Hemos reiterado en anteriores
artículos, que el proceso bolivariano se encuentra en una situación de empate
catastrófico, eso es, una circunstancia en donde si bien una fuerza política
(el PSUV-Polo Patriótico) ejercen el control de las instituciones políticas del
Estado, los actores antagónicos y contra-hegemónicos intenta acciones que
buscan alterar la relación de poder.
El proceso bolivariano, desde
la muerte de Chávez (hace casi 2 años) ha perdido la iniciativa, se ha visto
acorralado y sometido a reaccionar ante el ataque inclemente, tanto de actores
nacionales internos como actores trasnacionales. De alguna manera, estos
sectores contra-hegemónicos han visto una oportunidad política (una especial
circunstancia de reacomodo de las relaciones de poder), bajo la cual actúan,
con la intencionalidad de dar al traste con el proyecto bolivariano. Aun
quienes insisten en una alternativa electoral y democrática dentro de la MUD,
su objetivo es dar al traste con las acciones anti-liberales que adelantó el
proyecto bolivariano. No ocultan una agenda de liberalización de la economía,
apertura al capital extranjero, flexibilización de las normativas legales y
sobre todo, reducción del tamaño del Estado y su papel interventor en lo social
y económico. Los sectores más radicales, son más extremos en sus posturas. Su
vía, es la conspirativa incluyendo la exploración de la posibilidad de un golpe
de Estado, contando para ello con esos sectores militares, que eran fieles a
Chávez pero que albergan dudas hacia Maduro, por su condición de civil.
Hay planteado un escenario
múltiple y diverso, tanto en la oposición como en los intentos de construir un
bloque hegemónico de poder en el chavismo. Para la oposición, el espectro
derecha-izquierda liberal en su composición, con una agenda común de
alternativa al chavismo, no rinde los frutos esperados. Las posiciones
encontradas, las apetencias personales de liderazgo político regional, generan
pequeñas fracturas que amenazan con convertirse en un gran punto de quiebre. En
ese espacio, quienes enarbolan la opción violenta extrema, tienen oportunidad.
El descontento en torno al accionar político de la MUD, es cada vez mayor y
afecta sus posibilidades de concretar una vía pacífica de toma del poder. En el
lado del chavismo, que siempre ha sido múltiple -pues ahí están los sectores
militares del 4-F, la izquierda histórica, los movimientos populares y los
tránsfugas que se sumaron (antiguos adecos y copeyanos)- hay un cuadro también
difícil. Las vertientes pragmáticas y ortodoxas radicales, que se mantenían de
bajo perfil en presencia de Chávez, con Maduro han arreciado su accionar,
amenazando la profundización del proceso.
El empate catastrófico, solo
puede ser terminado, sí Maduro logra aglutinar y coordinar los esfuerzos desde
una perspectiva de construcción del Bloque Histórico. Es decir, la toma de
medidas efectivas contra el acaparamiento, la especulación, a través de
detenciones y decomisos de propiedades a quienes incurran en irregularidades en
la distribución de alimentos e insumos; la apertura de inversiones pero bajo la
estricta mirada de las leyes venezolanas, la construcción de una alternativa
económica distinta a la burguesía nacional, que a pesar de su oposición al
proyecto bolivariano, sigue recibiendo enormes cantidades de dólares
preferenciales y continúa con el boicot y la creación de crisis emocionales. El
empate catastrófico debe traducirse en una arremetida comunicacional e
ideológica importante. La batalla mediática se está perdiendo y ello porque en
términos de hegemonía comunicacional, no hemos logrado grandes cosas. A nivel
de medios impresos, en manos privadas hay más de 420 semanarios, diarios y
revistas, las cadenas radiales principales son privadas y las emisoras
comunitarias han fracasado en ser una alternativa comunicacional, las
televisoras privadas tienen más raiting y los canales del Estado, con excepción
de VTV, apenas sí son vistos.
Asimismo, a pesar de los
esfuerzos de Maduro (Contacto con Maduro) y Diosdado Cabello (Con el Mazo
Dando), su capacidad para crear matrices de información o agendas comunicativas
está muy por debajo, de la misma capacidad que tuvo Chávez. Por eso la
sensación de apremio que existe en las bases. La conjunción de bombardeos
comunicativos (internos y externos, como CNN) ha impulsado la creación de
marcos interpretativos de agotamiento, crisis y calamidad. Esa “fragilidad” psicológica,
que es parte de las operaciones especiales de fractura y división, pueden
mermar la base de apoyo popular, que ha sido el principal punto de defensa del
chavismo, sobre todo en la coyuntura tan crítica que experimentó el propio
Chávez entre 2001-2006. Sumado a ello, sectores muy torpes en el chavismo,
tanto en el campo militar como en el campo organizacional, han actuado cayendo
en la provocación y con ello, impulsando agendas violentas por parte de la
oposición. La muerte del estudiante en Táchira, por la Policía Bolivariana así
como la matriz de la detención “arbitraria” de Ledezma, ha perjudicado la
imagen internacional y catalizado la matriz de Venezuela, como un Estado
fallido y Forajido.
Por su parte, los EEUU, en el marco de la Doctrina Obama
(Smart power) mantiene la presión y moviliza aliados, tanto en medios
internacionales (ABC, El País, Clarín, Mercurio, El Tiempo) como en las redes
nacionales (El Universal, El Nacional, tal Cual).
La situación es precaria, en
términos de control de daños. La presión económica del dólar paralelo, del
remarcado de precios, la especulación, incapacidad de multiplicar los controles
sobre los precios, aumentan la presión social y el desencanto. Es este el
principal objetivo de la oposición. Mientras esto sucede, los sectores
ortodoxos del PSUV insisten en arreciar las acciones de persecución (Mano dura)
contra la oposición, violentando procesos y aumentando la perspectiva de un
Estado Autoritario, y siendo dogmáticos hacia lo interno. Es por lo tanto un
círculo vicioso, que amenaza el proyecto bolivariano. Queda de parte de los
sectores que asumimos la revolución como una acción liberadora, actuar para
crear espacios para el debate y la profundización del proyecto bolivariano.
Dr.
Juan Eduardo Romero
Juane1208@gmail.com
César
Eulogio Prieto Oberto
cepo39@gmail.com
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