No otra cosa es el 4 de febrero de 1992. Ese
día se produjo un golpe de estado primitivo y sangriento, dirigido por Hugo
Chávez. El gigante destructor, con tropas engañadas que desconocían su destino,
violo la constitución, y el juramento militar.
Tienen años utilizando el dinero de los
venezolanos de manera absolutamente inescrupulosa para tratar de convertir esa
vergüenza nacional en fiesta patria, mientras acusan a todo el mundo de
golpista.
Esa fecha ya anunciaba la tragedia que
significaría para Venezuela la llegada al poder del finado. En efecto, luego de
16 años en el poder, incluyendo el tiempo de Maduro, las consecuencias de esta
irresponsabilidad histórica que fue llevar a Chávez al poder se traducen en una
frustración, angustia y desesperación que alcanza al 80% de los venezolanos
según las encuestas serias.
La realidad hoy es la de un país en ruinas
desde el punto de vista económico, envilecido institucionalmente, y con un
alarmante déficit de civilidad. El odio creado por el gobierno, unido al
malestar social que produce una crisis global que ellos solo pueden agravar,
presagia un clima de violencia peligroso e inconveniente.
Esta mezcla de incapacidad y corrupción que
hoy gobierna, solo puede ser defendida por quienes se han enriquecido y reciben
todo tipo de prebendas a costa del estado. La realidad económica es simple,
aniquilaron la capacidad productiva privada y también la del estado,
convencidos de que se la estaban comiendo con los altísimos precios del
petróleo.
Mientras hubiera dólares petroleros a montón,
¿para qué carajo crear empresas, estimular inversiones, incentivar la
producción? Demagogia y populismo, “pa´eso hay real”. Mientras el petróleo
servía para crear una sociedad parasitaria que agradecía las migajas que les
tiraba el poder, avanzaban en crear las condiciones para tratar que el
ciudadano no pudiera ni respirar si no se arrodillaba ante el gobierno. Era
tanto dinero que se podía robar sin límites, y si faltaba real, se pedía
prestado y punto.
Tardíamente un ex ministro alerto sobre la
pavorosa corrupción. Pero todo siguió igual, incluyendo los disparates que
estimularon a gritos, como el subsidio de la gasolina, que ahora pretenden
aumentar teniendo el ciudadano la certeza de que ese dinero se perderá también.
Valgan estos datos para ilustrar el infierno
que han creado: Chávez y Maduro recibieron y dilapidaron el 70.9% de todos los
ingresos petroleros en la historia de Venezuela. Sumando todos los ingresos, este régimen ha
dilapidado 1.934 billones de dólares. Si usted coloca billetes de a 100 US$,
uno detrás de otro, puede cubrir la distancia entre la tierra y la luna, 7.5
veces. La deuda externa del país estaba en 28 mil millones de dólares cuando
Chávez asumió el poder, hoy, sumados todos los conceptos y según Ecoanalítica
la deuda asciende a 330 mil millones de dólares.
Pero, ¿Se podía esperar otra cosa? La verdad
es que uno podría ahorrarse estos escritos y dedicarse a reproducir el
brillante editorial de Laureano Márquez, el viernes 23 de enero, allí queda
claro que solo saben convertir todo lo que tocan, en porquería.
Freddy
Ignacio Nuñez Martinez
freddynm6311@gmail.com
@freddynm6311
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