Prevalece entre
la opinión pública la idea de que el mundo económico se encuentra "globalizado"
y no son pocos los personajes conocidos que han contribuido (y continúan
haciéndolo) en pos de afianzar dicha creencia. Curiosamente, existen magnates
de las finanzas que suelen ser tildados de "capitalistas" cuando poco
o nada tienen de tales, como sucede con el caso de George Soros, que es uno de
esos personajes:
"Soros
publicó un artículo titulado “The Capitalist Threat”. En ese trabajo el autor
sostiene que en el sistema prevalente hay “demasiada competencia” y una
injustificada “creencia en la magia del mercado”. Asimismo, afirma que vivimos
en “una verdadera economía global de mercado”. Sin embargo, debemos subrayar
que la participación del estado en la renta nacional antes de la primera guerra
mundial era entre el 3 y el 8% en países civilizados, mientras que hoy en día
nos debatimos entre el 40% y el 50% lo cual implica que la gente debe trabajar
más para el gobierno. Las tan cacareadas “reformas del estado” resultan
anécdotas si se comparan con los referidos guarismos. Por otra parte, es
interesante recordar que antes de 1914 no había tal cosa como pasaportes
mientras que hoy renacen los nacionalismos atávicos y xenófobos que la
emprenden contra los movimientos migratorios, y por ende nada tienen que ver
con la llamada “globalización”. Más aún, las abultadas restricciones
extra-zonales de los tratados de integración regional revelan que aún no se han
entendido los postulados básicos del librecambio.”[1]
De donde deviene
que en lugar de “una verdadera economía global de mercado” lo que en los hechos
existe es una “una verdadera economía global del estado" o -mejor dicho
quizás- "de los estados”, algo bastante diferente a lo que Soros y muchos
como él "entienden" por el término "globalización". Ocurre
que ha existido, de un tiempo a esta parte, una verdadera tergiversación de los
términos, y la labor de pseudointelectuales no ha sido del todo ajena a esta
tarea. Por otro lado, es común confundir el vertiginoso avance tecnológico
habido en las últimas décadas con una correlativa "apertura" por
parte de los gobiernos de sus economías. Pero, como bien destaca el Dr. Alberto
Benegas Lynch (h), los colosales logros en las comunicaciones y la cibernética
en general, se han conseguido a pesar de las restricciones con las que los
gobiernos encorsetan la iniciativa privada y asfixian los emprendimientos
libres y particulares, y no "gracias a" ninguna "acción
positiva" de los "estados". Por supuesto que, si consideramos el
periodo comprendido entre las dos guerras mundiales del siglo XX la situación
era bastante peor a la de hoy. Pero, con todo, el agudo estatismo que
caracterizó la época de las contiendas bélicas dejó una suerte de estatismo
residual que acontecimientos tan importantes como la disolución de la URSS y la
caída del Muro de Berlín no han conseguido del todo disipar.
"Se dice que
hay un problema de “identidad nacional” con la globalización pero este es el
resultado de un complejo de inferioridad. Cuando tomamos contacto con personas
provenientes de otras culturas, cuando leemos libros que se escriben y se
publican en otros lares o cuando escuchamos música compuesta en otras
latitudes, enriquecemos nuestra identidad. La empobrecemos en la medida en que
se estimule la autarquía y una especie de cultura alambrada. La cultura no es
de aquí o de allá, simplemente es. La cultura engrosa el patrimonio de la
humanidad. La pérdida de identidad ocurre más bien con la masificación, cuando
se dice y se piensa lo que dicen y piensan otros sin tamizar, sin pensar y sin
digerir, lo cual inevitablemente termina en vacíos y crisis existenciales de
diverso tenor."[2]
Deriva evidente
que las críticas a la globalización no son más que otra forma de emprenderla
contra el gran enemigo de los estatistas, esto es el librecambio, librecambio
que incluye la autónoma movilidad de las personas a través de las fronteras y
la de los bienes y servicios que estas desean libremente intercambiar.
Nuevamente: hay una manifestación de xenofobia y nacionalismo detrás de tales
quejas que conllevan un resentimiento -ya sea oculto o explícito- hacia lo
foráneo. Lo que se contradice con el discurso "políticamente
correcto" que continuamente perora sobre lo "incorrecto" de
"discriminar" al punto del ridículo de llegar a crear una repartición
estatal a tal efecto. Sin embargo, las incesantes apelaciones de los demagogos
de turno sobre la necesidad de privilegiar lo "nacional y popular" se
dan de bruces con sus perpetuas recusaciones hacia los que
"discriminan" en cualquier sentido, ya que la arenga nacionalista y
populista es claramente discriminatoria contra todo lo extranjero. En una época
como la actual, donde reflotan los nacionalismos recurrentes y las muestras de
xenofobia, aparece cuanto menos paradójico hablar de "globalización".
Hay -por otra
parte- un aspecto que no es menor, y que es el que afecta a la educación, en
particular a la universitaria:
"Ha impreso
en los universitarios la conciencia de siempre depender del gobierno. Los
universitarios han aprendido a odiar el capitalismo, no quieren saber nada de
economías de mercado, libre competencia o globalización. Los universitarios de
la UNAM saben quién es Carlos Marx, Lenin, Che Guevara; pero nunca han oído, ni
leído una línea de Ludwig von Mises, Hayek, Friedman, Rothbard, Hoppe o Jesús
Huerta de Soto. Profesores y alumnos de la UNAM se han proyectado como los
grandes luchadores contra el neoliberalismo."[3]
Si bien el autor
citado arriba hace expresa referencia al caso de la UNAM (México), hay que
decir que la situación no es demasiado diferente en el resto de las
universidades estatales del mundo, en particular en Latinoamérica. Fenómeno
típico -por otra parte- de la educación estatal. Se observa difícil concluir
-ante semejante panorama- que en el mundo de nuestros días campea a sus anchas
"el capitalismo".
[1] Alberto
Benegas Lynch (h) Entre albas y crepúsculos: peregrinaje en busca de
conocimiento. Edición de Fundación Alberdi. Mendoza. Argentina. Marzo de 2001.
Pág. 418
[2] Alberto
Benegas Lynch (h) "Economía y globalización". Conferencia pronunciada
para los socios del Círculo de Armas, Buenos Aires, agosto 16 de 2000. pág. 4
[3] Santos
Mercado Reyes. El fin de la educación pública. México. Pág. 116
Gabriel Boragina
gabriel.boragina@gmail.com
@GBoragina
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