La reciente
visita de Diosdado Cabello a Haití hace menos de dos semanas, donde se
entrevistó con el Consejero del Departamento de Estado de los Estados Unidos de
América (EE.UU) Thomas Shannon, develó la trama de una reunión “secreta” usando
como excusa la construcción del nuevo aeropuerto de Haití por Venezuela, Brasil
y EE.UU.
En la reunión el presidente y anfitrión, Michel Martelly,
contó con el apoyo “protocolar” de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff. La
brasileña busca llevar a Washington, a la reunión con el presidente Barack
Obama, resultados concretos sobre el mejoramiento de las relaciones con
Venezuela, así como una petición de liberación de presos políticos. Los
periódicos más respetados del continente revelan que en esa reunión se repitió
la necesidad de darle libertad a los presos políticos, cesar la represión
contra la oposición y la prensa libre, y, fijar cuanto antes la fecha de las
elecciones parlamentarias, ya Diosdado Cabello ha anunciado de estas cuatro
peticiones, cumplir con dos, posiblemente Leopoldo López sea liberado, informó,
tras una reunión con senadores oficialistas de Brasil, así como ya se fijó la
fecha de las elecciones parlamentarias para el 6 de Diciembre. Con el
cumplimiento del 50% de las peticiones formuladas por EE.UU., ya se vislumbra
en el ambiente una lectura sobre un análisis político que predice, en un futuro
a mediano plazo, que los gringos retoman el control de la geopolítica
venezolana después de 17 años de confrontación, ya Cuba está en su órbita luego
de superar más de 57 años de distanciamiento, y nosotros como satélite
geopolítico e ideológico de la nación antillana, nos influencian las decisiones
de los Castro en su nueva política exterior hacia el norte. A esa reunión
“secreta” de Shannon y Cabello, asistió la embajadora de EE.UU en Haití y el
coordinador en Haití del Departamento de Estado, así como el encargado de la embajada
venezolana en Washington, Maximilian Arveláez, pruebas que demuestran que este
evento no fue imprevisto, sino bien planificado. Lo cual generó la reacción del
vocero de la Casa Blanca quien negó conocer de esta reunión, así como el
reclamo enérgico de varios Representantes (diputados) del Congreso de los
Estados Unidos de América.
La historia de la política exterior gringa dice que al
momento de negociar con otros países, no les interesa la política sino sus
negocios, así lo demuestra la historia de las relaciones exteriores con
Venezuela, el presidente gringo Dwight D. Eisenhower y su vicepresidente
Richard Nixon, fueron los mismos hombres que sostuvieron en el poder a la
dictadura de Pérez Jiménez desde 1953 a 1958 para luego reconocer el gobierno
de Rómulo Betancourt en 1959, el pragmatismo es lo que mueve las relaciones
exteriores de EE.UU., con nuestro país. Mientras esto ocurre en lo exterior, en
la “realpolitik”, palabra alemana que significa política de acuerdos basada en
intereses prácticos y acciones concretas, sin guiarse por ideologías políticas,
la oposición venezolana está dividida a lo interno, entre una oposición
propositiva de UNA-Tercera Vía y una oposición tradicional y restauradora del
pasado, esta última se nuclea en torno a una alianza autodenominada MUD que
negocia con el tambaleante gobierno de Nicolás Maduro una transición negociada
sin traumas y pacífica, su fundamento está en el “Pacto de Panamá”, firmado en
esa ciudad en el año 2011 por Manuel Rosales (UNT), Julio Borges (MPJ), Henry
Ramos Allup (AD) y el gobierno de Hugo Chávez tras conocer de estar enfermo de
cáncer, su propósito era una transición pacífica y democrática en caso de
fallecer antes de las elecciones de 2012. Este pacto habría revivido una vez
que han circulado informaciones en la opinión pública sobre la existencia en el
Palacio de Miraflores de una presunta “Sala Situacional para la Transición” que
funciona desde el pasado mes de Enero. La MUD, en caso de ganar la Asamblea
Nacional, habría negociado una transición a partir del año 2016 bajo el método
de Referendo Revocatorio del mandato de Nicolás Maduro, una vez revocado,
Diosdado Cabello sería el candidato presidencial del oficialismo y Henrique
Capriles por la MUD. En caso de ganar Cabello, la MUD se incorporaría a formar
un gabinete ejecutivo de transición hasta el 2018, año en que habrían nuevas
elecciones presidenciales y ahí la MUD obtendría un hipotético triunfo
electoral pero con un parecido a la transición nicaragüense post-sandinista de
1990, donde el control de la Fuerza Armada Nacional quedaría bajo la autoridad
del PSUV en oposición.
Ante este escenario hermético bipartidista de la MUD-PSUV
muchas fuerzas políticas opositoras del país están quedando sin voz en la
política nacional, las cuales se están reagrupando en formas heterogéneas de
participación, una de ellas, la UNIDAD NACIONAL ALTERNATIVA (UNA-Tercera Vía)
desde donde se plante la participación ciudadana, la despolarización política
del país y la reconciliación nacional entre oficialistas y opositores,
obviamente un modelo opositor muy distante de la tradicional oposición
restauradora de la MUD… Hasta el próximo Lunes
Jhotani Medina Quintero
jhotanium@gmail.com
@jhotanimq
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