“El hombre de honor
no tiene más patria que aquella en que se protegen los derechos de los
ciudadanos, y se respeta el valor sagrado de la humanidad: la nuestra es la
madre de todos los hombres libres y justos, sin distinción de origen y
condición” Simón Bolívar
La democracia en la antigüedad era directa; se
expresaba a través de manos levantadas en el ágora; estaba circunscrita a
ciudades pequeñas (de dos o tres mil habitantes); era ejercida sólo por hombres
libres (las mujeres y los esclavos estaban excluidos de la vida política) y no
tomaba en cuenta al individuo sino a la colectividad. La democracia moderna es
representativa; se expresa a través del voto secreto; se da en naciones con talante
democrático; ha ampliado considerablemente el derecho al voto y le concede un
gran valor al individuo.
La democracia implica la mayor participación
posible y en la sociedad moderna hay decisiones que sólo pueden tomar los
expertos: cómo abatir la inflación, generar empleo, estabilizar una moneda o
resolver la inseguridad, por ejemplo. Pero si pretenden como es el caso
venezolano en los actuales momentos, quienes detentan el poder desde hace 16
años, manejar el país a la buena de Dios y a su más entero capricho, sin el más
mínimo asomo de buscar soluciones a la grave situación que padece la nación,
como consecuencia de sus erradas políticas, no hay duda que estamos en
presencia de un régimen ajeno a los derechos humanos, libertad de expresión y
libre comercio, que nos está conduciendo a las puertas de una apocalíptica crisis
en todos los sentidos.
Maduro y sus conmilitones políticos del PSUV, se
empeñan en hacer creer que el país disfruta de una verdadera democracia
participativa, pero los hechos que saltan a la vista ponen de manifiesto todo
lo contrario, como el encarcelamiento de líderes políticos: Leopoldo López,
Antonio Ledezma, Daniel Ceballos y un centenar de estudiantes, empresarios y
comerciantes, entre otros, solo por el hecho de disentir del modelo socialista
que se empeñan en sembrar en el país; la saña en contra del diario EL NACIONAL
al que prohíben enajenar, vender o realizar cualquier tipo de negociación
mercantil; los permanentes ataques verbales de Maduro, Cabello y otros
dirigentes del oficialismo a personeros de la oposición, acusándolos de
insólitos hechos como el “descuartizamiento” de una señora perpetrado por un
delincuente, cuya privilegiada memoria denunció a 21 personas supuestamente
implicadas en este aborrecible crimen; el atropello y vejamen a periodistas a
los que se les agrede físicamente sin motivo alguno, por el simple hecho por
cumplir con su labor profesional; la incesante campaña de desprestigio a través
de los canales de estado VTV y Tves, contra dirigentes de la oposición; la
detención de ciudadanos por el simple hecho de haber abucheado a la gobernadora del estado Falcón
y a la Ministra de Turismo, esposa de Diosdado Cabello, en la población de
Chichiriviche. Bueno, y una sarta de atrocidades que ya el pueblo ni siquiera
toma en cuenta, pero que sin embargo, no deja de hacer daño a quienes son
víctimas de la perversa actitud de los que se creen dueños y amos del país,
cobijados bajo una mal llamada revolución bolivariana y socialista.
Lejos están los socialistas de nuevo cuño ahora
enquistados en el poder, de hacer fe de la verdadera democracia, la que permite
las reformas sin violencia, en la que la voluntad general debe armonizarse con
la del Estado para gobernar democráticamente, porque gobernar democráticamente
no tiene que ver con quién tiene el poder, sino a quién beneficia el poder.
Quienes con rostro de piedra mienten y engañan
todos los días, tienen la vieja creencia de que por repetir una y otra vez, se
pueda convertir un enunciado falso en verdadero. Nada más errado, por cuanto el
pueblo venezolano ha despertado, acosado de una cotidiana mentira, y observado
a quienes los engullen con sus mentirosas posturas socialistas, ataviados con trajes
de marca, engullir manjares y disfrutar de las mieles del poder, mientras en
calles de las ciudades de todo el país se observa a niños, ancianos y mujeres
mendingando para procurar sus subsistencia., todo como consecuencia de un
régimen corrupto e impune que arribó al poder con falsas promesas como las de
eliminar de las calles a los niños abandonados, que hoy por hoy en muchos casos
son los jóvenes volcados en la violencia y el delito, que día a día crece ante
la mirada impotente de millares de conciudadanos.
Muchos se preguntan, ¿cómo levantar una democracia,
en la que los jueces inclinan la balanza de acuerdo a sus “intereses muy
particulares”, con leyes que nunca se aplican y en la que los organismos de
control tienen marcada inclinación hacia el partido de gobierno, del que acatan
órdenes sin el menor escrúpulo y vergüenza? Y tienen sobrada razón para mostrar
su malestar, basado en la desconfianza que genera la aplicación injusta de la
ley, en un gobierno (¡) en el que la sociedad es víctima de la negligencia,
ineptitud e incapacidad de quienes manejan las riendas del poder. La única
esperanza está a la vuelta de la esquina el próximo 6 de diciembre, fecha en la
que se celebrarán las elecciones parlamentarias, oportunidad que permitirá
mediante el voto popular, alcanzar el cambio que millones de venezolanos
anhelamos, cansados y hartos de tanta demagogia, injurias, populismo, insultos,
mentiras y todo cuanto les viene en gana,. Oportunidad que permitirá cerrarles
la puerta en sus propias narices, a los defensores a ultranza del llamado
socialismo del siglo XXI, con el que pretenden mediante engañifas y trampas, establecer
definitivamente en el país.
La nación toda se encuentra inerme ante la
desbordada delincuencia. Los marginados convertidos en delincuentes, como una
suerte de “negocio de riesgo”, cuentan con abogados y jueces a los que pueden
remunerar bien por su defensa. Y en los propios centros penitenciarios,
guardias nacionales y personal civil, toman parte del reparto aplicando su
propia ley. Todo ello genera en la población un justificado temor, angustia y
miedo ante la posibilidad de ser despojado, secuestrado o asesinado en
cualquier sitio o lugar de la geografía patria.
La abogada Rocío San Miguel, presidenta de la ONG
Control Ciudadano expresa su preocupación en tal sentido ante la escalada de la
crisis: escasez, inflación, y desabastecimiento, elementos que han sido el
detonante del malestar social y de acuerdo a las estadísticas que maneja el
Observatorio de la Violencia en Venezuela, se han realizado 16 protestas y 6 intentos
de saqueos semanales. Y las Fuerzas Armadas Nacionales, a través de la
Operación Libertad del Pueblo (OLP), adelantan un fuerte mecanismo de represión
militar, que hasta la presente fecha ha generado más de 900 detenciones para
contener supuestamente a la delincuencia, pero reprimiendo también a la
población descontenta con el gobierno de Nicolás Maduro.
Un cuadro nada alentador, si observamos los últimos
y recientes acontecimientos políticos, sociales y económicos, que mantienen en
vilo al país y con un barril de petróleo a $ 39 dólares, lo cual hace suponer
al común de los ciudadanos que la
inflación tiende a crecer desproporcionadamente, como reflejan las
estadísticas de conocidos economistas de
las más prestigiosas Universidades nacionales.
Miembro fundador del Colegio Nacional de Periodistas (CNP-122)
careduagui@yahoo.com
// @_toquededianaEL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, SIN COMUNISMO UN MUNDO MEJOR ES POSIBLE, ESTO NO PUEDE CONTINUAR, TERCERA VIA, DESCENTRALIZAR, DESPOLARIZAR, RECONCILIAR, DEMOCRACIA PARLAMENTARIA, LIBERTARIO ACTUALIDAD NACIONAL, VENEZUELA, NOTICIAS, ENCUESTAS, ACTUALIDAD INTERNACIONAL,
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