Es
sorprendente que tras 5 décadas de tiranía, los representantes de la comunidad
internacional aún puedan ser seducidos por la verborrea del heredero de la
dinastía castrista; pero, así es. Ejemplo de ello es la general aprobación
recibida por Raúl Castro durante su reciente intervención ante las Naciones
Unidas. ¿Por qué?
Personalmente,
considero que no hemos sabido adecuar nuestro pensamiento, lenguaje y acciones
a la cambiante realidad en la que por más de medio siglo hemos estados sumidos;
el éxito del Castrismo se ha debido más que a su propia capacidad, a nuestra
inhabilidad en el manejo de políticas asimilables; tanto, por el cubano ¨de a
pie”, como por la comunidad internacional.
En
el plano político nacional, no hemos comprendido ni evaluado en toda su
dimensión la importancia que para los seres humanos posee el instinto de
conservación. Para quienes desconozcan la realidad que vive cotidianamente el
cubano; debe advertirse que en la Isla todo, absolutamente todo, depende de la
aprobación estatal. El derecho al trabajo, a la educación medio-superior, a
reparar la vivienda, a establecerse como cuentapropista, a cumplir misiones en
el exterior. Todo ello se encuentra limitado a los ¨revolucionarios”.
Al
cubano ¨de a pie” le está vedado tratar de asuntos políticos que implique algún
tipo de critica a la ¨Revolución” o a sus dirigentes; aspecto este que ha
calado en el ser interno de los nacionales, convirtiéndose en un alerta de alta
prioridad para su instinto de conversación. En otras palabras, los cubanos de
¨a pie” consideran un ataque a su seguridad (con lo cual las alarmas de su
instinto de conservación se disparan) el mensaje de denuncia que los opositores
emplean actualmente.
Entonces, ¿Cómo realizar un activismo democrático activo en la Isla? Acercándose a las realidades cotidianas que afectan al cubano de la calle. ¿Cuáles son esas realidades? Absolutamente todas las medidas restrictivas que pesan sobre la población; desde los salarios miserables que devengan, hasta la pésima atención que se les brinda en los centros de salud (médicos de familia, policlínicos y hospitales), los constantes derrumbes que sufren en sus viviendas, la carestía de vestido, calzado y alimentos básicos, ausencia de comercios mayoristas, carencia de un trasporte público eficiente y la imposibilidad de adquirir uno privado, etc. En resumen: de todo lo que requiere un ser humano para vivir una existencia digna.
En
el plano internacional, los opositores democráticos no hemos sido capaces de
mostrar ante los gobiernos extranjeros un rostro juicioso, pragmático y
accesible; capaz de evaluar y ajustar nuestra actitud a los cambiantes
escenarios del tablero político nacional e internacional.
Resulta
necesario reconocer que el Castrismo ha alcanzado una evidente habilidad para
atraer la buena voluntad de políticos de izquierda, y hasta no pocos de la
centro-derecha. ¿Por qué? Porque han sabido vender una imagen absolutamente
distorsionada de la contexto político cubano (y hasta del escenario
internacional). Sirva como ejemplo de este márquetin político, la imagen que se
le adjudica a Fidel Castro de un idealista romántico; no la del tirano asesino,
cruel e inescrupuloso que realmente es.
Realizar
un simple ejercicio retrospectivo sobre el origen y desarrollo de la tiranía
cubana, nos puede ayudar a encontrar respuestas a los motivos que han producido
la persistente seducción romántico-ideológica que ha marcado la trayectoria
exitosa del castrismo durante todas y cada una de las décadas en que este
sistema diabólico-criminal se ha enseñoreado sobre Cuba.
¿Quiénes
fueron los principales dirigentes ¨revolucionarios” que se adueñaron del poder
en Cuba el 1ro de enero de 1959? Baste consultar los antecedentes
pre-revolucionario de sus principales figuras, para constatar que entre ellos
proliferaron los gánster, adictos al
alcohol, la marihuana, incultos y frustrados.
Por
otra parte, excluyendo a los líderes políticos procedentes del régimen del
general Batista; entre los primero opositores al castrismo, podemos encontrar a
personajes de una notoria capacidad política, profesional e intelectual.
Entonces, ¿Cómo es posible que aquella caterva de mafiosos, marginales e
ignorantes pudiera obtener el beneplácito internacional con el cual han contado
hasta el presente? Si acudimos al razonamiento lógico, ello jamás hubiera sido
posible; pero, así fue. El Castrismo fundamentó el éxito en su hegemonía interna
en la ¨unidad en el entorno de la Revolución” (léase en Fidel). En el plano
externo a los opositores exiliados ha logrado adjudicar la designación de
¨mafia terrorista”. Lamentablemente, ese es el rostro que en el tablero
internacional nos distingue: una comunidad agresiva, intransigente y vengativa.
A
partir de los acuerdo tomados por el Primer Encuentro Nacional Cubano, el
exilio tiene su oportunidad de embellecer su rostro; aventajando a la unidad
monolítica del castrismo, con su propio concepto de unidad democrática en la
diversidad.
Es
previsible que la comunidad de naciones, en un futuro cercano, comience a
¨chocar” con el ¨no” habitual en la tiranía cubana. Este hecho transportará a
la realidad de la esencia castrista a muchos de los actuales extasiados por los
¨cambios” Raulistas, cuyos ojos e intereses procurarán buscar interlocutores
alternativos; diestros, capaces y pragmáticos con quien negociar, trabajar y a
quien apoyar.
Ese
y no otro, es el rostro que el exilio ha de proyectar dentro y fuera de Cuba.
Gustavo
Pardo
masonhabana78@yahoo.es
@GustavoPardo18
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