Así lo reconoce Peter Drucker cuando dice:
“No puede negarse que la Ilustración y la Revolución Francesa contribuyeron a
la libertad en el siglo XIX. Pero su contribución fue totalmente negativa.
Existe una línea directa desde Rousseau hasta Hitler, una línea que incluye a
Robespierre, Marx y Stalin”. Y yo me permito agregar a Kant y a Hegel. El
primero negaba el derecho a la búsqueda de la propia felicidad, pues se hacía
por interés y por tanto era deshonesto, y por la misma razón quedaba
descalificado éticamente el comercio. Y seguidamente Hegel consideró la guerra
como el momento ético de la sociedad y por tanto el individuo no tenía más
razón de ser que su pertenencia al Estado. Y en el ámbito político permítanme
no descartar a Fidel Castro, hoy sublimado por Obama y Francisco.
En virtud de las anteriores consideraciones
creo que es evidente la falacia consuetudinaria de la Civilización Occidental y
Cristiana, e ignorar que si de Europa hubiese dependido la libertad, hoy
seríamos nazis o comunistas. En virtud de las anteriores observaciones debo
insistir en la falacia de la Civilización Occidental, a fin de comprender la
realidad del mundo en que vivimos. El pensamiento que cambió la historia del
mundo se inició con Locke, Hume y Adam Smith, que se pusiera en práctica por la
Glorious Revolution de 1688, y fue llevado a sus últimas consecuencias por los
Founding Fathers en Estados Unidos a partir de la Constitución de 1787.
Lo dicho anteriormente tiene por objeto
rescatar las ideas que lograron la libertad por primera vez en la historia, y
consecuentemente la creación de riqueza. Tal como reconoce William Bernstein,
hasta el siglo XVIII el mundo vivía como vivía Jesucristo. No obstante esa
realidad la percepción política del
mundo Occidental influenciada por Marx, descalifica éticamente al sistema en
nombre de la falacia de la igualdad. Aun más, al país al que le debemos la
libertad en el mundo, se le descalifica como imperialista.
El socialismo se ha apropiado del
pensamiento de Marx vía Eduard Bernstein, quien en 1899 en discusión con Lenin
propuso que el socialismo se podía alcanzar democráticamente. Y ahí tenemos la
Social Democracia y la Democracia Cristiana que prevalecen políticamente en
Europa ante la crisis que han producido. No obstante ello como sostuviera The
Economist: “El problema europeo es el sistema y el que lo quiere cambiar pierde
las elecciones”.
Como prueba ineludible de esa realidad
analicemos la reciente evolución de los principales países de la Unión Europea:
Alemania, Francia, Italia, España e Inglaterra. En la década del sesenta la
economía alemana creció a la tasa del 4,51% por año y el gasto público fluctuó
entre el 12% del PBI en 1960 y el 23% en 1970; En Francia la economía creció a
la tasa del 5,6% por año y el gasto público fluctuó alrededor del 17% del PBI.
En Italia la economía creció un 5,7% por año y el gasto público fluctuó
alrededor del 17,6% del PBI; en España la economía creció a la tasa del 7,3%
por año y el gasto público promedio fue de un 12,4% del PBI. Por último en
Inglaterra la economía creció tan solo un 2,8% por año y el gasto se elevó al
29,2% del PBI.
Ya en esta primera etapa podemos ver que
Inglaterra fue la que tenía el gasto público más elevado y consecuentemente fue
la que menos creció. Pero veamos ahora lo ocurrido entre el 2007 y el 2014. De
nuevo empecemos con Alemania que en el período creció a la tasa del 0,6% por
año y el gasto promedio se elevó al 46,4% del PBI. En Francia el crecimiento se
redujo al 0,13% por año y el gasto promedio del período se elevó al 56,2% del
PBI.; en Italia la economía cayó un 9,6% en el período y el gasto promedio se
elevó al 50,96% del PBI. En España se produjo un hecho similar. La economía se
redujo en 4% en tanto que el gasto alcanzó al 43,7% del PBI. Y por último el
proceso británico se asemeja y la economía prácticamente se mantuvo en el mismo
nivel que en el 2007 en tanto que el
gasto se elevó al 46,8% del PBI.
Visto lo que antecede no podemos menos que concluir que el socialismo determina la pobreza bajo la falaz bandera de igualar los ingresos. Pero no obstante ello tal como lo señala Stefan Theil en su Filosofía Europea del Fracaso la educación en Francia y Alemania ignora esta realidad. Así dice: “Los alumnos franceses no solo están recibiendo esta clase de comentarios prejuiciosos de la destrucción ocasionada por el capitalismo, sino además están aprendiendo que el progreso económico es la causa principal de los males sociales”. Rousseau está presente. Pero aun más, tanto en Francia como Alemania se enseña: “El capitalismo mismo es descrito en varios puntos en el texto como, brutal, salvaje y americano”.
Esa es la Civilización Occidental que por
supuesto trasciende a nuestro continente al sur del Río Grande en la que se
ignora que la negación del mal llamado capitalismo implica el desconocimiento
de los derechos individuales, y cuando ello ocurre se pierde la libertad y
aumenta la pobreza. Cuando el gasto público alcanza al 50% del PBI o lo supera
como el caso actual de Argentina se está violando el derecho de propiedad. La
evolución de la economía europea muestra claramente que cuando aumenta el gasto
público cae la tasa de crecimiento económico, pero está visto la sagacidad del
socialismo, la demagogia del Iluminismo, para enrojecer el cristal y lograr el enriquecimiento desde el poder político
llorando por los pobres.
Armando Ribas
aribas@fibertel.com.ar
@aribas3
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