La
reacción intolerante del heredero del Presidente Chávez ante la publicación del
diario ABC de Madrid, de parte de las declaraciones del Capitán de Corbeta
Loesny Salazar, acerca de la vinculación de Diosdado Cabello, Presidente de la
Asamblea Nacional, y otros altos funcionarios del gobierno con el narcotráfico,
en vez de desmentir con hechos la afirmación del alto oficial de la Armada
venezolana de que su gobierno está contaminado con el tráfico de drogas, lo que
hizo fue sino confirmar la denuncia del referido oficial, dejar pendiente las
dudas de la verdad o mentira de la acusación ante la Justicia de los Estados
Unidos.
La
indignación de Nicolás Maduro no es
propia de un Jefe de Estado democrático, que está obligado a garantizarles a
todos los ciudadanos el derecho a expresar libremente su pensamiento,
especialmente cuando no coincide con el suyo. Y aunque el Presidente también
tiene derecho a rebatir la opinión de quienes le adversan, no puede
descalificarlos acusándolos de desestabilizadores, porque queda al descubierto
su carencia de argumentos y su tendencia autoritaria. ¿Cómo desmentir al
Capitán Salazar amenazando con demandar al diario ABC, que publicó la
información que suministró el Infante de Marina, que formaba parte del Anillo
de Seguridad Protector del Presidente Chávez y luego del Capitán Cabello, y a Tal Cual y a El Nacional porque
reprodujeron la noticia, que es la obligación
de todos los medios de comunicación social independientes, así le
moleste a los regímenes dictatoriales?
El
emplazamiento a las empresas españolas con grandes inversiones en Venezuela
para que presionen al gobierno de la Península, para que los medios de
comunicación social abandonen una supuesta campaña mediática contra nuestro
país, es otro exabrupto del Presidente Maduro, porque los periódicos en un país
democrático expresan sus opiniones
libremente en ejercicio de sus derechos constitucionales, y porque la cita de
los empresarios españoles a Miraflores
envuelve también una amenaza contra el gobierno de Rajoy, que ha dado recientes
demostraciones de estar dispuesto a dialogar y a ser puente entre gobierno y
oposición para evitar una mayor polarización política, lo que obligó al
Canciller español a afirmar que la libertad de prensa y de expresión del pensamiento
son principios irrenunciables de su gobierno.
Con
todos los escándalos que ha formado en los últimos meses el Presidente Maduro,
acusando a todos los que adversan su régimen, de querer desestabilizarlo, hasta
llegar al golpe de estado y al magnicidio, no ha podido ni podrá convencer a
los venezolanos que el alto costo de la vida, la escasez, el desabastecimiento,
la inflación, la inseguridad, las colas para comprar papel higiénico, harina
pan, aceite y otros alimentos de primera necesidad, y todos los males que aquejan a la sociedad
en general, no son responsabilidad de sus políticas equivocadas, sino de
conspiradores nacionales e internacionales.
La
intolerancia del Presidente Maduro, que sobrepasa la de su mentor el extinto
Comandante Chávez, no podrá atajar la diáspora del descontento de millones de
chavistas, ni la marcha de su régimen hacia el despeñadero, sin una
rectificación a fondo. Amanecerá y veremos.
Juan
Paez Avila
jpaezavila@gmail.com
@jpaezavila
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