PACIANO PADRON |
La siembra de miedo es arma utilizada
por los gobiernos despóticos y dictatoriales para mantenerse en el poder, por
cuanto el miedo suele impedir que la indignación tome la calle y la protesta
produzca el cambio deseado. El miedo inhibe a los molestos, frena el reproche
en la calle y permite al régimen ganar tiempo. Que muera el miedo.
En
el caso cubano, ya van 56 años de dictadura cruel y asesina, de paredón, muerte
y persecución contra la divergencia, y de hambre pareja para todos. El miedo
sigue frenando a un pueblo que pareciera ya no tener sangre en las venas, donde
muy pocos han dejado oír su voz. En Venezuela ya van 16 años de siembra de
miedo bajo la conducción cubana, un proceso iniciado en tiempo de Chávez y
acrecentado en el podrido lapso de Nicolás, dócil a los Castro y a las
instrucciones y enseñanzas de estos. Que muera el miedo, que se escuche la
protesta en la calle.
Es consustancial a la dictadura
sembrar miedo, como lo hizo Hitler con el pueblo alemán y con los otros pueblos
que fue sometiendo; como ha ocurrido con todas las dictaduras en América Latina
y, por supuesto, con las de Gómez y Pérez Jiménez. En el caso de Gómez -quien
muere en el poder sin que hubiese tomado cuerpo la protesta popular- la
reacción masiva de alegría por haber concluido la pesadilla, no se produce sino
varios días luego de anunciada su muerte, ya que había miedo del muerto,
algunos en medio de su terror pensaban que estaba vivo, que solo habían
anunciado su desaparición física para ver quién montaba fiesta y castigarlo
luego con la severidad que sabía hacerlo el Benemérito. En el caso de Pérez
Jiménez, el miedo fue desafiado cuando la gente entendió que ya no podía seguir
aguantando atropellos a sus derechos fundamentales, y llegó el 23 de Enero.
A un buen amigo de Guarenas -cuando
hablamos de atropellos, no solo en el plano político sino igualmente en la
relación interpersonal- suele decir “Si me ofendes callo, si me persigues corro
y si me acorralas me defiendo”. Allí estamos, en ese tercer supuesto, en el
acorralamiento. Defendernos es la salida si nos queda sangre en las venas, como
ciertamente nos queda. Vamos a defendernos denunciando al opresor, develando la
corrupción y la ineficiencia del régimen y exigiendo cambio. Quedarnos
callados, seguirnos calando la situación actual del país sin respuesta
eficiente, es una torpeza y el dictador apretaría la mano.
Por ser harto conocida, no es
necesario que ahora dibuje la crisis que nos subyuga, donde el
desabastecimiento ocupa la escena y la llenaría por largo tiempo si no hay un
cambio radical de política o de gobierno. El pueblo está bravo y a esta hora el
gobierno desgastado echa sus últimos tiros y amenaza y persigue, llegando al
colmo de poner preso a quienes protestan por el desabastecimiento o a quienes
toman fotografías de anaqueles vacíos. Es hora de protesta, tenemos que
echarnos el miedo a la espalda, reclamar y exigir cambio. En este momento el
pueblo chavista acompaña el reclamo, porque el hambre es pareja y en las colas
nos encontramos todos. Rechazamos a la indeseable Ministra del Interior, quien
burlándose de la necesidad de la gente dijo que quien hace cola desde las dos
de la madrugada es porque le da la gana, mientras el Gobernador de Yaracuy
prohíbe que los ciudadanos pernocten a las puertas de los supermercados, en
intento de ser los primeros en hacer compras al día siguiente.
El pueblo debe encontrarse en la
protesta convocada por él mismo, y no en aquellas que surgen de los
laboratorios del régimen, como fue el caso del paro extemporáneo convocado para
el pasado lunes 12 de enero. El paro cívico es un arma democrática y puede y
debe ser utilizado, pero tiene su hora, y el tiempo no nos lo va a marcar el
gobierno.
Matemos el miedo y que nazca una hora
nueva. No más silencio, no sigamos aguantando a quien se burla del pueblo, a
quien es capaz en esta hora de penuria de gastar, en un viaje al exterior, un
millón 200 mil dólares en disfrute con sus amigos y familiares y con allegados de la primera
combatiente. Ya basta. Que muera el miedo.
Paciano
José Padrón Valladares
pacianopadron@gmail.com
@padronpaciano
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