¡Pobrecita Delcy! Otra vez tuvo que ocupar la semana en puro andar
desmintiendo y regañando a todo ese poco de “injerencistas” que tienen el tupé
de hablar de Venezuela haciendo algún comentario que no sea de loas a la
revolución. Entre eso y andar contando el cuento del gallo pelón por medio
mundo ¡no puede ocuparse de su Cancillería!
Delcy, y su ilustrado jefe y ductor, tienen
la idea de que Venezuela es una especie de isla situada en un aún no explorado
aislamiento en Marte y que su nombre no puede ser pronunciado por los infieles,
como el de Jehová para los judíos. Toda violación de tan inmutable axioma es
calificada como “injerencia” siempre y cuando la mención no sea pronunciada
para exaltar al Comandante Eterno y su histórico legado cuyos frutos en
desarrollo y progreso solo merecen elogio. Definitivamente tal confusión revela
la desubicación de la señora canciller, quien no parece caer en cuenta de que
estamos en el siglo XXI, que existe un proceso irreversible que se llama
globalización y que las comunicaciones libres trascienden la voluntad de los
gobiernos de permitirlas o no. Lo dramáticamente cierto hoy día es que Facebook y Twitter ¡matan soberanía!
El secretario de Estado norteamericano, Mr.
Kerry, tuvo el “atrevimiento” de expresar su deseo de que las venideras
elecciones del 6-D sean justas y
transparentes. ¿No es eso lo mismo que nos promete la inefable Tibisay en sus
peroratas y no es eso lo mismo que todos los venezolanos deseamos? O es que
acaso el reclamo de transparencia y justicia es anatema para el gobierno. ¡Así
parecería!
El
debutante embajador norteamericano en Guyana al presentar sus
credenciales al presidente Granger expresa su deseo de que las diferencias
entre Venezuela y Guyana (país en el que está acreditado) se resuelvan por la
vía pacífica del diálogo. ¿Será que tal afirmación –consistente con la
normativa legal vigente en el sistema interamericano– es anatema para el
gobierno?
El embajador de Brasil también en Guyana ha
expresado sin anestesia alguna que su país apoya a Guyana en su diferendo con
Venezuela. ¿Será que acaso Brasil no es dueño de tomar posición y expresarla?
En el ámbito privado la SIP (Sociedad
Interamericana de Prensa) en su Asamblea anual expresa preocupación por la
libertad de expresión en Venezuela y aporta múltiples pruebas que evidencian
ante ese foro lo que ya los venezolanos sabemos de sobra: que en nuestro país
esas garantías se reducen cada día. La sola demanda del señor Diosdado a este
diario y sus directivos más las medidas tomadas por la justicia en el
expediente no hacen sino confirmar lo que la SIP denuncia. ¿O no?
Claro que muy diferente es el rasero con el
que nuestros revolucionarios miden la misma cosa cuando se trata de que sean
ellos quienes opinen sobre los asuntos de afuera.
Ni más ni menos eso fue lo ocurrido en cada
una de las múltiples ocasiones cuando el Eterno y posteriormente su “hijo” han
afirmado categóricamente que el sistema electoral norteamericano no es
democrático por cuanto la elección presidencial no es directa sino a través de
colegios electorales. Los gringos se han dado ese sistema constitucional y no
parece que les haya fallado si tenemos en cuenta que desde 1776 en que
declararon la independencia no han vivido nunca ni un solo golpe de Estado.
Pronto criticarán los consistorios de la Iglesia Católica que eligen al papa
aduciendo que los cardenales no son elegidos “por las bases” como sí es el caso
en el ejemplar PSUV. ¡Ja ja ja!
Y qué me dice usted, amable lector, de las
declaraciones del gobernador Vielma Mora del Táchira y de otros igualmente
iluminados cuando exigen que Colombia regule y restrinja el funcionamiento de
las casas de cambio en su territorio en términos que satisfagan a los
“revolucionarios” venezolanos que seguramente tienen la idea de que tal
exigencia no es “injerencista”.
Lo mismo es aplicable cuando declara Piedad
Córdoba. Lo que ella dice es bueno e inapelable. Si por el contrario habla
Uribe es injerencia. Si Fidel balbucea algo es casi bíblico. Si Obama suelta
siquiera un suspiro es el acabose.
No es cuestión de seguir con ejemplos que son
inagotables. De lo que se trata es de demostrar que un gobierno acosado se
parece mucho a una gata acorralada que es capaz de cualquier pirueta para salir
zafada de su suerte. El 6-D demostrará cuántos creen en cuentos chinos y cuántos
nos decantamos por las realidades que la vida diaria nos ofrece dentro de
nuestras fronteras.
_____________
Una pregunta: múltiples ataques con granadas
–que son armas de exclusiva posesión de la FANB– dirigidos contra ciudadanos
indiscriminados con el propósito de infundir terror seguramente con fines
políticos: ¿no se llama a eso terrorismo? ¿No será que es eso lo que vale la
pena investigar en lugar de dirigir toda la furia contra periodistas,
estudiantes, políticos o sindicalistas?
Adolfo P. Salgueiro
apsalgueiro1@gmail.com
@apsalgueiro1
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