SUSANA MORFFE |
La tarea encomendada por el que se creía dueño del trono falló. Al
actual heredero se le enredaron los hilos de la larga cuerda de
responsabilidades atribuidas a un jefe
de Estado, sin poder echarles la culpa a otros.
Si se estableciera un honorable tribunal en Venezuela para señalar
lo bueno y lo malo que se ha hecho en los últimos años, sin duda, la justicia
admitiría que el seleccionado no ha podido completar su tarea y razonablemente
el acusado tendría que aceptar el fallo con humildad. Pero en este caso,
hipotético, la gestión no pareciera enderezarse, puesto que el ocupante está
desviado en hacer su soberana voluntad en detrimento de la caída del trono
criollo o su castillo de arena.
En nuestra isla de Margarita se podría establecer penalidad por
permitir que los ciudadanos duerman en la calle en colchonetas y hamacas,
esperando una feria navideña para una cacería de artefactos y alimentos en un viernes
endógeno, infame y además indigno. Máxima sanción por permitir que más de 100 niños de una escuela en el
Municipio Arismendi peligren por aguas negras en el plantel.
Lo mismo ocurre con ex trabajadores de un organismo desaparecido,
amenazando con cerrar los olores del vertedero de basura de nombre Piache o
piche, sino le pagan sus prestaciones. Como también profesionales de la salud
que denuncian ausencia de insumos e instrumentales en hospitales de Margarita,
mientras 20 médicos integrales son enviados al continente africano para sumarse
a la lucha contra el Ébola.
Se le acusa al régimen de haber extendido el contrabando en el
país en todos los niveles, debido a un esquema económico que ha traído mayor
pobreza, siendo acaudalado en leyes que finalmente no se llegaran a cumplir.
Mayor corrupción en las dos sociedades que dividen a la nación, la sociedad
política y la sociedad que sufre por las decisiones equivocadas de la política.
El Libertador Simón Bolívar pronunció esta sentencia: “Todo aquel que fuese convencido de haber defraudado los caudales de la renta nacional… el robo y manejos ilícitos, será pasado por las armas y embargado sus bienes para deducir los gastos y manejo que originen”.
Muy grave es haber instaurado una forma de pena de muerte a 35
reclusos en una cárcel venezolana por envenenamientos.
Todos los anteriores problemas, de alta gravedad, permiten
suscribir, si todavía hay respeto por el juicio bolivariano que “El sistema de
gobierno más perfecto es aquel que produce la mayor suma de felicidad posible,
la mayor suma de seguridad social y la mayor suma de estabilidad
política”. Son, entre muchas, algunas
razones para un juicio, pero fuera del área bolivariana porque también la
devaluaron.
Susana Morffe
susana.morffe@gmail.com
@susanamorffe
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