FERNANDO OCHOA ANTICH |
En
mi anterior artículo mantuve la necesidad de analizar y discutir las
circunstancias políticas que produjeron el derrocamiento del general Marcos
Pérez Jiménez y el importante esfuerzo que se hizo para lograr un gran acuerdo nacional entre todos los partidos
políticos, de izquierda y de derecha, para aprobar la constitución de 1961.
Justamente, la votación en esas elecciones alcanzó una mínima abstención de
6,58 %. Al contrario, en el referendo aprobatorio de la constitución de 1999
hubo una de las mayores abstenciones de nuestra historia al alcanzar el 55,62
%. Ese resultado electoral indica que esa constitución nunca ha tenido el
respaldo mayoritario de los venezolanos, aunque reconozco que tiene importantes
aciertos que permitirían utilizarla como
marco de referencia para una transición política. El acuerdo nacional de 1958,
se fue constituyendo progresivamente, durante el año de 1957, entre los
partidos políticos, las Fuerzas Armadas, la Iglesia Católica y los sectores
empresariales.
La
crisis política de ese año empezó a manifestarse de una manera espontánea como
consecuencia del final del período presidencial y la obligación constitucional
existente de llamar a elecciones para elegir a un nuevo presidente de la
República. Los factores de oposición le hicieron ver al gobierno dictatorial que
la oposición, en caso de que se convocara a elecciones en diciembre de 1957,
lanzaría a Rafael Caldera como candidato
único. La respuesta del régimen fue ordenar su prisión por un corto tiempo con
el objeto de abortar las perspectivas de
su candidatura. Una vez puesto en libertad se vio obligado a pedir asilo en la
Nunciatura Apostólica hasta obtener un salvoconducto para viajar al exterior.
La posibilidad de una convocatoria a elecciones quedó sin efecto, al tomar
Marcos Pérez Jiménez la decisión de convocar a un plebiscito con la finalidad
de que los venezolanos decidieran si
debía o no continuar ejerciendo
la presidencia de la República por un nuevo período.
Desde
los primeros meses de 1957, empezó a observarse un importante incremento en las
tensiones sociales y políticas. El 1 de mayo, una trascendente pastoral del
arzobispo de Caracas, monseñor Rafael Arias Blanco, la cual fue leída en todas
las Iglesias, impactó de manera muy
importante a la opinión pública ante sus denuncias sobre la situación de
pobreza y corrupción que se vivía en Venezuela. El 11 de Junio se creó la Junta
Patriótica, formada por los partidos URD, PCV y Copei. Inicialmente, Acción
Democrática, no respaldó esta posición, hasta hacerlo el 12 de enero de 1958. El 29 de junio, la Junta Patriótica hizo circular 200.000 volantes en Caracas,
incitando al pueblo a fortalecer la unidad en la resistencia a la dictadura. La
inquietud social empezó a tomar cuerpo en
los sectores estudiantiles. El 20 de noviembre, la Universidad Central
de Venezuela y los liceos públicos más importantes de Caracas iniciaron una
huelga, la cual fue reprimida con gran violencia por el régimen.
La crisis económica empezó a manifestarse a
mediados de ese año al no poder el gobierno nacional cancelar las grandes obras
públicas que debían entregarse el 2 de diciembre. Eugenio Mendoza trató de
convencer al gobierno que, ante su insolvencia, transformara la deuda interna
en deuda externa. El régimen no aceptó esa recomendación por más que los
banqueros y empresarios nacionales le hicieron ver el riesgo de una inmensa
crisis económica que impactaría a la sociedad a través de una elevada inflación
y un alto desempleo. Al mismo tiempo, un creciente descontento empezó a
generarse en los cuadros medios y subalternos de las Fuerzas Armada ante las
dificultades que enfrentaban para cubrir sus gastos familiares y la creciente
corrupción de la camarilla militar y civil que rodeaba al dictador. Un ciclo de
conferencias, que empezó a dictar Marcos Pérez Jiménez en las principales
guarniciones para mostrar sus grandes obras, incrementó el descontento militar.
La Junta Patriótica y los frentes
estudiantiles y obreros organizaron distintas acciones populares contrarias al
régimen durante los meses de noviembre y diciembre. La dictadura convocó, el 15
de diciembre, a un plebiscito mediante el cual el pueblo decidiría si el
general Marcos Pérez Jiménez ejercería por cinco años más la presidencia de la
República. El resultado electoral confirmó el triunfo del sí al obtener 2.374.90
votos. Al mismo tiempo, los principales
líderes de los partidos políticos, Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba y Rafael
Caldera, se reunieron en Nueva York, en diciembre de 1957, para lograr un
acuerdo político que permitiera el derrocamiento de la Dictadura. De manera
sorprendente, un amplio sector de las Fuerzas Armadas se insurreccionó, el 1°
de enero de 1958, en las guarniciones de Caracas y Maracay. Este alzamiento
militar fue controlado por el dictador, pero produjo tal impacto en la opinión
pública que permitió el llamado a una
huelga general, la cual culminó con el derrocamiento de Marcos Pérez Jiménez el
23 de enero de 1958.
Fernando
Ochoa Antich
fochoaantich@gmail.com
@FOchoaAntich
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