La decisión del presidente Barack
Obama y del dictador Raúl Castro, de reiniciar relaciones diplomáticas con todo
lo que se deriva de esos vínculos, sitúa a los fugitivos de las leyes de
Estados Unidos refugiados en Cuba, en una situación difícil.
Son decenas las personas que en
una u otra medida han violado las leyes de este país y están refugiados en La Habana.
Desde los años sesenta los
Castro, a través del Departamento América, la Dirección General de Inteligencia
y el Ministerio de Relaciones Exteriores, han apuntalado de diferentes maneras
a los enemigos domésticos y también a los foráneos, de la democracia estadounidense.
Raúl Castro mintió cuando dijo en
su discurso ante la Asamblea Nacional del Poder Popular que su gobierno nunca
organizó, financió o ejecutó acciones terroristas contra personas o intereses
de Estados Unidos.
Numerosas han sido las
actividades del régimen cubano contra este país. Agentes cubanos han establecido negocios en
diferentes ciudades con el fin de
facilitar labores de espionaje. El caso más notorio fue el de la red Avispa,
que mientras espiaba a los exiliados cubanos, también lo hacían en
establecimientos militares o dependencias públicas del gobierno federal.
Otros que han operado
abiertamente han sido los diplomáticos
del régimen. Ellos han asistido a espías
estadounidenses situados en entidades gubernamentales, dos de los casos más
importantes han sido los de Ana Belén
Montes y los esposos Myers.
Los enemigos de Washington son
amigos de La Habana, en consecuencia
cuando han tenido problemas, encuentran amparo en la isla, incluidos
delincuentes comunes como fue el emblemático caso de Robert Vesco.
Estafadores al sistema de Salud
de Estados Unidos están protegidos en Cuba. Luis Domínguez, un bloguero
especialista en asuntos cubanos, ha informado
que entre otros prófugos en la isla está Jorge Emilio Pérez Morales,
acusado de haber lavado 30 millones de dólares y Ángel Ricardo Mendoza Bartelemy, buscado por
las autoridades por el robo de 180,000 dólares del Banco de la Reserva Federal.
De estos casos tal vez haya
algunos que no sean del interés de
Washington y lo "dejen pasar", pero hay otros, como el de Joanne
Chesimard, alias Assata Shakur, la primera mujer fichada en la lista de los
terroristas más buscados del FBI, que ya
está siendo objeto de atención especial, porque el gobernador de Nueva Jersey,
Chris Christie, dirigió una carta al presidente
Obama en la que solicita al mandatario, que exija la entrega de la
prófuga, antes del reinicio de
relaciones diplomáticas.
Chesimard, quien fuera la líder
del Ejército de Liberación Negro y antiguo miembro de las Panteras Negras, fue encontrada culpable del asesinato de un
policía de carretera, pero escapó de la cárcel y hace más de treinta años es
una protegida de los Castro.
Ante esta situación La Habana por
medio de Josefina Vidal, directora de la cancillería para Estados Unidos, dijo
que su gobierno había dado asilo a varios estadounidenses, dando entender que
no habría deportación.
Una promesa que bien puede romper
cualquier funcionario castrista emprendedor transformado en caza recompensas,
porque el Buró Federal de Investigaciones y la policía de Nueva Jersey, han ofrecido por la fugitiva la bicoca de dos
millones de dólares.
Varios dirigentes de Las Panteras
Negras, y de otras agrupaciones que ejecutaron actos violentos en Estados
Unidos, se refugiaron en Cuba para evitar ser apresados como Robert Williams, Eldridge Cleaver, Huey P.
Newton y Storkeley Carmichael. Por cierto, muchos no soportaron el castrismo y
decidieron abandonar la isla.
Otros militantes que buscaron
refugio fueron Bill Brent y Charlie Hill, este último integró el grupo New
Afrika, y está acusado de estar relacionado con el asesinato de un agente
policial en Nuevo México.
Una agrupación violenta que contó
con respaldo de La Habana fue el Ejército Popular Boricua o “Los Macheteros”.
Este grupo realizó numerosos actos de violencia en Estados Unidos. Su objetivo era derrocar el gobierno de Puerto
Rico, ignorando la voluntad de la mayoría de la población isleña.
La misión cubana ante Naciones
Unidas dio completa protección a estos individuos y se supone que varios de
ellos se encuentran en Cuba.
Según el ex agente Jorge
Masetti, La Habana facilitó a Los
Macheteros, recursos económicos en 1983 para robar un camión blindado de Wells
Fargo en Connecticut, que transportaba 7.200.000 dólares.
La situación es compleja, los
resultados están por verse, pero las
aristas persisten porque el vocero del Departamento de Justicia, Brian
Fallo, expuso en un correo electrónico
que su gobierno seguiría presionando para conseguir el retorno de los prófugos
estadounidense refugiados en Cuba.
La realidad es que los Castro son
enemigos de la democracia. Favorecen por convicción la violencia. Su alianza
con los terroristas es indestructible, de ahí que su gobierno debe continuar en
la lista de países terroristas.
Pedro
Corzo
pedroc1943@msn.com
@PedroCorzo43
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