LUIS GARRIDO |
Por creencias formadas al calor del buen
ejemplo y el respeto a un algo superior, donde sobresale la imagen de quien
juzga y vigila nuestra manera de ser y conducirnos, nos queda el convencimiento
de que “lo que mal se hace, se paga”. En los hechos irregulares de la
cotidianidad vemos ejemplos dantescos de la descomposición del ser humano; personas que viven porque respiran, pero en
su interior hay una soledad espiritual que les limita toda acción de
conciencia; viven la indiferencia de su
propia vida con el mayor desprecio hacia los demás. Triste es admitirlo, pero en el terreno
delictivo este ejemplo es sobrentendido: “lo que mal se hace, se paga” y las
informaciones de los medios así lo confirman.
En la ceguera de los jerarcas de este
gobierno, son impresionantes las desviaciones de conducta;
personas que se llevan por delante a sus adversarios -utilizando la fuerza del poder- mediante la complicidad de quienes tienen la
obligación de hacer respetar la ley.
Faltaría preguntarles si ellos pueden dormir tranquilos o si no creen
que “lo que mal se hace, se paga”. Los
hechos repudiables se han multiplicado en los
16 años del comunismo revolucionario: prisiones injustificadas,
asesinatos con inocentes presos y criminales en la calle, descomposición de los
poderes públicos y toda clase de vicios,
corruptelas y pillerías para conservar el poder.
No hay dictadura que no se desplome por sus desenfrenos delictivos; no hay dictador que no pague sus culpas en las diferentes maneras signadas
en su destino. Algunos tras los barrotes
de la cárcel; otros bajo la mano
justiciera de los pueblos y hasta los hay quienes postrados en una cama esperan el ansiado final de sus sufrimientos.
Las dictaduras se distinguen por el atropello y el engaño a los pueblos
mediante el encandilamiento de las promesas.
Los dictadores se rodean del servilismo y la miseria humana.
Nuestro país sufre los embates del
amordazamiento de sus libertades. Hay un ejemplo insólito frente a los ojos de
los carabobeños; tamaña bofetada a la justicia: no conformes con encarcelar a
Enzo Scarano sin evidencias de delito, buscan ahora someterlo a un juicio militar que por lo
aberrante solo es producto de ambiciones insaciables. Ellos ejercen el poder a capricho y desprecio, ignorando que esa deuda se paga; en esta misma tierra.
Luis
Garrido
luirgarr@hotmail.com
@luirgarr
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