Pero, en el complejo y cambiante escenario de la pugna actual entre
cambio y conservación del poder, hay detalles que pesan. Podemos examinar uno.
El modo como se maneja la selección de los candidatos para sustituir a los tres
rectores del CNE.
El gobierno se empeña en convertir en secreto un acto que debe ser
público. Una nube de desinformación ha permitido que concluya el período de
impugnación a los aspirantes sin que en la web de la Asamblea Nacional se pueda
conocer el nombre de los preseleccionados.
Hay organizaciones civiles que han introducido objeciones ante la
proliferación de candidatos que son militantes del PSUV. Seguramente se
informaron en la versión escrita de los dos diarios que publicaron la lista o
la suministrada por un conocido periodista especialista en el tema electoral.
Pero deliberadamente se sacó del conocimiento común el listado de los
preseleccionados.
Ese empujoncito confiscatorio es una de las piezas que usan los nuevos
autoritarismos para imponer una versión de democracia mínima, excluyendo a los
ciudadanos de asuntos que deben ser de su interés. No hay democracia cuando no
se proporciona la información necesaria para ejercerla.
Otra transgresión es abrir formalmente el proceso de renovación parcial
del CNE para anularlo de hecho. La cúpula oficialista decidió impedir el
principio de rotación de las élites promoviendo la presentación de dos de los
rectores que hay que sustituir.
Ninguna de estas irregularidades debería ocurrir. Se producen porque el
régimen requiere aparentar tanta formalidad democrática como sea necesaria y
tanto autoritarismo como sea posible. Sabe que la catástrofe electoral le puede
resultar incontenible. Y se dispone a defenderse con todo.
El detalle, que no es ninguna carpintería, está en cómo va a actuar la
MUD. El procedimiento legal establecido implica un acuerdo en la Asamblea
Nacional. Pero el acuerdo no puede implicar apoyar cualquier nombre, votar por
militantes oficialistas reconocidos o consagrar un cerrado reparto entre
partidos con desconocimiento de candidatos con experiencia, méritos y vocación
para ejercer el cargo desde una ética centrada en aplicar la ley.
La MUD debe cuidar su credibilidad y evitarse una comedia de
equivocaciones, esperada por los radicales que ven en toda elección una
traición. Cualquier acuerdo con el oficialismo sobre el CNE debe reportar
ventajas para la lucha por cambiar el régimen. Antes de acercarse al gobierno
de cualquier modo, cuando el país se está alejando de él, hay que recordar la
frase de Mario Moreno: porque allí está un gran detalle para los aciertos.
Simon
Garcia
simongar48@gmail.com
@garciasim
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