Desde tiempos que ya no me quiero acordar, el
jabón azul ha sido considerado el “jabón del pueblo”. Sí, ese jabón que servía
para todo, no solo para bañarte sino para lavar la ropa, bañar al perro,
bañarte cuando tenías una infección en la piel, sacarte los piojos, en fin,
para casi para cualquier cosa que tuvieras. La gente siempre lo compraba como
parte de su vida, así como comprar azúcar, harina pan, o aceite. Y ahora
gracias a la “revolución” y la tecnología, el jabón azul ha subido de estatus.
¡Sí! Aunque ustedes no lo crean, ahora “revolución bonita” reivindica al jabón
azul al mismo nivel que cualquier Camay, Dove o antibacterial costoso.
En efecto, tal vez la gente no lo recuerde
pero Sarita Montiel decía en su cuña que ella cuidaba “su bellísimo cutis con
Camay” (ver https://www.flickr.com/photos/dany_rayle/11130450316/). O más
recientemente las cuñas perfeccionistas del jabón Dove, lleno de crema, que
según sus anunciantes alargan la juventud de las mujeres pasaditas de edad.
Pero ya eso es cosa del pasado. De acuerdo al régimen ahora se puede equiparar
el jabón azul con los jabones de más “clase”, sin ofender por supuesto al
primero.
De acuerdo a la siguiente historia “de la
vida misma”, proveniente de una de las miles de personas afectadas por estos
desafueros del régimen, usted de ahora en adelante no podrá ningunear al
popular jabón azul: “…ayer pase por el Gamma, llegue tarde a la repartición del
papel sanitario, pero había jabón de baño, tome los que correspondían, dos,
pero al llegar a caja me dicen que no puedo llevar porque yo ya había comprado
esta semana, cosa que no era cierta, el gerente me pregunto que si yo había
comprado jabón azul en Farmatodo, le dije que si, entonces me explicó que ya
ambos establecimientos estaban en sincronía y que por eso no me podían vender
los dos jaboncitos y que a esto se irían sumando paulatinamente el resto de los
supermercados y farmacias…” (Subrayado nuestro).
¡Estaban en sincronía! Ya lograron conectar los primeros establecimientos electrónicamente para evitar que usted “repita” las compras. Ya había advertido que pronto el régimen llegaría a esa fase superior de violación de derechos humanos (ver Captahuellas, Derechos Humanos y Racionamiento en http://ticsddhh.blogspot.com/2014/09/captahuellas-derechos-humanos-y.html).
Pero mi imaginación no fue más pródiga que la
realidad porque lo que no se me ocurrió fue que aplicarían criterios a la compra
de los productos; y eso no tiene nada que ver con tecnología. Colocan al jabón
azul en la misma categoría que el jabón de baño. Imagino que dentro de poco
colocarán las servilletas de mesa en la categoría del papel higiénico, con lo
cual aquel que compre papel sanitario no podrá poner servilletas en su mesa y
viceversa.
Pero eso no es lo grave. Lo grave es que al
colocar la tecnología al servicio de este plan comunista se violan
automatizadamente nuestros derechos constitucionales. No me canso de repetir
que de acuerdo al Art. 117 de la Constitución, “Todas las personas tendrán
derecho a disponer de bienes y servicios de calidad, así como a una información
adecuada y no engañosa sobre el contenido y características de los productos y
servicios que consumen; a la libertad de elección y a un trato equitativo y
digno…” (Subrayado nuestro).
De nuevo, nótese aquí la frase DERECHO DE DISPONER DE BIENES Y SERVICIOS. En ninguna parte de ese artículo se habla de que el Estado pueda disponer a su discrecionalidad de los bienes o servicios de los ciudadanos o si los funcionarios públicos pueden administrar ese derecho.
Pues bien, no solo están disponiendo de
nuestro derecho constitucional de escoger que comprar, sino que ahora deciden
por nosotros si el jabón azul es bueno para bañarnos o no. Mañana decidirán si
todos debemos vestir como los chinos, de un solo color y modelo de ropa, o si
tal vez será mejor que todos nos ajustemos a la dieta del arroz.
Han destinado tecnología costosa como la de
las captahuellas, interconexión entre supermercados, incluso obligado a las
grandes cadenas de medicinas y víveres como las del ejemplo arriba señalado,
para evitar que la gente no compre “repetido”, basado en el criterio de algún
burócrata que no sabe diferenciar entre el jabón azul y jabón para bañarse;
pero no han destinado ni un policía de punto para evitar que se vendan bultos
de papel higiénico y harina pan a precios del mercado negro. ¿Y por qué? Porque
son ellos quienes manejan ese negocio (ver video del caso del papel higiénico
en Muestra de socialismo con los enchufados venezolanos (GNB)
https://youtu.be/ad4AZsHg4QQ)
A nadie de esas colas le venden por bultos,
eso era antes cuando Venezuela era otra.
Entonces, ¿por qué evitar que alguien se lleve un jabón para bañarse,
supuestamente impidiendo un negocio que en su mayoría no se maneja a ese nivel
de detalle? ¿Por qué concentrar la atención en quienes difícilmente pueden
repetir pequeñas compras porque las colas son imposibles de volverse a hacer para
el común de la gente?
La respuesta sale inmediata: para desviar la
atención de los verdaderos “bachaqueros” que se encuentran en el gobierno, que
sí son los que si manejan bultos y camiones enteros de papel higiénico, harina
pan, pañales y pare usted de contar, culpabilizando deliberadamente a quienes
dejan su salario haciendo una cola de supermercado. Pasa lo mismo en la
frontera del Táchira y Zulia con la gasolina donde el “culpable” es el
ciudadano al que hay que imponer una tarjeta de racionamiento de combustible
cuando el negocio de verdad pasa por la frontera para Colombia en camiones a la
vista gorda de la GNB.
No solo el régimen nos atropella gastando lo
que no tiene para que tecnológicamente el jabón azul sea lo mismo que el jabón
antibacterial, sino que encubre con eso a los verdaderos ladrones y
acaparadores de mercancía, agravando aun más la situación.
Pero ese no es el verdadero fondo del
problema. Esto que nos pasa no es más que una grave distorsión, y como nos
parece tan aberrante llegamos a pensar
que la gimnasia y la magnesia son la misma vaina. No debemos molestarnos porque
el régimen confunda el jabón azul con el jabón para bañarse. Debemos
arrecharnos (y perdonen mi mal inglés) porque hemos perdido la LIBERTAD para
escoger. Y al ir conculcándonos poco a poco esa libertad, morimos de igual
manera…
No esperemos la reivindicación de otro
producto popular de la mano de algún resentido social del régimen, porque se
nos irá la vida con ello. Procedamos más bien a exigir nuestro derecho a
decidir en qué categoría deseamos poner al jabón azul y al resto de los
productos de acuerdo a lo que consideremos conveniente. Esa es una de las
prerrogativas del Depositario de la Soberanía, no de ningún gobierno. Si todos
llegamos a tener claro eso, no solo nos bañaremos con el producto que nos de la
gana, sino que en el proceso habremos recuperado nuestra libertad…
Luis Manuel Aguana
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana
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