“Un país puede captar comercio mundial alternativamente invitando a empresarios de otros países a ir al nuevo país para construir fábricas y para abastecer con esas fuentes a sus mercados existentes. *Sir ARTHUR LEWIS, Premio Nobel de Economía
Recientemente el presidente Nicolás Maduro
anunció en la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños
(CELAC) celebrada en Costa Rica que él era partidario que la isla de Puerto
Rico obtuviera su independencia de los Estados Unidos de América,
inmediatamente se abrió el debate al respecto sobre este Estado Libre Asociado
a los Estados Unidos de América (EE.UU). Cuando escuchamos hablar de Puerto
Rico, muchos piensan en Héctor Lavoe, Marc Anthony o el extinto grupo de baile
sincronizado MENUDO. Esta isla representa más que eso, después de la segunda
guerra mundial, el primer intento de una nación latinoamericana en superar el
subdesarrollo. Sólo existe en la región otro antecedente de lo que se denomina
una economía de transferencia, Cuba. Una vez llegado al poder Fidel Castro en
la isla caribeña en 1958 se comenzó a gestar un proceso de acercamiento hacia
la extinta Unión de Repúblicas Socialistas y Soviéticas (URSS), ahí comenzó un
proceso de subsidios a la economía cubana que le costó a la URSS cientos de
miles de millones de dólares pero que no podría ser sustentable ni sostenible
en el tiempo. A diferencia de esto, otra vecina isla caribeña, Puerto Rico, sí
usó la transferencia de capital norteamericano y tecnología para desarrollar su
incipiente economía agrícola que hacía emigrar a su población hacia la
metrópoli (EE.UU.) ocasionando una fuga de talento humano lejos de desarrollar
la isla. Así fue como a principio de los años 50 el gobierno de EE.UU.,
permitió que eligieran su primer gobernador, Luis Muñoz Marín. Cabe destacar
que Puerto Rico comenzó a depender de EE.UU., tras la guerra
Hispano-Estadounidense en 1898, España le cedió la isla a los Estados Unidos de
América. En 1917 los puertorriqueños obtuvieron la ciudadanía estadounidense,
en 1950 el gobierno norteamericano le permitió el derecho de redactar su propia
Constitución, esta relación adquirió su forma jurídica actual en 1952 cuando
dicha Constitución estableció que Puerto Rico era, legalmente un Estado Libre
Asociado a EE.UU. Una vez Muñoz Marín en la gobernación de la Isla, se creó el
programa “Manos a la Obra” que invitaba al capital norteamericano a invertir en
la isla para generar empleo para los puertorriqueños, a través de un serie de
atractivos, incentivos arancelarios, mano de obra barata, apoyo para la
construcción de plantas manufactureras e inclusiones dentro del sistema de
tarifas de los Estados Unidos de América. Hay quienes señalan que el modelo
puertorriqueño es un modelo de “desarrollo imperial”. Mientras EE.UU.,
controlaba las prerrogativas esenciales de soberanía sobre un Puerto Rico
culturalmente distinto, los puertorriqueños lo obligaron a promover el
desarrollo económico y social de la isla como condición de ese convenio.
Puerto Rico fue el
primer país en redescubrir la doble ventaja de la inversión extranjera y de la
producción para la exportación. El capitalismo puertorriqueño de exportación
llevó electricidad y agua a las aldeas montañosas más remotas de la isla, elevó
el promedio de vida y disminuyó el analfabetismo. La isla dejó de ser
catalogada como el “hospicio del Caribe”. Los resultados fueron asombrosos. El
ingreso per cápita aumentó de 118 dólares en el año 1940, a 1700 dólares en el
año 1970. Entre 1940 y 1970, la economía creció a un ritmo de casi 10% anual.
La creación de empleo en la industria, la administración pública y el comercio,
conjuntamente con la emigración, absorbieron el aumento de la población durante
esos años. Durante la década de los años 70 la Operación Manos a la Obra
únicamente creó cerca de 18.000 empleos de fábrica mientras que la población de
la isla alcanzó la cifra de 500.000 habitantes. Sin embargo, curiosamente, el
ingreso per cápita (IPC) continuó aumentando, en 1977 se registró el IPC en
2472 dólares. Actualmente el Ingreso Nacional Bruto per cápita (INB) de Puerto
Rico alcanza la insólita cifra de 23.000 dólares anual, es el promedio de la
ganancia de cada puertorriqueño por año, mientras que en países como Colombia,
Chile y Venezuela no alcanza estos niveles de bienestar económico del pueblo
puertorriqueño. Chile y Venezuela que en el pasado tuvieron índices
poblacionales parecidos y ahora Venezuela duplicó al país austral en su número
de habitantes, el INB de Venezuela es de apenas 12.550 dólares anuales,
Colombia se ubica en 7.590 dólares anuales, y Chile apenas llega a 15.230
dólares anuales, es decir, ninguno alcanza la isla caribeña que decidió escoger
entre independencia absoluta o bienestar económico basado en una economía de
transferencia que les permitió elevar el nivel de su población …
Jhotani Medina Quintero
jhotanium@gmail.com
@jhotanimq
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