5) Yo me asombro de un artículo escrito hace poco por
Fabiola Santiago, a quien admiro y he sentido muy cercana a mi cubanidad, donde
ella acusa al Partido Republicano de montar “rabietas” para usufructuar a su
favor “las emociones del exilio”. No, Fabiola, el Partido Republicano no se
aprovecha del sufrimiento del pueblo cubano, más bien respeta su dignidad y su
dolor, y estoy plenamente convencida de que jamás se hubiera prestado a
complotar secretamente durante 18 meses para tomar una decisión sobre Cuba que
debió ser consultada con los cubanos.
Resulta evidente que un gran sector de la población
latina no simpatiza con
las “ideas” de los republicanos. Yo les acredito que
estando conscientes del costo político y el riesgo electoral que afrontan,
ellos mantienes firmemente sus ideas porque creen en ellas, porque sienten que
con ellas protegen los valores por los que lucharon los fundadores de esta nación,
los principios que hicieron grande a este país, porque lo aman como es y tienen
la honestidad y el valor suficiente para defenderlo y preservarlo por encima de
cualquier otro tipo de ambiciones. Me da orgullo pertenecer a un partido que
demuestra un gran civismo al no tramitar convicciones por votos. Muy distinto a
lo que hace la señora Clinton, a quien no parece importarle el destino de su
pueblo y sin escrúpulos es capaz de prometer cualquier cosa con tal de hacer
realidad el sueño dorado de su vida.
Y volviendo contigo, querida Fabiola (me da pena que ya
te estés quedando “sin azúcar”), a mí no me emocionó ni un tantico la visita
del señor Obama a la Ermita de la Caridad, y si hubiera estado allí habría
aprovechado para preguntarle: “Presidente, y que ha sido de aquél, su pastor,
Jeremiah Wright , de la iglesia que usted frecuentó durante muchos años, que en
sus sermones decía a gritos que a los Estados Unidos de América no había que
bendecirlo, sino maldecirlo? “!God damn América!”.
Francamente la tal visita me pareció un gesto hipócrita y
calculado para congraciarse con los “viejos
exiliados” que no estamos precisamente conformes con su decisión.
Aquellos que al tener que abandonar nuestra patria
“hicimos” otra Cuba en Miami, pero a los que después de todo no hay que tener
en cuenta porque como dice Alejandro Armengol “ya son pocos y cada vez menos”. Voy a terminar este comentario
volviendo a lo de las “rabietas”, confesándoles lo mucho que me divierte
pensar en las que debe estar teniendo Fidel Castro, cuando después de más de
medio siglo de adoctrinamiento científico y a palos ahora oye que su “hombre
nuevo” ya no grita “!Yankees, go home!”, sino “!Yankees, come back!”.
6) Yo me asombro de que a estas alturas cada cierto
tiempo salga alguien tildando al expresidente George Bush de irresponsable y
estúpido por haber desatado una guerra inútil contra Irak buscando unas armas
de destrucción masiva que no existían. No las encontraron, pero sí las habían.
¿Se olvidan de que Irak usó armas químicas contra los kurdos y los chiitas,
de que invadió Kuwait, de que intentó una central atómica
en 1982? ¿Se olvidan o quieren olvidarse de la aldea con sus calles llenas de
muertos envenenados por el gas sarín? ¿Se olvidan o quieren olvidarse de que
poco antes de desembarcar las tropas americanas se vieron grandes rastras
cubiertas de lonas dirigiéndose a Siria? ¿No han leído o prefieren ignorar la
lista que hizo la gran y bien documentada escritora Oriana Fallaci en su libro
“La Rabia y el Orgullo” en el año 2001, del arsenal destructivo que poseía
Saddam Hussein? Gérmenes y bacterias para esparcir la peste bubónica o la lepra
o la viruela o el tifus, enormes depósitos de ántrax, inmensas cantidades de
gas nervino, en fin, todas las posibilidades de una horrorosa guerra biológica.
No se acuerdan o no quieren acordarse de las
declaraciones de dos militares americanos que aparecieron en la prensa el año
pasado, reconociendo que sí había armas en Irak, pero que habían decidido
negarlo por “razones políticas”. ¿Cuáles pudieran ser esas razones? ¿No será
que fue el propio ejército americano quien le proporcionó ciertas armas a Saddam
Hussein para ayudarlo a destruir a un enemigo común?
La guerra es despiadada y dicen que ella “todo se vale”.
Pero eso podría explicar el silencio de George Bush ante las falsas acusaciones
que se le han hecho y hasta el de Jeb Bush ahora, cuando recibe algún ramalazo
con la intención de perjudicarlo en sus aspiraciones
presidenciales. Es lógico pensar que para defenderse o justificarse, ellos no
sean capaces de revelar un secreto de estado que pudiera echar una mancha sobre
esta nación, que por encima de todo desean sea respetada.
7) Yo me asombro cuando veo al presidente Obama
fabricando hechos históricos apresuradamente con el propósito de enriquecer su legado
político. Su legado no lo va a honrar porque será producto de concesiones
cobardes, humillantes y peligrosas. Con respecto al hecho de dárselo todo a
Cuba gratuitamente en un supuesto propósito de cambiar la forma dictatorial y
represiva en que los Castro gobiernan la Isla, cito una frase del admirable comentarista
Carlos Alberto Montaner: “Cuando despierte de su sueño, al igual que el dinosaurio
del cuento de Monterroso, la dictadura cubana seguirá ahí junto a su cama, imperturbable
y feroz, muy satisfecha de haberle ganado la partida a su secular enemigo”. En cuanto
a sus negociaciones con Irán tengo varios comentarios igualmente valiosos. Uno
del senador Lindsey Graham que dice: “El acuerdo es mucho peor de lo que jamás
me hubiera imaginado y será una pesadilla para la región, nuestra seguridad
nacional y eventualmente para todo el mundo”. Otro, de Jeb Bush: “El acuerdo
proveerá más de 100,000 millones de dólares en alivio de sanciones económicas,
insuflando vida a un régimen malévolo y corrupto”.
Otro del presidente de la Cámara de Representantes John
Boehner: “En mi opinión, el presidente Obama abandonó su intención inicial de
obtener un buen acuerdo”. Otros, de Roland J Behar: “Ninguna infraestructura
nuclear será desmantelada y las centrifugadoras se mantendrán girando…las
verificaciones son imposibles de realizar, ya que Irán no está obligado a abrir
sitios militares para que se realicen las mismas….se le permitirá a Irán
continuar la investigación y desarrollo (R&D) sobre centrifugadoras
avanzadas y misiles balísticos transcontinentales cuyo propósito es llevar
cargas nucleares…no repitamos el error que cometimos con Corea del Norte hace
20 años, a pesar de todas las promesas y toda la retórica esperanzadora, Corea
del Norte tiene la bomba atómica para utilizarla ellos mismos, para vender al
mejor postor y para amenazar al mundo…recuerden que Irán está dirigido por
fanáticos inspirados en fantasías apocalípticas y dispuestos a revertir el
orden internacional”. A propósito, cito unas advertencias de Frank Calzón: “La
iniciativa de Obama es una buena idea para el futuro de las dictaduras en el
continente. También es una buena idea para los terroristas. El mensaje práctico
es que Obama ha levantado la bandera de la impunidad”. Copio las sabias
palabras de José Azel: “Cuba e Irán han entendido la ambivalencia (mi más
cortés término) en nuestros valores de negociación, y han endurecido sus
posiciones negociadoras. Creer que nuestros valores fundamentales son flexibles
herramientas de negociación es una valoración que daña profundamente nuestra
psiquis nacional. Nuestros valores nunca se deben negociar”.
Y un último y
acertado comentario de Ramón A Mestre: “Obama no estará en la Casa Blanca para asumir
las consecuencias de su fe en el llamado “engagement”…sus sucesores tendrán que
encarar los problemas generados por las relaciones inéditas con Cuba e Irán”.
Respecto a Cuba
yo pienso que será lidiar en el futuro con los
“herederos” de los Castro. Y en cuanto a Irán, después de todo lo anterior
confieso con mucha modestia que al oír a John Kerry asegurar con toda
solemnidad y certeza que Irán no podrá tener la bomba atómica, me pareció estar
oyendo a Enrique Pena Nieto asegurar con toda solemnidad y certeza que el Chapo
Guzmán no podría volver a escaparse de la cárcel.
8) Yo me asombro, y me asombro no tiene límites, cuando
leo un artículo de Jorge Ramos donde dice, lo copio textualmente: “Los
hispanos, con una fuerza superior a 52 millones, estamos cambiando la forma en
que suena este país. En las calles de todas las grandes ciudades se escucha el
español…En el 2015 habrá 16 millones de votantes hispanos. Y esos son
muchos acentos y muchos votos…Para el año 2050 seremos
más de 150 millones de hispanos en los Estados Unidos, según cálculos del Pew
Research Center…Dentro de solo cuatro décadas, decidiremos desde presidentes
hasta alcaldes y tendremos u impacto enorme en la forma de
comer, consumir, trabajar, bailar y hablar en este país”.
¡Dios mío, si yo fuera nativo-americana estaría pidiendo a gritos una urgente
limpieza étnica! ¿Pero de veras debemos ufanarnos con esas noticias? ¿Eso es lo
que vamos a desearles a los que en un momento difícil de nuestras vidas nos
abrieron generosamente los brazos y nos pusieron en las manos todas las oportunidades
para luchar y triunfar? ¿Seremos tan ingratos, tan mal agradecidos de querer robarles
lo que han conquistado? Es como si no tienes empleo, no tienes donde vivir, no
tienes que comer, una vecina te brinda un huequito y le sacas fiestas al
marido, te lo acuestas y te quedas dueña de la casa. No, no, esa pretensión de
apoderarnos de este país y determinar sus gustos y sus leyes, me parece algo
tremendamente inmoral y poco ético. Además, si los Estados Unidos ha llegado a
ser lo que es, como es, por que desear que haya un cambio? Yo creo que cada
país tiene derecho a conservar su identidad, su cultura, sus tradiciones, su música,
su idioma, incluso sus rasgos étnicos.
Cito una frase de Abraham Lincoln: “América nunca será
destruida desde el exterior. Si fallamos y perdemos nuestras libertades, será porque
nos destruimos a nosotros mismos.” Y tenía razón. Lo que no avizoró fue ese
caballo de Troya que ciudadanos irresponsablemente compasivos están halando por
la brida y empujando por el trasero. ¿Será posible que los americanos pierdan
su tierra no en guerras lejanas, sino en su propio suelo, arrebatada por los
que vienen aquí buscando todo aquello que no encuentran es sus lugares de origen?
Los migrantes latinos huyen de los fallos de sus países latinos: corrupción a
todos los niveles, violencia, altos índices de criminalidad agravados por una
tendencia hacia el sadismo, secuestros, pandillerismo, falta de seguridad, de
asistencia social, de oportunidades para estudiar, para trabajar. Y no es que
alguien mal intencionado les atribuya semejantes cosas, ni siquiera Trump, el
recuento de tantas miserias sociales y morales sale de sus propios labios. Anta
tanto fracaso cabe preguntarse: ¿Será que los ciudadanos latinos no saben
elegir a sus gobernantes? ¿Sera que los gobernantes latinos genéticamente no sirven
para gobernar? Y antes de que salten susceptibilidades heridas, señalo que
salvando excepciones, hay que ver la cantidad de ellos que en cuanto terminan
sus mandatos son llevados a juicios acusados de malversación, abuso de poder,
genocidio y otras lindezas.
Yo soy latina, soy emigrante, pero soy justa porque no me
ciego y de acuerdo a todo lo expuesto planteo la pregunta: ¿Por qué desear que
los latinos decidan el destino de esta gran nación, la primera del mundo? La
respuesta correcta sería: “Vamos a dejar que sean los propios estado unidenses
americanos los que gobiernen a los Estados Unidos de América.
Parece que los “gringos” no lo han hecho tan mal, porque
este es el lugar adonde todos quieren venir. Y si “el sueño americano” que
hasta ahora ha brindado se hiciera irrealizable, a que otro sitio podrían ir a
buscarlo?
9) Yo me asombro al enterarme por la prensa de que 50 mil
niños de 4 a 10 años cruzaron solos la frontera. Si fuera verdad, las 50 mil
madres de esas criaturas merecían que se les quitaran sus muchachitos, por
irresponsables, por haberlos expuesto a toda clase de peligros terribles. Pero
no es cierto, no hubo nada espontáneo, fue una operación bien planeada y ejecutada por personas sin conciencia, quienes
ven como algo razonable que este país se convierta en el hospicio del mundo.
Ahora aparecen quejas públicas de que los niños duermen en el suelo porque no
hay suficientes camas, tampoco hay suficientes alimentos para sostenerlos ni
medicinas para remediar sus enfermedades. Y más o menos ocurre lo mismo con esa
oleada de millones de personas que no están preparadas para desenvolverse en
una sociedad competitiva y se convierten en una carga pública. Las más
afortunadas están haciendo “el trabajo sucio que nadie quiere hacer”, mal
pagados, sin reglamentaciones que los protejan, sin leyes que los defiendan.
Ahora mismo acabo de recibir una carta de la United Farm Workers solicitando
alguna contribución monetaria y lo que exponen es alarmante.
Según ellos, quieren llamar la atención sobre un numeroso
grupo de personas cuya salud está en riesgo por tres factores: condiciones
peligrosas en el trabajo que realizan, falta de acceso a cuidado médico
adecuado, indiferencia de sus empleadores ante los problemas que confrontan.
Dicen que las leyes que ellos han tratado de implementar no se cumplen, y que aparte
de estar expuestos esos trabajadores a enfermar o morir a causa de los
insecticidas y fertilizantes que utilizan en sus labores, tiene que trabajar
horas y horas bajo un sol ardiente, a veces sin derecho a un rato de sombra o a
un sorbo de agua. La carta cuenta varias historias desgarradoras. Y resume: “Demasiadas muertes trágicas
están ocurriendo entre los trabajadores agrícolas en los últimos años”.
Señores, es muy bello “soñar”, pero yo no puedo compartir el romanticismo con
que se trata de justificar una inmigración ilegal y descontrolada, que se nos
escapa de las manos. Entre los derechos que tiene cualquier país creo que
también está el de regular sus fronteras, recibiendo únicamente a
los que puede ofrecerles cuidados de salud, ayuda social, alimentos, educación
y un empleo digno que le permita desenvolverse y hasta superarse.
Es más todavía me preocupa algo; vamos a suponer que la
mayoría de ellos, estando aquí, pueda sobreponer sus limitaciones y conseguirse
mejores empleos, ¿Cómo van a llenarse los que dejarían vacíos, permitiendo la
entrada de otros once millones de inmigrantes de baja calidad? ¡Es un
disparate! Por último, a los que vienen, algunos consejos, aunque solo sea por
aquello de que “más sabe el diablo por viejo que por diablo”. No alcen el puño
cerrado gritando: ¡Si se puede!” Son ilegales, no pueden. A las mujeres:
“Controlen su natalidad, sin el horror del aborto hay formas de programar los
hijos que debemos traer al mundo para poder brindarles las mejores condiciones
en todos los sentidos. Por cierto, una reciente estadística demográfica
alimentada por la inmigración y la naturaleza prolífica de las latinas, arroja
que ya en la actualidad hay mayoría de niños hispanos entre los recién nacidos.
Ultimo consejo con respecto a esto: “¡Espabílense y hagan más el amor, norteamericanos!”
Delia Fiallo
fiallonovelas@aol.com
@deliafiallo
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