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LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA

sábado, 7 de febrero de 2015

FELIPE GUERRERO, MI ÚLTIMO DÍA

Al concluir este mes de enero, en la etapa inicial del nuevo año, compartimos un esperanzador encuentro de novios, con cincuenta parejas de enamorados. Todavía las calles emanan la vida ajetreada de los recién concluidos festejos de la noche buena. En este tiempo, aún permanecen los hogares iluminados con las luces artificiales de la navidad.
Todavía el frío se deja sentir ahora con más vehemencia al ser mecido por un fuerte viento. Acurrucados bajo los abrigos y las ruanas llegan los novios para compartir en un ambiente plagado de los últimos sonidos navideños.
Observando aquel enjambre de enamorados, sentimos deseos de reflexionar sobre el enfriamiento de la pareja luego de contraer matrimonio. Con el paso de los años, a los cónyuges los invade un glacial distanciamiento. Surge entonces la inevitable interrogante  ¿Dónde quedó el amor? Ese amor que se promete para toda la vida y que aquí se expresa en parejas acurrucadas bajo abrigos y ruanas pero que luego se disipa entre las brumas del desamor. ¿Dónde van a parar las palabras revestidas de fragancias nuevas? que en breve tiempo se pierden en un mar de promesas olvidadas.
En pocas  horas los eternamente enamorados comparten un sepulcro de besos, un desierto de caricias y su vida se transforma en un sendero de secas lágrimas.
Intentando encontrarle respuestas a estas angustiantes preguntas, recordamos al dúo de música pop contemporánea  Tercer Cielo, quienes interpretan una hermosa melodía cuya letra afirma: «Como si fuera mi último día… Voy a vivir en la vida, amando sincero… Mostrando a los míos cuanto los quiero»
Mientras las notas de la canción inundaban el ambiente, las parejas con los ojos vidriosos y con el corazón anegado de emoción, descubrieron el valor de manifestar aquí y ahora los sentimientos al ser amado.
La canción sigue tocando a cada uno: «Como si fuera mi último día… Voy a vivir en la vida, amando sincero… Mostrando a los míos cuanto los quiero».
Si supiera que hoy es mi último día y que mañana no volvería a ver brillar el sol, que la vida se me acabaría al concluir este momento presente, de seguro, todas y cada una de las actividades que en la actualidad realizo pasarían de inmediato a un segundo plano, colocando en lugar privilegiado a mis seres amados a los cuales muy poco tiempo les ofrezco.
Si supiera que hoy es mi último día, comenzaría bajándole el nivel a la continua autocrítica y por una vez viviría sin someterme a ese juez injusto y exigente que siempre oscurece las  virtudes de los seres que amo.
Si supiera que hoy es mi último día, disfrutaría del aire, de la lluvia, del sol. Saborearía el calor de mi pareja y de mis hijos con la intensidad de cuando éramos novios.
Si supiera que hoy es mi último día, las discusiones, las preocupaciones, las quejas y el descontento quedarían guardadas en un cajón del que después de cerrado lanzaría lejos la llave, para que en mi ausencia nadie volviese a hacer uso de lo allí oculto.
Si supiera que hoy es mi último día,   sin malgastar un segundo abrazaría, besaría y lloraría, con toda la sencillez y humildad con la que puedo expresarme.
Si supiera que hoy es mi último día, oiría las voces de quienes me aman.
Al final de la jornada la esperanza inundó el ambiente. Con estos novios vamos a construir familias armoniosas que van a vivir saboreando cada momento y compartiendo sus cantimploras con el agua fresca para saciar sus vidas sedientas, porque quizá mañana ya no estemos aquí  y no desearíamos pasar desapercibidos entre los seres que nos aman. Es bueno vivir como si fuera el último día.
El maestro, musicólogo  y arreglista Rafael Ferro, compuso la canción Me olvidé de vivir en donde asegura que: «De tanto correr por la vida sin freno… Me olvidé que la vida se vive un momento… De tanto querer ser en todo el primero… Me olvidé de vivir los detalles pequeños...»
Conviene recordar a las parejas que es bueno vivir como si fuera el último día, para no olvidarnos de vivir los detalles pequeños.
Felipe Guerrero
felipeguerrero11@gmail.com

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