La Política es la ciencia y el arte de hacer posible lo que es menester en procura del logro del Bien Común General. Porque el común de la gente no lo ha entendido así y, como resultado de la brutal desinformación y consecuente desorientación que sobre la política siempre ha recaído, descendió sobre ella y quien la practica como actividad permanente, una densa y oscura nube de desprestigio y difamación. ¡Cuán lejana de tal percepción aquella famosa frase del Papa Pacelli (Pio XII): " La Política es, después del sacerdocio, la expresión más eminente de la caridad"!
Debemos reconocer, sin embargo, que en la génesis y generalización de tan deformada opinión, buena culpa recae sobre "políticos" practicantes de la "política" con "p" minúscula): aquéllos de que quienes Enmanuel Mounier dijera "ceux qui font de la politique un métier" (los que hacen de la política oficio manual o mecánico con fines crematísticos).
En nuestra Venezuela de hoy, uno de los errores más importantes de los políticos (aún entre quienes conciben esta actividad con "P" mayúscula) es la de no saber o no querer entender los mensajes que constantemente envía el pueblo.
Entre los defensores del régimen, aún los de buena fe porque los hay, la más persistente equivocación es la de no querer leer que los venezolanos, de todo signo y posición social, a lo largo de doce funestos años, han estado enviando, constante e invariablemente, el mensaje de que no les interesa una revolución que tenga por finalidad destruir y no construir; desencadenar odios y no amor; hablar de guerra y no de paz; ofrecer miseria y no bienestar; hacer más dependiente a la gente y no más independiente; establecer opresión y no libertad.
De la parte de la oposición, sobre todo de la de buena fe -porque de mala tampoco faltan- no se acaba de traducir en propósitos y acciones concretas y efectivas los mensajes que el mismo pueblo constantemente les dirige. El pueblo ha estado expresando de modo tenaz y perseverante sus aspiraciones, las mas, fundadas es su urgentes necesidades: trabajo, salud, vivienda, alimentación, condiciones dignas de vida, respeto, seguridad. No hay voces en la oposición que – con pocas excepciones sobre todo por parte de quienes se expresan como profesionales ante los medios- respondan es estas urgencias.
No oyen los claros mensajes políticos del pueblo. Por ejemplo, no entendieron aquél del 4 de diciembre de 2005, día cuando el soberano los sobrepasó y les impuso su voluntad, que fue expresar: "No vamos a concurrir más los venezolanos a acto electoral alguno mientras no exista absoluta garantía de transparencia, legitimidad y verdad ", lo que no se cumplió por fuerza de los entusiasmos despertados por la demagogia electorera y sin sentido, pero que se ha traducido en el impresionante crecimiento del sector de población mal llamado “ni-ni”. Fue ése un claro y contundente mensaje del pueblo todo, tanto en su expresión opositora como en la que apoya al gobierno. El mismo mensaje lo repitió el pueblo opositor en su marcha del siguiente 22 de enero y lo ha continuado haciendo como ocurrió en diciembre de 2007cuando derrotó, por amplia mayoría, el proyecto de constitución comunista que ha filtrado por otras vías por el gobierno.
Pero la dirigencia opositora sigue sin saber leer al pueblo y todavía insiste en acciones de calle inocuas. Señores dirigentes: el pueblo no va a salir masivamente a la calle si no es para acciones que valgan la pena. Seguimos ante el bizantino y absurdo debate entre quienes piensan que hay que elegir un candidato único de oposición antes de que se consiga desmontar la trampa y la ilegitimidad del sistema electoral montado por el régimen y quienes piensan que primero hay que lograr este último objetivo y luego elegir un candidato único e idóneo. ¿No recuerda eso el cuento del huevo y la gallina?
¡Señores! ¡Hay que hacer ambas cosas sin más pérdida de tiempo! ¿no se dan cuenta? Cualquiera de las dos alternativas, si se las considera por separado, a lo que conduce es a perder tiempo en beneficio del régimen. Es más: lo que deben hacer los aspirantes a candidatos es "fajarse" para conseguir las condiciones que la salud de la Nación requiere y, para ello, se debe trabajar más y lograr mejores títulos para merecer la voluntad popular. ¡Oigan al pueblo; pongan sus ojos y oídos sobre la calle! ¡Aprendan a leer al pueblo!
www.paulbello.blogspot.com
Pedro Paúl Bello
ppaulbello@gmail.com
EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA
Debemos reconocer, sin embargo, que en la génesis y generalización de tan deformada opinión, buena culpa recae sobre "políticos" practicantes de la "política" con "p" minúscula): aquéllos de que quienes Enmanuel Mounier dijera "ceux qui font de la politique un métier" (los que hacen de la política oficio manual o mecánico con fines crematísticos).
En nuestra Venezuela de hoy, uno de los errores más importantes de los políticos (aún entre quienes conciben esta actividad con "P" mayúscula) es la de no saber o no querer entender los mensajes que constantemente envía el pueblo.
Entre los defensores del régimen, aún los de buena fe porque los hay, la más persistente equivocación es la de no querer leer que los venezolanos, de todo signo y posición social, a lo largo de doce funestos años, han estado enviando, constante e invariablemente, el mensaje de que no les interesa una revolución que tenga por finalidad destruir y no construir; desencadenar odios y no amor; hablar de guerra y no de paz; ofrecer miseria y no bienestar; hacer más dependiente a la gente y no más independiente; establecer opresión y no libertad.
De la parte de la oposición, sobre todo de la de buena fe -porque de mala tampoco faltan- no se acaba de traducir en propósitos y acciones concretas y efectivas los mensajes que el mismo pueblo constantemente les dirige. El pueblo ha estado expresando de modo tenaz y perseverante sus aspiraciones, las mas, fundadas es su urgentes necesidades: trabajo, salud, vivienda, alimentación, condiciones dignas de vida, respeto, seguridad. No hay voces en la oposición que – con pocas excepciones sobre todo por parte de quienes se expresan como profesionales ante los medios- respondan es estas urgencias.
No oyen los claros mensajes políticos del pueblo. Por ejemplo, no entendieron aquél del 4 de diciembre de 2005, día cuando el soberano los sobrepasó y les impuso su voluntad, que fue expresar: "No vamos a concurrir más los venezolanos a acto electoral alguno mientras no exista absoluta garantía de transparencia, legitimidad y verdad ", lo que no se cumplió por fuerza de los entusiasmos despertados por la demagogia electorera y sin sentido, pero que se ha traducido en el impresionante crecimiento del sector de población mal llamado “ni-ni”. Fue ése un claro y contundente mensaje del pueblo todo, tanto en su expresión opositora como en la que apoya al gobierno. El mismo mensaje lo repitió el pueblo opositor en su marcha del siguiente 22 de enero y lo ha continuado haciendo como ocurrió en diciembre de 2007cuando derrotó, por amplia mayoría, el proyecto de constitución comunista que ha filtrado por otras vías por el gobierno.
Pero la dirigencia opositora sigue sin saber leer al pueblo y todavía insiste en acciones de calle inocuas. Señores dirigentes: el pueblo no va a salir masivamente a la calle si no es para acciones que valgan la pena. Seguimos ante el bizantino y absurdo debate entre quienes piensan que hay que elegir un candidato único de oposición antes de que se consiga desmontar la trampa y la ilegitimidad del sistema electoral montado por el régimen y quienes piensan que primero hay que lograr este último objetivo y luego elegir un candidato único e idóneo. ¿No recuerda eso el cuento del huevo y la gallina?
¡Señores! ¡Hay que hacer ambas cosas sin más pérdida de tiempo! ¿no se dan cuenta? Cualquiera de las dos alternativas, si se las considera por separado, a lo que conduce es a perder tiempo en beneficio del régimen. Es más: lo que deben hacer los aspirantes a candidatos es "fajarse" para conseguir las condiciones que la salud de la Nación requiere y, para ello, se debe trabajar más y lograr mejores títulos para merecer la voluntad popular. ¡Oigan al pueblo; pongan sus ojos y oídos sobre la calle! ¡Aprendan a leer al pueblo!
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