Por alguna razón y no me refiero a las políticas, el Libertador hablaba de la Gran Colombia.
Yo, que tuve el privilegio de viajar por tierra desde Caracas hasta Bogotá, conocí además de bellas ciudades al pueblo colombiano. Nunca me robaron, ni me extorsionaron, ni me secuestraron.
Recuerdo que el único inconveniente lo tuve al regreso, ya en territorio venezolano cuando un grupo de uniformados, cuyo honor ya no se divisaba, trato infructuosamente de apoderarse de mis compritas legales. Cuarenta años después, retribuyo a los colombianos con este reconocimiento que hoy hago a ese noble pueblo.
Muchos pensarán al leer estas letras: ¿pero bueno, este buhonero no sabe que en Colombia existen secuestradores, carteristas, traficantes, sicarios y asesinos? Claro que lo sé, pero también sé que también existen en USA, en Rusia, en Alemania y MAS QUER NUNCA EXISTEN disfrazados de diputados, gobernadores, magistrones y políticos en la Venezuela de hoy. Insisto en que la mayor parte de esa gente, mi gente, es decente, es culta, es bolivariana y es noble.
Para los que no lo saben, son colombianos la mayor parte de los braseros, los agricultores y la gente que trabaja o trabajó en nuestras casas y en nuestras haciendas hasta que las mismas nos fueron arrebatadas. Invadidas o expropiadas. Son colombianos Santander y Padilla y muchos colombianos que regaron con su sangre nuestro suelo. Los colombianos hacen bien su trabajo, agradecen y se ganan nuestra confianza. No es de ahora mi admiración y reconocimiento para La Gran Colombia porque me consta desde hace mucho tiempo que sus profesionales y su gente, es tan buena y como la nuestra. Inclusive, me enorgullece saber que algunos de ellos forman parte de mi parentela.
Por las razones ya mencionadas y otras que sería largo nombrar, siento vergüenza, pena ajena por lo que un gobierno hace contra Colombia y su pueblo. Ese gobierno parece ignorar que en el vecino país, también existen muchos venezolanos que se han asentado, que han formado familias y que les duele el maltrato de un país agónico, hambriento y saqueado contra otro con el que siempre hemos convivido.
El único responsable de la monstruosidad, del maltrato a nuestros hermanos colombianos es el gobierno venezolano que los usa como un trapo rojo para distraer a nuestro pueblo de la galopante corrupción, del desabastecimiento, del fraude electoral y del tráfico de drogas.
Yo, como ciudadano venezolano quiero a nombre del pueblo decente de Venezuela pedir disculpas al pueblo colombiano por las tropelías de un gobierno rojo, ignorante y decadente que lamentablemente ¡por ahora!, nos gobierna. No somos nosotros quienes destruyen sus casas ni quienes se roban sus enseres y maltratan a sus connacionales, muchos de ellos integrados a nuestras familias, trabajadores y honestos cuyo único delito es ser colombianos.
Yo siento pena ajena por un gobierno que en modo alguno me representa. ¡Viva la Gran Colombia! ¡Vivan los colombianos! ¡Vivan mis amigos de Colombia!
¡Yo soy Colombia!
Iván Fernández
Chicho2512@hotmail.com
@chicho2512
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