La
reciente sentencia condenatoria dictada por el Consejo de Guerra Permanente de
Caracas en contra del general Oswaldo Hernández, de los mayores Cesar Orta
Santamaría y Víctor José Ascanio, de los capitanes Neri Adolfo Córdoba, Andrés
Thomson Martínez y Laired Salazar a ocho años y siete meses de prisión; al
coronel José Gregorio Delgado y al teniente coronel Ruperto Chiquinquirá Sánchez
a siete años y seis meses de prisión y al capitán Juan Carlos Nieto Quintero a
cinco años y 4 meses de prisión me ha causado una gran preocupación. Llego a
pensar que la severidad de las penas lo único que busca es atemorizar. Es
verdad, que no conozco los detalles de lo ocurrido De todas maneras, en la
opinión pública surgieron numerosos y contradictorios comentarios sobre la
supuesta planificación de una operación “Jericó”, originados por el silencio
mantenido por el ministro de la Defensa y el Alto Mando Militar.
El
primer vocero del régimen que trató sobre ese asunto fue Diosdado Cabello en su
programa de televisión. Allí explicó detalladamente que diez oficiales de la
aviación fueron detenidos por fraguar un fallido golpe de Estado, que tenía por objetivo bombardear el centro de
Caracas, específicamente la sede de Telesur, el Servicio Bolivariano de
Inteligencia Militar, el Tribunal Supremo de Justicia, el Palacio Blanco, el
Palacio de Miraflores, la Fiscalía General de la República y el ministerio de
la Defensa. Posteriormente, Nicolás Maduro amplió la información en su programa
“En contacto con Maduro”. Allí explicó
que la operación Jericó tenía por
objetivo bombardear el acto conmemorativo del día de la Juventud para atentar
contra su vida, utilizando un avión Super Tucano, comprado a una empresa en
Virginia, al cual se le colocarían las siglas de la aviación militar
venezolana.
Desde
el primer momento manifesté mis dudas sobre la explicación que se daba sobre
los detalles de la supuesta conspiración militar. No era posible aceptar que un
golpe de Estado se ejecutara de la manera expuesta por los voceros del régimen.
Fueron tan exagerados esos planteamientos que de inmediato surgieron chistes de
todo orden, transformándose la supuesta
conspiración militar en el hazmerreir de los venezolanos. En verdad, mi
conclusión sobre lo ocurrido fue mucho más sencilla: es posible que un grupo de oficiales, en alguna reunión,
realizó comentarios sobre la compleja situación nacional con algún sentido
crítico. Justamente para eso, Nicolás
Maduro creó una nueva figura para
nuestra comidilla política, “el patriota cooperante”. En mis tiempos se llamaba
zapo, es decir un militar sin sentido del honor que buscaba obtener inmerecidos
beneficios profesionales y económicos mediante chismes y calumnias en contra de
sus compañeros de armas. Allí, y en la necesidad de justificar la represión,
puede estar el origen de esta trama.
Esa
es la razón por la cual creo que el juicio militar seguido en contra de esos
oficiales no estuvo basado en hechos suficientemente probados y mucho menos que pueda justificarse una
sentencia de tanta dureza. También me sorprendió que a todos los oficiales se
les haya acusado de los mismos delitos: instigación a la rebelión y falta al
decoro militar. En caso de ser así, es curioso que para la imposición de la
pena no se haya tomado en cuenta ni el
grado militar ni el cargo ejercido. Otro aspecto que me causa inquietud fue la
decisión tan rápida que tomó el Consejo
de Guerra Permanente. ¿Tuvieron suficiente tiempo la Fiscalía Militar y los
abogados defensores para analizar a profundidad las pruebas presentadas? Tengo
la impresión que sólo se analizaron pruebas testimoniales. Si fue así, no creo
que sólo con ese tipo de pruebas se pueda determinar la verdad de unos hechos
tan complejos como los que fueron
descritos por Nicolás Maduro y Diosdado Cabello.
Hay
otro aspecto que me causó un impacto negativo. La manera en que el general
Vladimir Padrino López, ministro de la Defensa, comunicó a la opinión pública
sobre la sentencia dictada por el Consejo de Guerra Permanente. No creo que un
escueto mensaje en el que apenas se
diga: “La Patria hace justicia, Tribunales Militares sentencian a 8 oficiales
de la “Operación Jericó” por instigación a la Rebelión y contra el Decoro
Militar”, haya sido suficiente para
informar sobre tan espinoso asunto.
Lo
primero que pienso es que la Patria en abstracto no hace justicia. Esta
sentencia fue dictada por hombres sometidos a un sinnúmero de presiones políticas,
como ocurre en toda sociedad. Tampoco creo que esos oficiales hayan cometido
algún delito en contra de la Patria.
Fernando
Ochoa Antich.
fochoaantich@gmail.com
@FOchoaAntich
EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, SIN COMUNISMO UN MUNDO MEJOR ES POSIBLE, ESTO NO PUEDE CONTINUAR, UNIDAD NACIONAL ALTERNATIVA, DESCENTRALIZAR, DESPOLARIZAR, RECONCILIAR, DEMOCRACIA PARLAMENTARIA, LIBERTARIO ACTUALIDAD, NACIONALES, VENEZUELA, NOTICIAS, ENCUESTAS, INTERNACIONAL, ALEMANIA, ESTADOS UNIDOS, ESPAÑA, COLOMBIA, ARGENTINA,
No hay comentarios :
Publicar un comentario
Comentario: Firmar con su correo electrónico debajo del texto de su comentario para mantener contacto con usted. Los anónimos no serán aceptados. Serán borrados los comentarios que escondan publicidad spam. Los comentarios que no firmen autoría serán borrados.