Estuve
en Ciudad de Guatemala durante las últimas 4 semanas, cumpliendo actividades
relacionadas con mi trabajo como Consultor Político. Pude ver con mis propios
ojos la manera como el pueblo guatemalteco decidió cambiar el rumbo del país,
utilizando las armas que le daba la Constitución y las leyes de esa nación.
Contrariamente
a lo que algunos creen, la renuncia del Presidente Otto Pérez Molina, un
general retirado, no fue producto de la casualidad ni del azar. Fue el
resultado de una lucha tenaz por parte del pueblo guatemalteco y de la
conjunción de una serie de factores de carácter político, entre los cuales,
quizá el más importante, fue la separación de poderes y la fuerza de las instituciones
guatemaltecas, que no desmayaron hasta lograr que se hiciera justicia.
Guatemala
le ha dado una Clase Magistral de Democracia a toda América Latina y al mundo.
Ese país acudirá este domingo 6 de septiembre a unas elecciones presidenciales
que son cruciales, y que definirán el rumbo de esa nación. Pero
independientemente de los resultados, que con toda seguridad serán muy
ajustados y que obligarán a una segunda vuelta electoral en noviembre de este
mismo año, es indudable que los guatemaltecos han decidido acabar con dos de
las tres grandes enfermedades que aquejan a Latinoamérica: la corrupción y la
impunidad. La tercera es el populismo, y espero que algún día no muy lejano,
también la acaben.
En
mi modesta opinión, la Clase Magistral de Democracia que ha dado Guatemala, se
resume en 10 grandes lecciones:
1) El pueblo en la calle en protesta pacífica:
Otto Pérez Molina fue obligado a renunciar gracias a la presión popular que
ejercieron los guatemaltecos durante casi 20 semanas. El pueblo estuvo en la
calle (sin violencia, sin quemar un caucho, y sin guarimbas) frente a la Plaza
de la Constitución, exigiendo la dimisión del Jefe de Estado hasta que se logró
el objetivo.
2) El papel del Ministerio Público: La Fiscalía
inició la investigación contra el Presidente Otto Pérez Molina, haciendo lo que
le correspondía, sin aceptar las presiones que, con toda seguridad, se hicieron
desde el Poder Ejecutivo. La Fiscalía acusó al Jefe de Estado y pidió su
enjuiciamiento tras comprobar que habían pruebas para inculparlo. (gracias a
Dios, en Guatemala no está Luisa Ortega Díaz)
3) El papel del Congreso: El parlamento
guatemalteco se negó en un primer momento a quitar la inmunidad al Presidente
Pérez Molina. Hubo una primera votación en la que el Jefe de Estado salió bien
librado, gracias entre otras cosas al apoyo del candidato y máxima figura del
partido LIDER, Manuel Baldizón. Pero luego de la acusación por parte de la
Fiscalía, vino una segunda votación en la que se aprobó allanar la inmunidad.
(Gracias a Dios, el Congreso de Guatemala no lo preside Diosdado Cabello)
4) El papel del poder Judicial: La justicia
guatemalteca hizo lo que le correspondía: La Corte Suprema de Justicia avaló la
decisión del Congreso de allanar la inmunidad al Presidente. Luego, un tribunal
emitió una orden de captura contra el Jefe de Estado, pidió prohibición de
salida del país para el mandatario y posteriormente se le dictó privación
preventiva para enviarlo a la cárcel como cualquier ciudadano común.
5) Respeto a la Constitución y a las leyes: El
presidente renunció. El Congreso aceptó la renuncia y acto seguido, fue
juramentado el vicepresidente Alejandro Maldonado como nuevo Presidente del
país. (en Guatemala, gracias a Dios, no apareció un Pedro Carmona auto
juramentándose él mismo).
6) La Procuraduría General de Guatemala, cuyo
titular fue propuesto por el Presidente, publicó un comunicado en los medios,
recomendándole al Jefe de Estado, Otto Pérez Molina, que renunciara al cargo.
7) En Guatemala funciona, desde hace 9 años, La
Comisión Internacional contra la Impunidad, CICIG, la cual fue creada el 12 de
diciembre de 2006 por medio de un acuerdo firmado entre Naciones Unidas y el
Gobierno de Guatemala, tras la opinión consultiva favorable de la Corte de
Constitucionalidad en mayo de 2007. La CICIG, presidida por el colombiano Iván
Velásquez, fue la que ayudó a sustanciar los expedientes contra Pérez Molina y
sus colaboradores.
8) Libertad de Expresión: la participación de
los medios de comunicación ha sido fundamental y hasta envidiable. Para que se
tenga una idea de cómo funciona la libertad de expresión en Guatemala, basta
decir que los periodistas tienen acceso total e ilimitado a los tribunales y
pueden transmitir, en vivo y en directo, el juicio que se le sigue a la
vicepresidente Roxana Baldetti y al ex presidente Otto Pérez Molina. Cualquier
guatemalteco puede seguir por la radio y ver por la TV, en tiempo real, el
interrogatorio que se hace a los dos acusados.
9) Institucionalidad: La participación de los Cuerpos
de Seguridad y de las Fuerzas Militares de Guatemala ha sido totalmente
institucional: no ha habido declaraciones ni de militares ni de policías en
torno al juicio que se sigue contra Baldeti y Pérez Molina. La detención de
Pérez Molina la hizo la policía.
10) El papel del Poder Electoral: El
Tribunal Supremo Electoral de Guatemala mantuvo la convocatoria a elecciones
para este domingo 6 de septiembre. El sistema electoral guatemalteco contempla
la primera y la segunda vuelta. Todo parece indicar que ningún candidato ganará
la Presidencia en la primera vuelta. Eso quiere decir, que quien quiera
gobernar Guatemala tendrá que llegar a acuerdos importantes con actores
políticos y con minorías para poder obtener la mayoría necesaria en la segunda
vuelta prevista para el mes de noviembre.
Lo
ocurrido en Guatemala en estas últimas semanas es, sin lugar a dudas, una Clase
Magistral de Democracia para todos los países de América Latina. En Venezuela
dimos esa misma Clase Magistral en 1993. Ese año, el Fiscal Ramón Escovar Salom
solicitó el antejuicio contra Carlos Andrés Pérez, poco después el Congreso de
la República despojó al Jefe de Estado de su inmunidad y la Corte Suprema de
Justicia lo sometió a juicio.
Lamentablemente,
aquella Clase Magistral de Democracia que se dictó en Venezuela en 1993, sirvió
para que tiempo después llegara el segundo gobierno de Rafael Caldera y
posteriormente, el primer gobierno de Hugo Chávez Frías. Con Chávez se acabaron
las clases de democracia y vinieron las clases de dictadura. Luego llegaría
Nicolás Maduro, con sus nuevas clases de tiranía.
Ojalá
y en Guatemala no ocurra lo mismo que en Venezuela. Los guatemaltecos tienen la
gran oportunidad, este domingo 6 de septiembre, de escoger entre 14 aspirantes
a la Presidencia. No será una elección fácil. Hay serios indicios de que el
narcotráfico ha metido sus manos en la campaña electoral de ese país. Ha habido
graves señalamientos contra algunos candidatos.
Dios
quiera que los guatemaltecos se vean en el espejo de Venezuela y eviten caer en
la tentación del populismo y del militarismo. También pueden verse en el espejo
de Colombia o en el de México, donde la impunidad y el poder de la droga hizo y
sigue haciendo estragos.
Mi
estancia de 4 semanas en Guatemala me dice que los guatemaltecos son gente
sabia y humilde. Así como lograron salir de una vicepresidente y de un
Presidente corruptos, abrigo la esperanza de que también sabrán salir bien
librados de este proceso electoral que, sin lugar a dudas, es el más importante
de su historia.
Gustavo
Azocar Alcala
Email:
cafeconazocar@gmail.com
Twitter:
@gustavoazocara
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