Dentro del marco de un nuevo credo
internacional, según el cual lo más importante es garantizar la paz y la
estabilidad de las naciones, aunque triunfe la impunidad, Raúl Castro y sus
aliados orquestaron un plan para deshacerse de Diosdado Cabello y apuntalar a
Maduro hasta el 2019.
El plan consiste en negociar con la MUD un
triunfo apretado de la oposición en las próximas elecciones parlamentarias,
para que ésta obtenga una mayoría simple, incapaz de modificar la estructura
actual de poder.
Pero una victoria de la MUD, aunque sea
pírrica, legitimaría al Régimen, porque echaría por tierra las acusaciones
sobre fraude electoral y afectaría la credibilidad de quienes opinan que
estamos en dictadura.
El nuevo presidente de la Asamblea Electoral
sería un conocido dirigente opositor, en sustitución de Cabello, quien pasaría
a ser un simple diputado más, en riesgo de ser desincorporado cuando desde los
Estados Unidos surjan nuevas acusaciones en su contra relacionadas con el
narcotráfico.
La flamante Asamblea Nacional, con el
concurso de la oposición, aprobaría medidas económicas impopulares, pero
necesarias para estabilizar al régimen de Maduro, como son la eliminación del
control de cambios y el aumento del precio de la gasolina; medidas que hasta
ahora han sido bloqueadas por una mafia militar que se ha enriquecido con
Cadivi y con el contrabando. Seguidamente, los hermanos Cabello y el cartel de
los soles serían neutralizados, acusándolos de ser los grandes responsables de
la crisis que vive el país.
En esta operación participan los mismos
factores internacionales que promueven una transición controlada en Cuba y un
acuerdo de paz con las FARC; es decir, Raúl Castro, el Departamento de Estado
y, aparentemente, también el Papa Francisco, quienes consideran que la
estabilidad es más importante de la justicia.
Este plan no debería sorprender a nadie. Ya
Mario Silva reveló en su célebre grabación la lucha a muerte entre Cabello y
los cubanos. Lo que está ocurriendo es simplemente el desenlace de esa pugna,
ahora que Raúl Castro cuenta con el apoyo de Obama y la bendición del Papa.
Defenestrar a Cabello no es malo. Lo malo es
que la MUD se preste para apuntalar a Maduro hasta el 2019 y que negocie a
nuestras espaldas una mayoría simple, sabiendo que cuenta con el 80 por ciento
de los votos.
Luis Jose Semprum
l.semprum@gmail.com
@LuisSemprumH
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