“Este
es un régimen que hace de la represión su principal arma”.
No hay canales para la participación ni para
la incorporación de la gente. La Mesa de la Unidad Democrática es impenetrable.
Los venezolanos quieren expresarse, quieren la libertad que el Gobierno no le
está suministrando, opina el excandidato presidencial y promotor de la
Plataforma Democrática Alternativa.
Claudio Fermin cuenta con una amplia
experiencia y reconocimiento como dirigente político, ha sido candidato
presidencial en dos oportunidades y en los últimos días, ha llevado a cabo una
intensa movilización en el interior del país y ha realizado una serie de
declaraciones conjuntamente con una serie de dirigentes nacionales en lo que se
ha denominado Plataforma Democrática Alternativa, que si bien no es partido
político, es un escenario en el cual confluyen venezolanos que comparten
algunas ideas fundamentales. Sobre éste y otros temas conversó con nosotros
para los lectores de ABC de la Semana.
— Recientemente declarabas que los
asuntos públicos en Venezuela están a cargo de unas roscas o de pequeños grupos
excluyentes. ¿Qué quieres decir con esto?
— Las
decisiones públicas por definición nos afectan a todos por igual y por ello, lo
democrático, pero también lo racional y lo justo, es que entonces todos los
venezolanos tengamos derecho a involucrarnos en el debate de los asuntos que
nos afectan, pero ahora no es así. Por ejemplo, no hay manera de que un
venezolano común y corriente dedicado a su aula universitaria, a su gremio
profesional, a su finca, a su casa de comercio o a sus asuntos vecinales,
encuentre una avenida por donde influir en los asuntos públicos.
Tradicionalmente, en las democracias esta función la cumplen los sindicatos y
los partidos políticos fundamentalmente, que se convierten en correaje entre el
ciudadano y las grandes decisiones y las grandes instituciones, pero en
Venezuela esos canales o ductos de los partidos están actualmente obstruidos, la
gente no participa, la militancia o los simpatizantes de diversos partidos
forman parte de una identidad afectiva, de una tradición y están esperanzados
en que esos partidos puedan conquistar un cambio, pero hoy en día no hay una
participación real.
— Es decir que estamos en manos de
los cogollos, en otras palabras.
— Ciertamente. La política se ha vuelto el
domicilio de los cogollos, son unas élites. En el Gobierno, por ejemplo, hay
una pequeña élite formada por cuatro o cinco militares que rodean al presidente
Maduro, ya no es el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) quien toma las
decisiones, y hay un océano de gente disconforme que la mayoría de las veces no
emite crítica alguna porque la retaliación sobre esta gente es tremenda, este
es un régimen de amenazas permanentes. No crean que solamente el grupo Marea
Socialista fue el que tuvo un asomo de disidencia, hay una multitud de
venezolanos críticos que sienten que no pueden expresar sus pareceres. De esta
manera, por un lado estos militares que acompañan a Maduro se creen albaceas
del pensamiento y obra de Chávez y utilizan, manipulan y exprimen su imagen de
manera tal que le sacan el provecho de ser los únicos intérpretes de esta
tendencia política.
— ¿Y en la oposición?
— Por el lado de la oposición encontramos a
tres o cuatro directivos de partidos políticos que han conformado una
expectativa de unión que más bien es la antítesis de integrar, ampliar y sumar,
porque ese mundo estrecho de tres o cuatro personas que conforman un cogollo
llamado Mesa de la Unidad Democrática (MUD) es impenetrable, la población no
puede opinar, no hay manera de que los dirigentes estudiantiles, sindicales,
productores agropecuarios, comunicadores sociales o académicos lo hagan.
— No hay canales para la discusión franca y
provechosa.
— No hay canales para la participación, para
la incorporación de la gente, para el debate, no hay escenarios democráticos,
hay dos anillos que están blindados en los extremos y que además han
desarrollado astutamente un mecanismo de chantaje que tiene a la sociedad
oprimida.
— ¿Cuál es ese mecanismo?
— Todos aquellos seguidores del presidente
Chávez o de su proceso que se atrevan a disentir de los errores y de las fallas
del gobierno de Maduro los llaman “vendepatria”, “entregados al imperialismo”,
o los califican con cualquier tipo de epítetos que los lastimen. Y aquellos que
tienen ideas distintas de cómo se deben presentar soluciones al país y de cómo
se debe hacer oposición, que no coinciden con ese anillo de la MUD, pues los
acusan de haberse vendido al Gobierno. Entonces, el insulto, el chantaje, el
arrinconar a la gente para que ella temerosa del qué dirán se inhiba, es el
mecanismo que están aplicando ambos cogollos.
— Sin embargo, hay una diferencia muy importante,
y es que lo que tú llamas el cogollo chavista se sabe que es así por su propia
naturaleza, porque es un proyecto autoritario y militarista. Pero en el caso de
la oposición la situación sería mucho más grave porque se supone que la MUD
tendría que ser una cosa distinta, un escenario de mayor participación para
reunir a esa inmensa porción de venezolanos que aspiran a la democracia.
— Exactamente. El cogollo chavista es muy
grave y muy lesivo, pero no engaña a nadie porque ellos parten de la base de la
disciplina del partido único, de la verticalidad, del líder máximo, eso forma
parte de su morfología como partido. En cambio del lado nuestro, que se supone
que somos los demócratas, los de la apertura, los de la sociedad abierta, hay
una inmensa frustración porque la gente no encuentra canales de expresión.
Frente a esto, en la actual circunstancia de un año en el que se va a elegir la
Asamblea Nacional, esto ha hecho crisis porque la elección parlamentaria es el
momento en el que los diferentes pueblos, comunidades y todos los sectores del
país tratan de buscar un respiro, alguien que los represente que hable por
ellos, que defienda sus aspiraciones, sus intereses y sus reivindicaciones. Sin
embargo, no las encuentran porque el sistema tiene un embudo: todo aquel que
represente a la oposición tiene que morir en el cogollo de la MUD, y todo aquel
que represente al chavismo tiene que morir en Maduro y sus cuatro militares.
Estos embudos son una falsificación de la vida en comunidad y de la democracia.
— Sobre todo cuando hay un país que aspira
participar cada vez más en la política…
— ¡Claro! Por ello nosotros estamos
presentando una solución, un escenario para que la gente participe, para darle
voz a la gente y derecho de palabra. ¿Cómo? Haciendo consultas ciudadanas, y no
es verdad que para ello se requiera al Consejo Nacional Electoral (CNE) o se
requieran pagos de altos montos de dinero, las consultas a los ciudadanos lo
que requieren es voluntad política de los promotores. En ese sentido, a través
de la Plataforma Democrática Alternativa, nos hemos reunido personas
procedentes de diversos partidos políticos, movimientos culturales, sindicales
y gremiales para presentar esas soluciones y lograr esa participación.
— ¿Este es un movimiento con un perfil
ideológico?
— No, no es un movimiento con un perfil
ideológico en el sentido de que tengamos una rigidez doctrinaria, tenemos una
amplia base democrática, creemos en la participación, predicamos que la
consulta a los ciudadanos no es una cosa accesoria, al contrario, es
fundamental para saber cuál es la aspiración del que va a ser representado, que
es el motor de la asamblea porque es el que impulsa con sus votos a los
diputados. De tal manera, en esta iniciativa plural y colectiva me ha correspondido
el honroso trabajo de promoverla y difundirla, y en cada estado hemos
encontrado actores distintos, hemos visto que cada estado tiene su
especificidad. Por ello, vamos a promover las consultas en todo el territorio
para que se dinamice la democracia. Además, como quienes estamos promoviendo
esto somos personas comprometidas con el cambio político y económico, creemos
que el país hoy se encuentra mal conducido y mal administrado, y como estamos
interesados en que se produzca un cambio, quiero destacar también que para que
ese cambio se produzca es necesario vencer la abstención y ello no lo vamos a
vencer si al ciudadano no se le incentiva, se le compromete y se le convierte
en protagonista. Entonces, las consultas tienen esa doble función, la función
democrática de que allí emerjan los postulados y la función política de que ese
sea el escenario de motivación.
“Hay
una inmensa franja de personas que no están de acuerdo con ninguno de los dos
extremos”.
— Tras varios meses realizando este trabajo,
¿cómo valoras el impulso de esta propuesta que además se sustenta en una
realidad, y es que hay una inmensa mayoría de los venezolanos que no encuentra
canales para expresarse?
— En el caso de algunos de nosotros nuestro
combate contra los cogollos es algo de muchos años y en el caso de la coyuntura
actual, desde el mismo día que fueron electos los alcaldes que están hoy al
frente de sus municipios yo comencé a recorrer el país para promover las
elecciones de base para el próximo evento, porque el fenómenos más importante
en esas elecciones fue el de la abstención y la abstención no se resuelve con
dos cuñas en televisión o con campañas publicitarias, se resuelve con un cambio
de actitud desde abajo, que la gente se sienta realmente identificada y
valorada.
— Hasta ahora, ¿cuál es el balance de este
trabajo?
— Nosotros comenzamos esa faena y en el
camino hemos ido coincidiendo con mucha gente con otras iniciativas. Esto no
tiene amo, esta es una bandera como la Fuenteovejuna, en manos de todo el
mundo. Y puedo decirte que así como nosotros estamos promoviendo estas
consultas hay estados donde esta idea es incluso previa a nosotros mismos, como
en Barinas, Lara, Mérida y Sucre. Es decir, nosotros somos una pluralidad de
dirigentes comprometidos con esta idea, pero no es de nuestra paternidad, esta
es una gran rebelión cívica, la gente quiere opinar y participar. Yo soy muy
optimista y pienso que esta fuerza volcánica, que es el deseo de la gente de
participar, pueda vencer la apatía y la abstención, y ello le puede brindar a
Venezuela una Asamblea Nacional que le sea útil y provechosa, porque en la
actual ni se discuten los problemas del país, ni se legisla, ni se controla el
gasto público. Pero no va a ser fácil esta campaña porque teniendo la Asamblea
tan mala imagen, el ciudadano de a pie que anda en su propia faena haciendo
cola y buscando productos, no tiene buen concepto de ella, así que tenemos que
hacer un trabajo más arduo y es comenzar por promover la idea de que esa
institución puede cambiar.
— Hay un resultado en el cual coinciden todas
las encuestas, más allá de lo que pudieran ser sus intereses, y es que la
mayoría de los venezolanos rechaza la política del Gobierno (fundamentalmente
en materia económica) y hay un descenso en la popularidad del presidente
Maduro, pero esas personas tampoco ven en la oposición una alternativa.
— Una de las demandas más universales que no
tiene color político sino que es una demanda abierta es la democrática. La
gente quiere expresarse, quiere asociarse, quiere la libertad que el Gobierno
no le está suministrando, este es un régimen que hace de la represión su
principal arma, hay un estado de amedrentamiento en el país y resulta que esa
libertad que no se encuentra en un lado, cuando se voltea hacia pasa lo mismo,
hay un estado de terror en estos cogollos porque exigen legitimidad y sumisión,
no hay una valoración de la práctica de la libertad política, lo que se está
valorando es la subalternidad. Entonces, al no haber una práctica libre de la
democracia en el otro lado, la gente se inhibe. Cuando las conductas son más o
menos iguales en muchos sitios la gente se desconcierta y por eso hay una
inmensa franja de personas que no están de acuerdo con ninguno de esos dos
extremos.
— ¿Qué se puede hacer para cambiar esta
tendencia?
— Sólo una conducta distinta, proactiva, que
proponga soluciones, reconciliación y encuentro puede entusiasmar a grandes
masas y sectores de la población que están descontentos con estos dos cogollos,
unos con el Gobierno y otros con quienes no han planteado alternativas ni
propuestas concretas. Por eso tenemos que dar un paso adelante, acabar con esta
especie de segregación donde chavistas sólo andan con chavistas, adecos con
adecos y empresarios con empresarios. Venezuela no puede seguir en esta actitud
primitiva, por eso hemos conformado un grupo pluripolítico, para que defendamos
las relaciones abiertas entre nosotros, es decir, la democracia.
Manuel Felipe Sierra
manuelfsierra@yahoo.com
@Manuelfsierra
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