belleza y
exuberancia que la asoció conforme a las Escrituras, la mitología, la religión
y la realidad que estaba frente a sus ojos con la descripción que en la Biblia
se hace del Paraíso Terrenal y dirá “La Sacra Escritura testifica que Nuestro
Señor hizo el Paraíso Terrenal, y en él puso el árbol de la vida, y de él sale
una fuente de donde resultan en este mundo cuatro ríos principales: Ganges en
India, Tigris y Eufrates en el Asia Anterior, los cuales apartan la sierra y
hacen la Mesopotamia y van a tierra de Persia, y el Nilo, que nace en Etiopía y
va la mar en Alejandría…Grandes indicios son estos del Paraíso Terrena” a la
que la bautiza como Tierra de Gracia.
Y el 13 y 14 de Agosto del mismo año descubre
las Islas de Margarita, Coche y Cubagua, pero consciente ya que aquella tierra
firme es algo diferente de las otras, cuyos habitantes naturales le parecen más
blancos, poseen canoas, curiaras o bongos que llevan cabina, con casas de dos
aguas y abundan las perlas. Es cuando lanza la teoría de que la Tierra tiene la
forma de una pera. Moleiro traduce el hecho tajantemente de la siguiente
manera:
“En Venezuela, después de Colón en su Tercer
Viaje, que parece haberlo hecho acompañado de la hez de los presidios de
España, después del bautizo de Alonso de Ojeda y algunas otras exploracio¬nes
de la costa y el Orinoco, comienza la empresa conquistadora.”.
Alonzo de Ojeda Gobernador de la península de
Coquibacoa
Luego, otra fecha importante para la
determinación de la Carta Natal de Venezuela es la de la capitulación que
Alonso de Ojeda contrae con el rey de España el 9 de junio de 1501 para
explorar las costas de Venezuela, dónde se le nombró gobernador de la península
de Coquibacoa o Coquivacoa (península de la Guajira) y se le otorgó el derecho
de fundar una colonia en ese territorio, lo cual hizo en la península de La
Guajira el 3 de mayo de 1502 con el nombre de Santa Cruz, que fue el primer
poblado español en territorio venezolano. La colonia duró tres meses, al
abandonar Alonzo de Ojeda la gobernación de Coquibacoa que abarcaba desde el
cabo de la Vela hasta el cabo de Chichiriviche.
Le seguirá otra fecha, el 27 de marzo de
1527, cuando el rey de España firmó la capitulación con los banqueros alemanes
Welser concediéndole el gobierno de Venezuela, con el título de gobernador que
se le otorgó a los Welser, al que se le añade el de Capitán General,
refiriéndose, sin dudas a su autoridad sobre el ejército.
En 1717 Venezuela es transferida desde la
jurisdicción de la Real Audiencia de Santo Domingo al virreinato de Nueva
Granada.
Al nombrarse a Martín de Lardizábal como
gobernador de Venezuela, en 1732, se le designa además, comandante general de
dicha provincia con jurisdicción militar en Maracaibo, Cumaná, Guayana,
Trinidad y Margarita.
En 1739, al informar sobre la reconstitución
del Virreinato de la Nueva Granada, el rey se refiere a "Caracas, con el
territorio de su Capitanía General". De esta forma, es evidente que en la
jurisdicción militar el Gobernador de la provincia de Caracas tenía
superioridad sobre las otras. Todas las provincias del virreinato que fueron
agrupadas en 3 comandancias militares generales: Caracas, Portobelo y
Cartagena.
Una Real Cédula del 12 de febrero de 1742
independizó a Venezuela de la jurisdicción del Virreinato de Nueva Granada en
la que el Rey decía: He resuelto relevar y eximir al Gobierno y Capitanía
General de la provincia de Venezuela de toda dependencia de ese virreinato no
obstante lo dispuesto y mandado por mí en la cédula de 20 de agosto del año de
1739, por la cual fui servido de agregar la expresada provincia á ese nuevo
virreinato.
El Rey
Carlos III crea la Capitanía General de Venezuela
En 1776 fue creada la Intendencia de Caracas,
y el 8 de septiembre de 1777 se expidió por orden del rey Carlos III la Real
cédula de creación de la Capitanía General de Venezuela, agregándole las
provincias circunvecinas a su jurisdicción “en lo gubernativo y militar” y
ordenando a los gobernadores de dichas provincias que “obedezcan” al capitán
general y “cumplan sus órdenes”. Las provincias de Cumaná, Maracaibo, Guayana,
Trinidad y Margarita son separadas del virreinato de Nueva Granada en lo
gubernativo y militar y unidas con la de Venezuela. Además, las de Maracaibo y
Guayana pasan de la jurisdicción de la Audiencia de Bogotá a la de Santo
Domingo, a la cual ya pertenecen las otras. Pero hay que señalar que su
creación fue la resultante de las presiones que los poderosos mantuanos,
ejercieron sobre la corona española y que esta influencia era de orden
económico, derivado de la práctica del contrabando y la acumulación de oro,
morocotas, resultante de las inflexiones comerciales con Holanda (Curazao,
Aruba y Bonaire), Inglaterra (Trinidad), las Colonias de la Nueva Inglaterra
(los Estados Unidos) y Francia (Haití y otras dependencias en el Caribe y
Canadá).
33 años después, maduros y con poder
económico, el 19 de abril de 1810, provocan una separación acaudillada por
civiles, para más señas mantuanos, que anticipadamente descalabran la
estructura de la Capitanía General, sustituyéndola por un Congreso, el que
concluirá con la Declaración de Independencia el 5 de julio de 1811.
Numerológicamente, esto forma parte del análisis de la Carta Natal, Venezuela
será el primer país de Iberoamérica que declara la independencia y el Tercero
del Continente Americano después de Los Estados Unidos y Haití. Entre estas fechas
se sucederán acontecimientos que definirán a la primera y segunda etapa de la
República (tal como lo señaló Bolívar, para quién sólo había una República, con
sus respectivas etapas). La etapa tercera de la República tiene su origen en La
Batalla de Úrica, que fue una acción táctica militar de la Guerra de
Independencia venezolana librada en el pueblo de Úrica en el actual estado de
Anzoátegui el 5 de diciembre de 1814, entre el Mariscal de Campo venezolano
José Félix Ribas y José Tomás Boves, confrontación que se extenderá hasta la
terminación de la guerra de independencia en tierra firme con la Batalla de
Carabobo el 24 de junio de 1921, y sellada por la Batalla Naval del Lago de
Maracaibo el 24 de julio de 1823. Otra fecha de ese fluir histórico será el 6
de mayo de 1830 cuando se instala en Valencia en el Congreso que concreta
Disolución de la Gran Colombia y la aprobación de la Constitución Nacional el
22 de septiembre de 1830, la cual estará vigente hasta 1858, a la que le
sucederá el inicio de la Guerra Federal el 20 de febrero de 1859, que tendrá
como escenario bélico a los llanos, y los territorios de los estados Falcón,
Lara y Carabobo (no tocó a todo el país) hasta su culminación el 23 de abril de
1863 en que se firmaría el Tratado de Coche entre José Antonio Páez, presidente
de la república, y Juan Crisóstomo Falcón, líder de los federales, el cual ponía fin a la guerra con un claro triunfo
federal y que permitió el arribo al poder en diciembre de ese mismo año, a
Falcón, electo como presidente provisional de la república. El 23 de mayo de
1899 se registra el inicio de la Revolución de los Sesenta, acaudillada por el
general Cipriano Castro que asentará a los andinos en el poder, instaurados
tímidamente por el merideño general Ignacio Andrade, a quién éste derrocó, que
culminará el 18 de octubre de 1945 y luego, como continuidad del proceso civil
iniciado en esta fecha, su reinstalación el 23 de enero de 1958, hasta el 6 de
diciembre de 1998 cuando gana las elecciones un militar, Hugo Chávez, que se
posesiona del cargo el 2 de febrero de 1999, iniciándose una nueva etapa de
dominio militar con el novedoso ropaje de revolución democrática de elecciones
“blindadas y transparentes” en una primera etapa y manipuladas después con la
manifiesta complicidad de las élites económicas y los demás factores de “oposición”. (Volveremos con una
última entrega por ahora).
Pedro R. Garcia M.
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