La crisis se va a
agudizar y con este gobierno no es posible superarla, fueron las conclusiones
de nuestro artículo anterior y advertimos -al menos- cuatro escenarios que
ahora revisamos.
El primero, golpe de
Estado. Sustentado en la inmensa debilidad del gobierno y su manejo
irresponsable, además Maduro y el liderazgo oficialista tiene un rechazo
elevado y aunque se intente disimular, existen severos conflictos internos.
Por
otra parte, la ausencia de una visión compartida en el campo opositor y las debilidades
de la MUD, benefician al PSUV y a la postre, abonan a favor de este
escenario. No será el imperio, la
derecha o la oligarquía quien ateste un golpe de Estado, ni la oposición tienen
fuerza militar para ello, la intentona vendría de sus propias filas.
Una
variante de este escenario es el autogolpe. Ante la imposibilidad de ofrecer
soluciones, un autogolpe justifica la suspensión de garantías (y de
elecciones), facilita la represión, alimenta el discurso oficialista al lanzar
culpas a otro y permite implantar abiertamente una dictadura en Venezuela. El
objetivo es preservar el poder, no solucionar la crisis.
Segundo, un estallido
social. Nadie pudo predecir el Caracazo (27F), tampoco nadie podría hacerlo hoy
pero existen las condiciones, incluso la situación actual es mucho peor.
Tenemos un cuadro social dramático, la corrupción es obscena y la incompetencia
del gobierno es colosal, el descontento se hace creciente. Por supuesto, el
caos deriva igualmente en una intervención militar, la necesidad de restablecer
el orden es la excusa para imponer la fuerza. Estos dos escenarios son
manejados con ligereza por sectores radicales que -por desespero, ingenuidad o
ignorancia- son incapaces de prever las aterradoras consecuencias.
Tercero, una salida intermedia. Es una
candidez pensar que basta con exigir la renuncia o creer que ésta se producirá
y nuestro líder predilecto será el nuevo presidente. Tan ingenuo como presumir
que luego de una acción militar, vendrá la democracia. Si la crisis se hace
insoportable, lo lógico es construir una salida para evitar un trágico
desenlace y ello supone un diálogo entre los factores de poder para facilitar
una renuncia, adelantar elecciones o definir una transición, cualquiera sea. La
actitud del gobierno imposibilita esa ruta, además el diálogo es satanizado por
grupos minoritarios extremistas y ultra-radicales, siempre prestos a boicotear
cualquier salida pacífica y democrática, con ellos es imposible un mínimo
consenso. Al contrario, le hacen el juego al régimen atacando a la MUD y
agrediendo a opositores.
Cuarto escenario, elecciones parlamentarias. No hay estallido social, ni golpe de estado, ni diálogo que facilite una salida, la crisis avanza, la agonía se prolonga y así, con un país devastado llegamos a las elecciones que -por fortuna- están “a la vuelta de la esquina”. Una sólida victoria opositora convierte a la AN en el epicentro del cambio: será posible liberar a los presos políticos con una ley de amnistía, relegitimar los poderes y hasta convocar una constituyente.
En definitiva, hay cuatro escenarios con
varios desarrollos posibles, lo que suceda dependerá de la unidad de las
fuerzas democráticas, no de la providencia. Más allá del discurso, hay que
demostrar unidad y denunciar a divisionistas y mercaderes de la política que le
hacen juego al gobierno.
Richard Casanova
richcasanova@gmail.com
@richcasanova
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