"Una
vez, tres toros estaban paciendo en un prado. Oculto tras unos matorrales
acechaba un león, pero no se atrevía a atacarlos porque estaban los tres
juntos. Pensó emplear la astucia y acercándose comenzó, con pérfidas
insinuaciones, a fomentar la desconfianza entre ellos. La estrategia tuvo pleno
éxito: los tres toros empezaron a mirarse con recelo y al poco rato se fueron
apartando uno de otro, esquivándose deliberadamente y paciendo cada cual por su
cuenta. No esperaba otra cosa el león. Se arrojó sobre el primer toro, luego
sobre el segundo y finalmente sobre el tercero y los destrozó".
(Enciclopedia UTHEA para la Juventud).
Casi
50 años echando bala, para nada. Cerca de 50.000 muertos para nada. Incontable
número de heridos, para nada. Más de 3.000 secuestros, para nada. Cerca de
15.000 niños reclutados y armados, para nada. Miles de víctimas de minas
antipersona para nada. Pueblos destruidos, para nada. Billones de pesos en
petróleo derramado, para nada. Con las armas no lograron nada. Eran
terroristas, eran secuestradores, eran asesinos, eran saqueadores, eran extorsionistas,
eran victimarios. Con tantos años de muerte, miseria y terror, los logros de la
guerrilla en los pasados 50 años eran todos negativos y perversos.
Pero
de la noche a la mañana todo cambió. La varita mágica del presidente Santos los
convirtió, como en los cuentos de hadas, de sapos en príncipes. Ahora, no son
terroristas, son combatientes. Ahora no son victimarios, son víctimas. Ahora no
son narcoterroristas sino adversarios políticos. Los crímenes, incluidos los de
lesa humanidad, ya no son crímenes, ahora, por la varita, son simplemente
errores. Los procesos penales se suspenden para darles puesto con el Estado. No
habrá cárcel para ellos. La cárcel para los de ruana o para los contradictores
del Santo régimen. Ellos ahora serán senadores, diputados, concejales. Todos
los colombianos que hemos sufrido pagaremos con nuevos impuestos sus nuevos
cargos. De deshonestos y criminales a doctores, con una firma, con la varita.
Las
inmensas fortunas que los guerrilleros poseen se respetarán. Las caletas con
billones de pesos se quedarán con ellos, los jefes. Las tierras, miles de
hectáreas a nombre de terceros, serán de los jefes. Los dineros en la banca
extranjera, millones de dólares y de euros, se quedarán para deleite y gloria
de los cabecillas de la iniquidad. Paraísos fiscales para ellos en los países
cómplices como Venezuela y Cuba. Ahora son caballeros.
La
guerrilla logró en 3 años lo que no pudo en 50. Ahora las armas seguirán siendo
las que disparan, explotan y matan, porque no las van a entregar pero también
serán las palabras de ellos, los que han sido graduados de honestos, contra los
deshonestos que hemos trabajado toda la vida y que hemos conseguido algo con el
trabajo honrado, continuo y duro.
Lo
negro es ahora blanco, lo blanco es ahora negro. El gris se ha terminado por
decreto. Que quede claro: ¡Ansío la paz con justicia!
(Traducción
de la fábula: El león: Farcsante. Los tres toros: Legislativo, Ejecutivo y
Judicial…)
Antonio
Camilli
tonycamillis@gmail.com
@antoniocamilli
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