Una
de las mayores preocupaciones cuando hablamos del cambio del sistema político
en Venezuela pasa por establecer cual deberá ser la nueva composición del poder
luego de un cambio constitucional. Realmente ese es meollo del problema. En un
país fuertemente centralizado como el nuestro, el poder se halla en pocas
manos, principalmente en las del Presidente de la República y a quienes este
designe para administrar los recursos de la Nación.
Nuestra
tesis es que sin importar quién sea el Presidente, si el sistema aun sigue en
pocas manos, como ocurre con nuestra actual Constitución, invariablemente la
administración será ineficiente y corrupta. No es posible que sea de otra
manera porque son seres humanos quienes al detentar un poder absoluto, se
corrompen absolutamente. Ya esa verdad indiscutible la manejaba James Madison
(1751-1836), considerado el verdadero Padre de la Constitución norteamericana,
cuando al redactar la Carta Magna de la primera potencia del mundo indicaba que
todo hombre tenía una predisposición intrínseca a abusar del poder. Entonces la
Constitución se debía construir de tal manera que se equilibrara el Poder
poniéndole límites a las autoridades que invariablemente abusarían de él.
Entonces
de lo que se trataba era de repartir lo más eficientemente el poder de quienes
gobiernan, no permitiendo que nadie sea superior a ninguna persona, y que el
balance neto del Poder sea de tal manera que no exista nadie en la
administración del Estado que haga lo que quiera con los recursos de todos sin
el control de otros. De allí la teoría de equilibrios de poder explicada por
Madison en el Federalista No. 10 (ver El Federalista en http://goo.gl/LsgP8x).
“The
Federalist Papers” o El Federalista, como es conocido por nosotros, fueron una
serie de ensayos numerados publicados por James Madison (1751-1836), Alexander
Hamilton (1755-1804) y John Jay (1745-1829) en The Independent Journal y The
New York Packet, dos periódicos de Nueva York, con el objeto de defender el
planteamiento federal de la Constitución propuesta a las 13 Provincias y
convencerlas de su ratificación. Estos ensayos fueron publicados entre octubre
de 1787 y agosto de 1788.
Sin
pensar siquiera que alguien pueda replicar algo como lo que hicieron Madison,
Hamilton y Jay con El Federalista, es fundamental considerar, como ellos lo
hicieron, que era una labor de importancia capital convencer a sus
conciudadanos de lo trascendental del planteamiento federal, disgregando cada
una de las razones por las cuales ellos pensaban que el Poder no podía
descansar en personas sino en INSTITUCIONES.
Es
por esa razón que en esta y próximas notas intentaré argumentar, claramente sin
la magistralidad de los fundadores norteamericanos, porque pienso que a
Venezuela no le queda otro camino que convertirse en una Republica
verdaderamente Federal, si pretendemos vivir en democracia después de esta
tragedia comunista, so pena de volver a tropezar con la misma piedra en el
futuro.
Si
estos Padres Fundadores de los Estados Unidos utilizaron la prensa limitada del
Siglo XVIII para convencer al pueblo norteamericano de ese entonces del porque
moverse hacia un sistema federal de gobierno, bien podríamos nosotros utilizar
ese mismo mecanismo pero con la nueva prensa del Siglo XXI, las redes sociales,
para tratar de convencer a los venezolanos del porque un gobierno basado en
Instituciones, federal y descentralizado es mucho mejor y más seguro que uno
basado en el criterio centralizado de una o pocas personas, por más iluminadas
que la mayoría piense que son.
A
mi juicio no ha sido lo suficientemente explicado al país el porqué Venezuela
siendo fundada como un Estado Federal en 1811, nunca llegó a realmente serlo,
aun habiéndose ganado una Guerra Federal a mediados del Siglo XIX. Tal vez sea
por eso que se nos ha hecho muy difícil explicar la necesidad de un cambio del
presente paradigma centralista. Sin embargo no entraré aquí en una discusión
histórica. Parte de esa discusión ya la referí previamente en otra nota (ver
Federalismo del Siglo XXI en
http://ticsddhh.blogspot.com/2014/05/federalismo-del-siglo-xxi.html) y está
ampliamente expuesta en todo el material disponible en nuestro blog del
Proyecto País Venezuela (http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/)
relacionado con las causas de la crisis venezolana y el Estado de Poder
Centralizado/Descentralizado.
Más
bien mi interés aquí se centra en la discusión posterior. No es suficiente con
decir “una Constituyente”. Hay que explicarle a la gente que es lo que debería
venir después y como eso afectaría sus vidas y en general la vida del país.
Porqué un planteamiento como el que hacemos en el Proyecto País Venezuela
podría tener una profunda influencia en los asuntos del Estado, y como un
cambio sustantivo en la institucionalidad prevista en la actual Constitución
podría ser cambiada para mejorar nuestra futura calidad de vida. Eso es lo
verdaderamente crucial.
Queremos,
en resumen, cambiar de un Estado de Poder Centralizado por uno de Poder
Descentralizado, y eso conlleva cambios importantes en cuestiones tan
significativas como la redistribución del Poder, actual y constitucionalmente
en manos de pocos, a un poder establecido constitucionalmente en manos de
muchos. O dicho de una manera más sencilla, la construcción de nuevas formas
institucionales que traspasen ese Poder, ahora en manos de pocas personas, a un
poder en manos de Instituciones.
Pero
eso no es de ninguna manera simple. No basta con cambiar la Constitución, ni es
un proceso inmediato hacer que los cambios que se hagan tengan efecto. Nuestro
país lleva más de 200 años manejándose administrativa y políticamente de manera
centralizada. El proceso que comenzó con la Ley Orgánica de Descentralización,
Delimitación y Transferencia de Competencias del Poder Público en 1989, se vio
truncado, no solo por el gobierno de Hugo Chávez, sino por las propias fuerzas
políticas-que aún siguen vivitas y coleando- y que nunca alcanzaron a entender
que esa era la única salida que le quedaba a la democracia.
Al
decir de Allan Brewer Carías, entonces Ministro de Estado para la
Descentralización, en enero de 1994 (ver Mensaje al Congreso en Allan Brewer
Carías, II, 2, 97. Informe sobre la Descentralización en Venezuela 1993 – Junio
1993-Febrero 1994 en http://goo.gl/5IFBcH, Pág. 19): “Esa no fue una decisión
política partidista propia de un sistema que venía funcionando. Esa fue,
realmente, una decisión de sobrevivencia: no había otra forma de enfrentarse al
proceso electoral de 1989, después de la protesta popular del 27 de febrero de
ese año, recién instalado en la Presidencia de la República Carlos Andrés
Pérez, que no fuera con el sometimiento a un proceso electoral en los Estados,
distinto al nacional y para ello, la pieza clave era la elección directa de los
Gobernadores. Esa decisión fue un signo del inicio de un esfuerzo de
democratización de la democracia, a lo que se agrega la elección directa de
Alcaldes, establecida en la reforma de la Ley Orgánica de Régimen Municipal de
ese mismo año.”.
En
otras palabras, los políticos no fueron a la descentralización porque creyeran
en ella, sino porque fue un problema de supervivencia. Ahora se nos está presentando
el mismo problema solo que no tan evidente. La elección de las autoridades
regionales solo fue la válvula de escape para bajar la presión de un sistema
que reventaba. Todo el esfuerzo realizado por aquellos que trabajaron
arduamente para el traspaso de competencias a los Estados, modificando leyes
nacionales y haciendo que se promulgaran otras en las Asambleas Legislativas de
los Estados se perdió en la indiferencia de la clase política. Y el discurso de
entrega del Ministro para la Descentralización en enero de 1994 no es más que
el epitafio adelantado que se escribiría en la lápida de nuestro sistema
democrático centralizado de partidos en 1998.
La
institucionalidad que deberemos construir ahora deberá partir de un punto
diferente pero con miras a llegar al mismo lugar que se definió durante el
mandato de Transición del Presidente Ramón J. Velásquez y que lamentablemente
perdimos en 1994. Ese es el reto. No habrá democracia en Venezuela después de
la salida de los comunistas del poder si no se retoma seriamente el camino de
la descentralización que se inició en 1989. Ahora ese reto es muchísimo mayor
porque deberemos construir desde cero esa institucionalidad, estableciendo los
marcos de referencia más adecuados para que esas competencias se instituyan en
los Estados como parte integral de su autonomía federal, partiendo de la
refundación de Venezuela como una Republica Federal.
Luis
Manuel Aguana
luismanuel.aguana@gmail.com
@laguana
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