Pequeño resumen de lo poco que se sabe: el
ejército oculta información. No se sabe
si por prudencia, para no alarmar a la población, o por vergüenza por la
desidia ante el robo, o por la complicidad en la venta (¿en negro?) de las
armas.
Como sea, deben dar información, no se trata
de robos en armerías privadas, son robos (o lo que sea), en instituciones
nacionales, mantenidas por nosotros los ciudadanos, con nuestros impuestos, por
lo que tenemos derecho a saber y el ejército tiene la obligación de
informarnos.
Siendo Juan Manuel Abal Medina jefe de
gabinete de ministros, informó a mediados de 2012 que “faltaron” o “se
sustrajeron” de los batallones de arsenales 601 y 603, entre 2010 y 2012: 274
correderas, 282 cerrojos, 288 armazones, 512 cajones de mecanismo y ¡45
cañones!
Yo no entiendo nada de armas, transcribo la
información que tengo, pero sí sé lo que es un cañón. Sea quien o quienes
fueren los que tengan los 45 cañones, tengo la certeza que no deben tenerlos.
Es un enorme peligro.
El 18/2/2011 se filtró la información sobre
la “desaparición” de 154 fusiles FAL; piezas para armar 250 fusiles; 1
ametralladora MAC (calibre 7,62); piezas de 5 ametralladoras (calibre 12,7); 1
pistola 9mm (la más usada por los delincuentes).
En ese entonces el ministro de defensa era
Arturo Puricelli, que el 4/3/2011 pasó a disponibilidad al general de brigada
Alejandro Pucheta, jefe del Estado Mayor. Para los civiles el tema terminó ahí.
Los “faltantes” siguieron.
A finales de 2014, del batallón 603 San Lorenzo, en Fray Luis Beltrán,
cercano a Rosario, el ejército denunció ante la justicia “el faltante” de 19.600
balas, que pueden completar (casi) la carga de 2.000 pistolas (9mm). La
denuncia cayó en el juzgado federal N° 3
de Rosario, juez Juan Carlos Vera
Barros, fiscal Mario Gambacorta. La información llegó a la prensa ayer. No se hizo pública. Se la ocultó.
El 12/1/2015, nos enteramos azorados, que del
escuadrón de caballería blindado (¡menos mal que era blindado!), “desapareció”
un misil TOW 2. Gravísimo. Lo que no se llevaron fue el lanzador, sin el cual
el misil no es operable. Igual sirve como bomba. El caso lo tiene el juez federal de La Plata,
Laureano Durán.
Las medidas tomadas en los distintos casos,
todos sumados, fueron la suspensión de 3 oficiales y 7 suboficiales. El
ministro de defensa Agustín Rossi dio de baja al director de arsenales coronel
Hugo Víctor Meola. Cerró el batallón 603 y le ordenó al teniente general César
Milani crear en el lugar, una unidad militar de emergencias y reubicar el
material militar en otras unidades.
Preguntas hasta ahora sin respuesta.
¿No era que las FFAA estaban desarmadas,
olvidadas en los sucesivos
presupuestos? Pareciera que no, por lo
menos desde que Cristina es presidente. De no ser así ¿cómo es posible que
desaparezcan armas que no existen?
¿Las armas han “desaparecido” por obra de
algunos gnomos juguetones? ¿Las armas fueron robadas ante los ojos cerrados por
el sueño de las malas custodias que
debían, y valga la redundancia, custodiarlas? ¿Las armas fueron vendidas por
soldados mercenarios (hoy todos lo son), sin el conocimiento de ningún oficial?
¿Las armas fueron robadas con la complicidad de algunos oficiales? ¿Las armas
fueron vendidas en negro por soldados mercenarios? ¿Las armas fueron vendidas
en negro por oficiales? ¿O las armas fueron vendidas en blanco por personas que
estaban en posición de hacerlo?
No puedo contestar nada de lo preguntado.
Pero falta lo peor en materia de preguntas, cuyas respuestas sigo sin conocer.
Me asusta la sola idea de llegar a conocerlas.
¿Quiénes tienen las armas? Robadas,
permitidas, vendidas en negro o en blanco, ¿quiénes tienen las armas?
Delincuentes comunes que terminan trabajando para los narcos? ¿Directamente los
narcos? ¿Cómo en otros tiempos no muy lejanos, las exportamos? Se descubrieron
armas de fabricaciones militares en manos narcos en Río de Janeiro. ¿Está la
cúpula militar enterada de lo que sucede debajo de ellos o ignoran todo? En cualquiera de los dos casos, es grave.
¿Se está armando un ejército paralelo? Esto
es quizá lo más temible. Porque por lo menos yo, no tengo la menor idea a
quiénes responderían.
Lo que sí sé y lo tengo muy claro, es que
todos estos desastres, no tengo otra palabra para definirlos, no se solucionan cerrando un batallón. Se
solucionan investigando en serio los sucesivos hechos, impensados en unidades
militares en tiempos de paz.
Sería cuestión de advertírselo al ministro
Rossi, que no basta con echar a un director de arsenales y cerrar un batallón.
Debe investigar a fondo, encontrar a los
culpables y luego del debido proceso, los culpables a la cárcel y, es
imperativo,
SE DEBEN ENCONTRAR LAS ARMAS DESAPARECIDAS.
La tranquilidad de la población lo exige. Esa
población que paga el sueldo del ministro, los del ejército (aunque sean bajos)
y compra las armas. ¿O tenemos que
conformarnos diciendo “Adiós a las armas”?
“Adiós
a las armas” novela de Ernest Hemingway de 1929. Título tomado de un poema de
George Peele, poeta inglés del siglo XVI, dedicado a la reina Isabel I “A
farewell to arms”.
Malu Kikuchi
maluki@fibertel.com.ar
@malukikuchi
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