Previo a cualquier evento electoral esta palabra es manoseada
por todos los factores que aspiran ser favorecidos por el voto de los
electores. En Venezuela tenemos 16 años escuchándola en boca de todos aquellos
que desean ser beneficiados con un puesto o cargo de elección popular.
Unidad, Unidad, Unidad
decía Chávez, Capriles, el Polo
Patriótico, La MUD en cada elección y hoy no es diferente a las puertas de una
nueva elección parlamentaria.
Ahora ¿Unidad de quien o quienes? ¿Unidad para qué? , por los momentos la respuesta que hemos
recibido los ciudadanos de la unidad ha sido una repartición de espacios de
poder político entre los actores partidistas que han intervenido en los eventos
electorales. La unidad como esperanza de cambio enarbolada por todos los
factores partidistas prometiendo un triunfo aplastante unos para mantener status
quo de la “revolución” otros para establecer un nuevo grupo de poder
gobernante.
Cuando los ciudadanos nos sentamos y objetivamente observamos
el resultado de este llamado a unidad, nos damos cuenta que nunca fuimos parte
de la prometida unidad, nunca hubo otro objetivo en su definición unitaria que
no fuese mantenerse o acceder al poder del gobierno.
Más allá de una Unidad, es necesario que los ciudadanos
reflexionemos, maduremos, deliberemos y sobre todo organicemos nuestras
decisiones en torno a un proyecto de País factible, pragmático, operativo y
ejecutable a corto y mediano plazo fundamentados en el marco constitucional de
los Derechos y Deberes del Ciudadano y que se manifieste en un Estado cuyas
instituciones respondan eficientemente con una Nueva Gestión Pública a las
necesidades de sus ciudadanos, donde la eficiencia no sea una marca de las
instituciones privadas, sino que sean parte inseparable de las instituciones
públicas.
Ahora bien, ¿Estamos los ciudadanos lo suficientemente
maduros para participar políticamente en la administración pública para
establecer los parámetros de eficiencia y eficacia en las instituciones del
Estado? Indudablemente que no tenemos la masa crítica suficiente para generar
un cambio a corto plazo, pero las Ongs como instrumentos de participación
política comienzan a ganar espacio en la conciencia y nuevo pensamiento
político del ciudadano, generando una plataforma con capacidad de irrumpir como
un fuerza minoritaria pero con capacidad de gobernar y promover cambios
sostenibles en la implementación de la Nueva Gestión Pública a todo nivel del
Estado y comenzar la gradual eliminación
del modelo burocrático, centralista y clientelista de las instituciones
públicas.
No hay duda, el 2015 será el inicio de la Era Ciudadana y las
organizaciones de base vecinales y organizaciones sin fines de lucro con
responsabilidad social serán los protagonistas de estos cambios. El Cambio venezolanos no comienza con la u de unidad sino con la C de Ciudadanos.
Maximiliano Donat
maximilianodonat@gmail.com
@maxidonat
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