"Henrique tuvo la bola en sus manos. Enfrentó una situación compleja y en desventaja, pero tenía que cobrar y hacer el out. !Y botó la bola!"
ORLANDO VIERA-BLANCO |
Recuerdo
aquel chance irrepetible cuando pichando con "Meridiano" por el
campeonato de El Hatillo, con dos outs, bases llenas, ganando por una y el
muchacho de la película- campeón bate de la liga al turno (Ceregen-Pata
e'ruco-1985), me respondió con un "chorrito" a la lomita. Sonriendo
anticipadamente y celebrando sin hacer el out 27, elegí lanzar a la intermedia
para favorecer a un primo que jugaba S.S. Y boté la bola al center field. Qué
hicísteis "papaíto" vociferaban desde las gradas. No pasa nada. Era
un juego... Pero en política el momento, es clave, es eterno.
Capriles
perdió una oportunidad de oro de rescatar al país de la anomia. No era acometer
una simple victoria electoral. Era recuperar la democracia y la libertad,
valores esenciales del ser humano. No era un tema de prudencias mojigatas de
valores tutelados: evitar masacres, confrontaciones, violencia.
Si así hubiesen
pensado Bolívar, Washington, Diderot (el libre albedrío), el Duque de Orleans
(Felipe Igualdad); Roosevelt, Martin Luther King, Walesa, Mandela o Betancourt,
aún estuviésemos bajo el dominio de la hispanidad,
Si Elvis Presley se hubiese ido
de Memphis a Liverpool; toda Europa hablaría alemán, teniendo obreros como
robots y esclavos a pie de comedor.
Y por no defender a Venezuela, ella hoy es
lo que es... El mundo ha evolucionado gracias a inmensos sacrificios nacidos de
profundas reflexiones filosóficas como la enarbolada por Diderot en la
psicología del libre albedrío, que impulsaba
el desafío de la conciencia y del hijo natural (Le fils naturel),
ilustrando sobre belleza de los
sentimientos del ser humano, mismos que deben deportar la aberración de un
juicio sumario, la intolerancia legitimadora de torturas y guillotinas o las
tiranías -sean ellas seculares, positivistas o religiosas- que justifican el
odio y el sacrificio inquisidor.
Cuántas vidas no costó la independencia.
Cuántas decisiones dolorosas no tomó Bolívar. Su vida la dejó por un ideal. No
se trata de fijar posición. Posición la fija cualquiera. Se trata de principios
y convicciones. Y eso fue lo que hizo Mandela en Pretoria y le valió casi tres
décadas de cárcel, o Luther King en EEUU y le costó la vida.
Es el desafío de
Martín Lutero o de Juan Calvino padres de la reforma protestante, al exigirle a
la Iglesia, cuando Roma era el mayor poder sobre la Tierra (...) que el pueblo
participe activamente en los servicios de adoración cantando salmos; que cante
en la iglesia, porque la gente no ha cantado durante siglos, ni siquiera ha
entendido el latín cantado por los sacerdotes (...)
Y Calvino fue exiliado,
perseguido y condenado a vivir en el desprecio. Pero la reforma humanizó la
doctrina de la justificación por los méritos de Jesucristo, que no es otra cosa
que reivindicar el evangelio del alma de los fieles y evitar la herejía y el
exterminio inquisidor, por la que Juan Pablo II pidió perdón.
En
1559 un miembro del partido Los Libertinos, Philibert Berthelier (excomulgado
por licencioso), se vanagloriaba de participar de la Cena del Señor (lo que
Calvino nunca permitió). Se apareció en la iglesia con hombres armados con
espada y dispuestos a pelear. Calvino descendió del púlpito, se interpuso entre
la turba y la mesa de la Comunión, y les dijo: "Pueden quebrar estas
manos, pueden cortar estos brazos, pueden tomar mi vida, mi sangre es vuestra,
pueden derramarla; pero nunca me forzarán a dar las cosas santas al profano y
deshonrar esta mesa de mi Dios". Los libertinos no tuvieron más remedio
que salir de la iglesia...
La democracia es cosa santa. La libertad, la
pluralidad, la igualdad, la vida, el derecho, propiedad y la justicia, son
derechos naturales del hombre. Elegir y ser elegido libremente, realmente, y a
tener vida digna, educada, laboriosa y segura, son alcances sagrados de la
humanidad. Son esos derechos fundamentales los que hoy impiden en la mayor
parte de la faz de la Tierra, el regreso de la opresión y las guillotinas.
Y el
esfuerzo del líder, del fils naturel de la humanidad, es inspirar las masas en
la defensa de esos principios. Quien esté en posición de hacerlo y lo haga, la
historia lo premiará, y quien no lo hiciese, lo condenará.
Juan
Donoso Cortés, Kennedy, el abate Sieyès o nuestros estudiantes, no pactaron sus
ideales. Su grandeza ha sido -al decir de Santo Tomas- "interpretar
adecuadamente sus propios tiempos". Haber estado a la altura de la
historia y de las exigencias de los sentimientos humanos. Henrique tuvo la bola
en sus manos. Enfrentó una situación extrema, compleja y en desventaja, pero
había ganado la partida, tenía que cobrar y hacer el out. Y botó la bola.
Ahora
es muy cómodo colocarse el guante sobre la almohadilla y hacer muecas pidiendo
cerrar la zafra. No porque carezca de talento sino del plus para vencer en la
chiquitica.
Uno
puede perder un partido de pelota pero no el reto de asegurar la libertad, la
vergüenza y el derecho, que son cosa santa... Capriles, poder, ahora no.
Prudencia, adhesión y discreción sí... Nada más.
Orlando
Viera-Blanco
vierablanco@gmail.com
@ovierablanco
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