Soy
un ciudadano común y un ciudadano independiente (CC). En ocasión de las
próximas elecciones y de las que seguramente seguirán, quisiera que nos
conociéramos mejor. Ya se sabe que el ciudadano común no tiene oportunidades
reales de presentar candidatos para elecciones de importancia, no sólo aquí en
Venezuela, sino en el resto del mundo; pero ese es un asunto que deberá
considerarse más adelante, cuando las condiciones así lo permitan. Si usted
desease adelantar camino, puede examinar lo que se ha escrito sobre el tema, en
lenguaje sencillo, en el libro El Ciudadano Toma Su Lugar (2014); allí se
presentan formas más democráticas o de mejor representación ciudadana.
Por
ahora, el ciudadano común conserva el derecho a votar. Ese derecho viene
acompañado del derecho al acceso de la información que le permita realizar la
comparación entre los candidatos presentados por los partidos políticos, a fin
de poder decidir a quién favorecer con su voto. Recibe con satisfacción toda
información útil y agradece los análisis de los llamados formadores de opinión
pero, con todo respeto, el CC también es formador de opinión: La opinión
propia.
El
CC tiene sus intereses claros: Desea darle su apoyo a la persona que considere
tenga las mejores condiciones para atender a las responsabilidades que va a
adquirir; cómo, por ejemplo, para ser miembro de la Asamblea Nacional.
Ciertamente, no le importa en cual partido político esa persona milite. Aunque
si pudiera interesarle saber las directrices que cada partido político impone a
sus candidatos.
Para
atender a esto último es conveniente y necesario tener acceso a la información
oficial de cada partido político, incluyendo su organización, como pretende
lograr sus objetivos, cuáles son sus principios o lineamientos y cuales
pudieran ser sus contribuciones al bien de la sociedad. Tanto los ciudadanos
que deseen formar parte de la organización, como aquellos que pudieran estar
considerando votar por los candidatos que el partido proponga, tienen el
derecho a conocer los estatutos del partido, las condiciones para ser aceptados
como miembros, las cuotas de membresía, lo que se espera de cada miembro y la
forma como se toman internamente las decisiones a los distintos niveles.
Entiéndase, nivel nacional, estatal y de circuito electoral.
Para
obtener la información tocante a todos los candidatos que se disputan el mismo
cargo a través de elecciones y a fin de que el CC pueda escoger a quién apoya,
se sugiere el uso de una fórmula común para facilitar su estudio y la
comparación entre candidatos. Cómo ilustración, se presenta un sistema dirigido
a la elección de los Asambleístas o miembros de la Asamblea Nacional.
Cada
candidato propuesto envía al Consejo Nacional Electoral (CNE) los siguientes
documentos: 1. La aceptación de la postulación; 2. Un currículo, en donde
aparezcan sus datos personales, incluyendo lugar y fecha de nacimiento,
información relevante sobre su salud, nivel de educación; actividades con que
se gana la vida, la lista de publicaciones (si las tuviere), trabajos y cargos
desempeñados; y 3. Tres resúmenes de un máximo de 500, 500 y 2000 palabras,
respectivamente. El primero dedicado a su visión de los cinco aspectos más
importantes que considere deben atenderse en su estado; el segundo dedicado a
los cinco aspectos correspondientes a la nación; y el tercero dedicado a
delinear las políticas o acciones que propondría para atender a los diez
aspectos escogidos en los primeros dos resúmenes. El CNE examinará la
información y la hará pública por distintos medios, por lo menos dos meses
antes de la fecha de las elecciones. Esta será la información básica que le
permitirá al CC determinar su voto.
Adicionalmente,
los contenidos de los resúmenes mencionados tienen un valor que trasciende la
elección de los Asambleístas. Son documentos que permiten evaluar su desempeño
en el cargo, al cotejar sus acciones con lo prometido o presentado como
solución a problemas percibidos con anterioridad. Por ejemplo, si un candidato,
ahora Asambleísta electo, propuso la necesidad de investigar formas para
aumentar la producción por hectárea de caraotas negras, visto que en su estado
esa productividad es mucho más baja que en otros sitios, debería sentirse
obligado a llevar el punto a discusión de la Asamblea. En ella, seguramente,
saldrán a relucir ideas similares, formas distintas de ver y atacar el problema
y, quizás, soluciones de una amplitud insospechada, en relación a la propuesta
original. Un ejemplo pudiera ser la visualización de una política nacional para
el mejoramiento de la producción agrícola, pecuaria y pesquera y la aprobación
de leyes que faciliten su realización.
Lo
que, definitivamente, es inaceptable, insuficiente y un insulto a la
inteligencia del CC, es pretender substituir información necesaria, precisa,
pertinente y veraz con proclamas o lemas del tipo: ¡Con el pueblo hasta la
victoria!, ¡Abajo los oligarcas!, ¡Somos los defensores de la Constitución!,
¡La Patria conmigo está segura!, ¡Orden, seguridad y educación para todos!, ¡El
Esequibo es nuestro!, ¡Apure me apoya!, ¡En el medio y a la izquierda! y
similares.
Para
tomar la decisión de a quién irá a favorecer con su voto en las elecciones, se
esperaría que los ciudadanos tomaran en cuenta: Una trayectoria que indique
amor al pueblo, el conocimiento de los problemas de su estado y de la nación,
la valentía y la habilidad para defender sus puntos de vista, la excelencia en
su profesión u oficio y su disposición para el trabajo. Especial atención
debería merecer la trayectoria de vida de los candidatos.
Del
CC puede esperarse una reacción negativa ante la presentación de candidatos por
lista, en donde en las posiciones “salidoras”, los partidos colocan a sus
favoritos o los de mayor influencia dentro de los partidos, cercenando así la
posibilidad de que lo haga el elector. Éste prefiere, entre todos los
candidatos de todos los partidos, ser él quien determine quienes son los más
deseables para su estado y la nación. De la misma manera aborrece que,
candidatos potenciales de su aceptación y confianza, o de otras características
que no sean las específicamente señaladas en la Constitución para tal fin, sean
inhabilitados para participar. La preferencia de los ciudadanos, expresada por
el número de votos obtenidos en la contienda electoral debe ser la única forma
de decidir si un candidato cuenta o no cuenta con la aprobación y merece la
representación del Pueblo. El CC admira y apoya la política limpia y abomina la
política sucia.
Con
todo y que los votantes hayan estudiado y comparado las credenciales e ideas de
los candidatos para un cargo, es factible que, en algunos casos, se hayan
equivocado en la elección de alguna persona que, ya en el cargo, actúe de tal
manera que pierda la confianza de sus electores. El CC desea la oportunidad de
activar un referendo revocatorio de esa persona, convocado con el apoyo de un 5
por ciento de la base electoral. No hay razón por la cual un representante que,
a juicio de sus representados, haya perdido la confianza de éstos, los siga
representando. En el sistema común de administración de justicia, eso sería
impensable. El gobierno no es un sitio adecuado para las vacas sagradas. En la
India sólo deambulan por las calles.
La
Constitución responde a la necesidad de establecer un orden político que el
ciudadano es capaz de aceptar y compartir: Es una alianza espiritual. Está
asociada a un ideal de vida. Desde los tiempos de Aristóteles los ciudadanos
veían con suspicacia los cambios de Constitución o los cambios de
interpretación de su texto o su incumplimiento, porque representan un cambio de
gobierno o un cambio de ideal de vida o una revolución. El CC, en general,
prefiere leyes, disposiciones y reglamentos bien discutidos y estables, porque
representan el equilibrio y la consistencia social. Por esta razón desean o
solicitan o requieren que sus representantes mantengan contactos con sus
electores, den cuentas periódicas de sus diligencias y ofrezcan oportunidades
de expresar opiniones o reclamos.
No piense el lector que me estoy arrogando la representación del ciudadano común. Sólo he reunido algunas opiniones que son recurrentes de parte de muchos de ellos, incluyendo las de aquellos que militan en partidos políticos. La presentación de estas ideas sólo lleva el propósito de que sean ponderadas, modificadas, mejoradas, adoptadas o rechazadas, de acuerdo al apoyo que reciban. Toda discusión libre, sincera y respetuosa no puede sino producir resultados positivos.
Jean
Pasquali
38jcaj@gmail.com
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