Esto sería el pacto
que se dice cocinado para garantizarle perpetuación en el poder e impunidad a
los delincuentes que han gobernado el país durante los quince años de oprobio.
Corre en el
extranjero el rumor de que Cuba ha pactado con Estados Unidos el resultado de
las elecciones parlamentarias en su colonia de Venezuela, que dicho pacto
cuenta con la aprobación del Vaticano y la aceptación de la MUD. Lo informa
Luis José Semprún, joven abogado y destacado columnista, con estas palabras:
“Dentro del marco de un nuevo credo internacional, según el cual lo más
importante es garantizar la paz y la estabilidad de las naciones, aunque
triunfe la impunidad, Raúl Castro y sus aliados orquestaron un plan….
El plan
consiste en negociar con la MUD un triunfo apretado de la oposición en las
próximas elecciones parlamentarias, para que ésta obtenga una mayoría simple,
incapaz de modificar la estructura actual de poder. El nuevo presidente de la
Asamblea Nacional sería un conocido dirigente opositor…. En esta operación
participan los mismos factores internacionales que promueven una transición
controlada en Cuba y un acuerdo de paz con las FARC; es decir, Raúl Castro, el
Departamento de Estado y, aparentemente, también el Papa Francisco, quienes
consideran que la estabilidad es más importante de la justicia”.
No pongo en duda que
efectivamente se haya pactado lo dicho por los indicios siguientes:
1.- El Secretario de
Estado de EE UU, John Kerry, declaró al periodista Andrés Openheimer hace poco
tiempo que estaba negociando con Cuba sobre Venezuela. Más claro no podía ser:
Estados Unidos reconoce a Cuba como propietaria de Venezuela y a nuestro país
como protectorado de Cuba. Y, en consecuencia, incluye a Venezuela en el
paquete que negocia con Cuba. Esto se llama “política realista”, inmoral pero
realista. Merece este trato un país con un gobierno títere sin oposición, cuyo
rol está usurpado por colaboracionistas. Y peor aún: un país sin ejército,
porque no lo tiene desde cuando perdió la soberanía sin disparar un tiro
obedeciendo a un infiltrado cubano en función de Comandante en Jefe.
2.- El líder eterno
del partido más colaboracionista declaró textualmente hace pocas semanas: “una
nueva mayoría en el Parlamento no implicará la salida inmediata de Maduro, pero
sí conducirá a la estabilización del país.” Comunicó así la orden recibida por
el pacto entre EE.UU. y Cuba: “ustedes, colaboracionistas, tendrán mayoría pero
no suficiente para cambiar el gobierno y el sistema, si acaso lo pretendieron
alguna vez, y en consecuencia tienen que garantizarle estabilidad a Maduro.” A
buen entendedor, pocas palabras bastan: la victoria de los colaboracionistas
será únicamente para darle un respiro a Maduro, a fin de que aguante hasta el
final del período. ¿Que las encuestas indican, según los propios
colaboracionistas, que podrían ganar con hasta el 75% de los votos? Esto no
importa. Se aplica el método del referéndum de 2007, que perdió Chávez por
paliza pero nunca se dieron los resultados definitivos dejándolo en una
diferencia parcial por una cantidad mínima. En su soberbia el perdedor la llamó
“victoria de mierda”. Y lo fue en verdad porque de todos modos hizo lo que le
dio la gana.
3.- Al líder eterno
del segundo partido más colaboracionista ya lo llaman “presidente” sus propios
partidarios, haciendo ver que lo será de la Asamblea Nacional para la cual le
han garantizado su elección, apartando a cualquier rival de peso.
4.- Anuncian el
regreso del jefe eterno del tercer partido más colaboracionista, no teniendo
otra explicación de estar arreglado su juicio para decretarse su libertad
inmediata apenas esté en el país.
5.- Finalmente el
Papa Francisco ha exhortado a los Obispos de Venezuela, en ocasión de su visita
anual, a procurar el diálogo y la reconciliación entre dos sectores que simulan
estar enfrentados: títeres y colaboracionistas, cuando son los socios que
sostienen la tiranía comunista. Ellos dialogan todos los días y no necesitan
reconciliarse porque no están peleados. Si Dios es uno y trino, títeres y
colaboracionistas son dos en uno.
Estos hechos hacen
presumir el pacto de que se habla, a ejecutar por títeres y colaboracionistas.
Los que no somos ni lo uno ni lo otro, debemos
hacernos estas preguntas: 1) ¿Tiene viabilidad este pacto infame, en el
supuesto de que se confirme?; y, 2) En todo caso, qué debemos hacer para
impedir que queden impunes la traición a la patria, el saqueo a la Nación y los
crímenes de lesa humanidad, y de este modo Venezuela quede en manos de una
versión criolla de la mafia rusa, en la cual se transformó la jerarquía
comunista soviética?
Jesus A. Petitt Da Costa
petitdacosta@gmail.com
@petitdacosta
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