Revisando las expresiones que han sido
publicadas en los pocos medios de comunicación libres que quedan y en los
encadenados con el régimen, se nota un miedo obsesivo, apabullante, dentro de
la esfera del poder. Se relaciona, según la psicología profunda, con un
conflicto básico inconsciente no resuelto y el aflojamiento de esfínteres.
Siendo así tan claro, se entiende la razón de
titulares como estos: “¡Hermanos, ayúdenme!”, es el llamado que el mandatario
hace a países de América Latina y el Caribe, a la Unasur y a la Celac a
solidarizarse con su gobierno frente a la "agresión" que “estamos
sufriendo desde Estados Unidos”. (TalCual 21-02-2015) Nadie le ha hecho caso,
pero él advirtió que presentará pruebas esta semana de un supuesto golpe de
estado y un complot internacional.
En estos momentos el “miedometro” en el país
marca un récord de altísimo voltaje. La receta más reciente que le dio el
comando cubano “al colocado” fue imprimir más miedo entre los venezolanos. En
eso, ellos son expertos para el entrenamiento de soldados en el ámbito
castrense y les ha resultado a lo largo de 50 años y más en el poder, y ellos
lo aplican esclavizando a los pueblos.
Pues el de aquí tomó apuntes de cada uno de
los ingredientes de la receta en un encuentro con Fidel Castro, según publica
Diario de Cuba, para verter en el país su endemoniada acción, con la detención
del alcalde metropolitano en la ciudad de Caracas, antes al dirigente de
Voluntad Popular y amenazas contra otros opositores. Por lo que estamos
observando, en el fondo el régimen como que está intentando una mudanza de
comandos opositores, ahora en Ramo Verde, por aquello del “Feng Shui” para
cargar las energías. De otro modo no se entiende esta acción propia de la
octavita de carnaval.
Las alertas de miedo del régimen se han
trasladado a la ciudadanía, por eso se entra en lo que se llama "situación
de estrés", hay palpitaciones, sudoración, vasodilatación, respiración
profusa y acelerada, dilatación de las pupilas y sensación de peligro
constante, explican los especialistas. Pero el régimen no contaba con la
reacción de la gente y por eso el “miedometro” alcanzó su nivel más alto. Gente en la calle
vociferando y reclamando los derechos pisoteados por la tolda de galápagos,
cargados con señalamientos por operaciones dudosas dentro y fuera del país.
Toda esa energía del miedo llegó a su locuaz
manifestación al arremeter con el personaje que mantiene, a duras penas, la
economía alimenticia del país. Lo llamó “pelucón”, suponemos que no pudo
controlar los esfínteres al decir: “o te decides a trabajar por el país o te
vas”. El atacante posee un cerebro amenazado por su fracaso ante la eficiencia
de otros, lo cual produce miedo.
No hay dudas de que la carga es demasiado
pesada como para seguir navegando. El exceso de problemas en Venezuela y el
sobrepeso como en cualquier embarcación, conduce al hundimiento hacia el fondo
del mar. De tal manera que las amarras están del otro lado del charco, ya no
pueden con el barco y el rumor va cobrando cada vez más fuerza. El país
agonizando y es imperativo dejar de lado la jactancia y el orgullo para vivir
sin miedo en democracia y con los votos cantados, sin cañería.
Susana
Morffe
susana.morffe@gmail.com
@susanamorffe
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