Difícilmente
pueda encontrarse un documento más premonitorio de la muerte del sistema de
partidos que el mensaje que dirigió al Congreso de la República el
entonces Ministro de Estado para la
Descentralización, Dr. Allan Brewer Carías, en enero de 1994 (ver Mensaje al
Congreso en Allan Brewer Carías, II, 2, 97. Informe sobre la Descentralización
en Venezuela 1993 – Junio 1993-Febrero 1994 en http://goo.gl/5IFBcH). Los
muchachos de las nuevas generaciones políticas harían bien en leer con cuidado
ese Mensaje al extinto Congreso.
En
un documento de más de mil páginas contentivo de las Memorias del entonces
Ministro de Estado para la Descentralización, el Dr. Brewer Carías detalla los
esfuerzos realizados por el Gobierno de Transición de Ramón J. Velázquez por
salvar al sistema de partidos de su propia destrucción. Pero ya era tarde. En
enero de 1994 los venezolanos ya habían elegido a Rafael Caldera en una
elección insólita donde un hombre sin partido y sin maquinaria, había derrotado
a las dos principales fuerzas politicas del país. Era un mensaje claro de los
venezolanos a los partidos políticos de que las cosas no podían continuar de la
manera como venían desarrollándose y que ese próximo gobierno debía continuar y
profundizar, como lo sugería el entonces Ministro, el proceso de
descentralización:
“Ahora
bien, en mi criterio, la política de descentralización, definida como política
nacional por el Gobierno del Presidente de la República, Dr. Ramón J.
Velásquez, ha estado y está establecida y diseñada con ese objetivo. La
descentralización es el instrumento para lograr la participación política; y la
participación es actualmente la única vía para que nuestra democracia se
perfeccione. / Por eso, la descentralización ha estado en estos últimos tiempos
y estará en el futuro próximo, en el centro de la política de cambio. Por ello,
hemos dicho que hasta cierto punto, con la descentralización nos estamos
jugando la democracia” (La Política de Descentralización, pág. 21, negritas y
subrayado nuestro).
Sin
embargo, y aunque se diera un paso fundamental con la promulgación de la Ley
Orgánica de Descentralización, Delimitación y Transferencia de Competencias del
Poder Público en 1989, y la adopción por parte del Presidente Velásquez de una
política de Estado para el logro de ese fin, muy poco entendieron los partidos
políticos que en ello se les iba la vida a partir de 1994, bloqueando
políticamente cualquier intento de profundizar el proceso iniciado, cayendo
estrangulados con la elección de Hugo Chávez en 1998. En realidad, visto desde
esa perspectiva, los partidos del status se “autosuicidaron”, y nos asesinaron
la democracia en el camino.
Y
aunque las decisiones que se tomaron en ese breve periodo pudieron comprometer
al naciente gobierno de Caldera, como lo indicó el Ministro, ni ese gobierno ni
su oposición política advirtieron que estaban sepultando la democracia,
haciendo poco o nada para profundizar el proceso descentralizador: “Por eso,
siempre dije que las decisiones que estábamos tomando en materia de
descentralización, en este corto período de transición, eran decisiones que
iban a comprometer al nuevo Gobierno, el cual, en mi criterio, tiene que
continuar el proceso, porque entiendo que es un proceso de sobrevivencia de la
propia democracia” (La Política de Descentralización, pág. 22, negritas y
subrayado nuestro).
Es
poco lo que se puede agregar. Caldera no pudo levantar el proceso de
descomposición política que ya se había iniciado con su elección, y los
resultados no se hicieron esperar. Los venezolanos votaron en 1998 por algo
completamente diferente, como ya lo habían hecho en diciembre de 1993,
aceptando las promesas de un golpista que decía tener todas las respuestas.
Visto desde esa perspectiva, fuimos entonces nosotros los venezolanos quienes
nos “autosuicidamos”.
Pero
lo más increíble es que todavía no se haya aprendido la lección. Luego de todo
lo que ha pasado en estos 16 años luego de 1998, los partidos insisten en
volver por la senda de algo que es de suyo irreversible. Insisten en mantener
un modelo que ya agonizaba en 1993 y muere en 1998. Como lo afirmó Brewer
Carías en su Mensaje, finalizaba el ciclo del Estado Democrático Centralizado.
Hay
que hacer notar que el Mensaje de Brewer Carías se da en un momento donde
comenzaba el último periodo de la democracia conocida. Las advertencias eran procedentes y había todavía chance de
desmontar un país altamente centralizado política y económicamente. Y fueron
desoídas.
La
Constitución de 1961 daba la oportunidad
de montar un sistema federal de gobierno hasta donde fuera posible, en los
"términos” de esa misma Constitución. Sin embargo, ese tiempo político se
perdió en la incomprensión de los liderazgos partidistas.
El
planteamiento era claro. Dada una Constitución vigente, se pretendía desmontar
todo el andamiaje de competencias administrativas y políticas, creando un
proceso indetenible que enraizara la democracia. Pero ni se quiso soltar el
poder político ni tampoco darle sustento económico a un nuevo modelo. Se coartó
la participación directa de los Estados y Municipios en el IVA que ellos mismo
producían, dejando de paso ese dinero en manos del Poder Ejecutivo que lo repartiría
a su conveniencia a través de la figura de un pote que denominaron Fondo
Intergubernamental para la Descentralización, desembolso que estaría atado a
las competencias efectivamente transferidas. Una descentralización de papel y
otro engaño para el pueblo.
Y
entonces llego Chávez, haciendo caída y mesa limpia a ese proceso que había
comenzado de manera incipiente, destruyendo el proceso de descentralización, y
generando una Constitución más centralista que la anterior. Y para colmo inicia
un proceso de cambios en el sistema político (Plan de la Patria) para quedarse
eternamente en el poder. Esa es la guinda de la torta autoritaria.
Entonces,
¿cual debiera ser la respuesta de aquella dirigencia política opositora, que
aun esta vivita y coleando, que luego de haber oído a Brewer Carías en aquel
Congreso de 1994, desoyeron o no entendieron el mensaje? ¿Volver a lo mismo-o
peor- pero con otra Constitución y otro ordenamiento jurídico que se ha montado
durante 16 años? ¿Volver a ese "sistema de partidos" del Estado
Democrático Centralizado que moría en 1993 y enterramos en 1998? Pues eso es lo
que nos están planteando los partidos políticos actuales con el espejismo de
sacar a este régimen a punta de votos controlados.
Si
en algo el Mensaje al Congreso del Ministro para la Descentralización fue
premonitorio era que el proceso descentralizador era irreversible y no
profundizarlo implicaba la muerte de la democracia. Entonces, la pregunta
fundamental radica en si seguiremos insistiendo en el error o le damos un
vuelco al sistema, haciendo por la vía Constituyente lo que debió haber hecho
la dirigencia política por la vía del desmontaje de un sistema inviable para
evitar la muerte de la democracia.
Pues
bien, ese vuelco ahora se llama Proyecto País Venezuela Reconciliada Vía
Constituyente
(http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/)
cuya
ejecución solo puede concretarse llamando al pueblo depositario de la soberanía
a activar un proceso constituyente en los términos que este se dé y
estableciendo en una nueva Asamblea Nacional Constituyente un país
verdaderamente Descentralizado y Federal. Eso o terminar de enterrar la
democracia. El resto son engaños de aquellos que en su mal morir y en su
permanente escape hacia delante nos están llevando a todos por el medio.
Depende de nosotros seguir “autosuicidandonos” en una crónica que se ha hecho
interminable…
Luis
Manuel Aguana
Email:
luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana
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