Pronto hará un año
que dedico todo el tiempo, que me deja libre mi cargada agenda universitaria, a
visitar pueblos y caseríos de Monagas. He vuelto ya a los 13 Municipios y sumo
en miles los hombres y mujeres, jóvenes e incluso niños, con los cuales he
compartido angustias y esperanzas.
Al principio, nos
reuníamos en espacios cerrados que gentilmente nos cedían y/o realizábamos
visitas casa por casa que continuamos haciendo pero a la par participamos ahora
en asambleas que por el número de asistentes se efectúan invariablemente en la
calle.
En nuestros
encuentros con el pueblo monaguense más que hablar prefiero escuchar. Son
comunes los planteamientos: las colas, la escasez, el costo de la vida, la
delincuencia, los malos servicios públicos, las carencias del sistema de salud
y en educación. Oigo con dolor, una y otra vez, relatos de familiares muertos
por el malandraje que nos azota o víctimas de la desatención en los hospitales;
me entristece escuchar a los muchachos afirmar que no tienen oportunidades para
mejorar sus vidas –a pesar de lo mucho que estudien o trabajen- y conocer, cada
vez con más frecuencia, de tantos que han resuelto marcharse del país.
Insisto, hasta el
cansancio, en mis intervenciones que si es posible una Venezuela distinta y que
el cambio positivo que proclamamos está a la vuelta de la esquina, si nos
proponemos, unimos y esforzamos.
Hace pocos días, en
una nutrida asamblea en calle 14 del sector Cucuta de Maturín, uno de los
vecinos interrumpió al orador de turno –que se extendía en los problemas que
hoy afectan a los venezolanos- y muy cordialmente le señaló, palabras más,
palabras menos.
“No siga hablando de
lo que pasamos porque de eso sabemos suficiente. Nosotros no venimos aquí para
nos cuenten de lo que sufrimos, nosotros estamos aquí para que nos expliquen
cómo vamos a salir de esta situación, cuáles son sus propuestas”. El apoyo fue
general pero se convirtió en unánime cuando una vecina, de esas mujeres que son
ejemplo de entrega por su familia, expresó dirigiéndose a uno de los candidatos
a diputado, que me acompañaba:
“Y no nos digan ahora
que la solución es que votemos por ustedes porque de eso tenemos una larga
historia. Queremos saber que van a hacer si se montan en el coroto.”
Según el último
“Tracking de Coyuntura” de Datin Corp, el 70 % de los venezolanos opina que la
situación del país es mala o pésima con un 50 % convencido que empeorará y un
71 % evaluando negativamente las políticas económicas gubernamentales mientras
que 74 % lo hace igual con la gestión presidencial –solo 12 % cree en el
discurso de la “guerra económica”-. Según este mismo reporte, a la fecha de su
realización el 69 % de los venezolanos no se siente identificado con el
liderazgo opositor pero el 52 % tampoco lo hace con el opositor. En lo que a
partidos políticos se refiere, la mayoría de los entrevistados no respalda a ninguno pero entre las
preferencias el PSUV sigue a la cabeza, aunque disminuido, con PJ, AD, VP, UNT,
COPEI, en ese orden, detrás.
Es cierto que en el
estudio de opinión citado, así como en los restantes que he revisado, es firme
la tendencia a preferir las opciones electorales en procura de una Venezuela
mejor, pero no lo es menos que una y otra vez los resultados muestran que aún
la oposición no conquista el corazón de las grandes mayorías. He reflexionado
mucho sobre esta aparente contradicción y mi convicción, otorgándole plena
razón a los asambleístas de la Calle 14 del sector Cucuta es que mientras los
voceros opositores no presentemos clara y sencillamente cuáles son nuestras
propuestas para enfrentar primero la grave crisis que afecta todos los sectores
de la vida nacional y posteriormente para conducir a Venezuela hacia estamentos
superiores de calidad de vida y progreso, difícilmente vamos a convertir la
inconformidad en respaldo activo.
Ya lo he advertido y
vuelvo a hacerlo, la abstención puede ser la gran ganadora de las elecciones
parlamentarias con lo que una maquinaria partidista, que dispone de recursos
infinitos, soportada en un mensaje bien estructurado que llega y llegará a la
población por los muchos medios que posee, fácilmente puede alzarse con la
mayoría en la Asamblea Nacional.
Hay que trabajar sin
descanso pero también es imperiosamente necesario presentar propuestas que se
correspondan al modelo de país en el cual creemos. La Unidad no puede limitarse
a lo electoral, a plataforma para captar votos, debe ir más allá y ser capaz de
diseñar, para luego hacer conocer, un proyecto común que contenga los elementos
fundamentales con los que enfrentar la compleja problemática nacional y
resolverla.
Luis Eduardo Martínez:
vicerrector.ugma.unitec@gmail.com
@rectorunitecve
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