Hace
unos meses, anduve de vacaciones por la provincia de Zamora, y fui invitado a
visitar una finca propiedad de un paisano donde elaboraban unos jamones caseros
muy afamados por toda la zona.
Al
pasar por una de las pocilgas, me llamó la atención la raza de una hembra que
amamantaba a una camada de lechones.
Por
curiosidad, le pregunté al hijo del patrón que me estaba atendiendo, de qué
raza eran esos cerdos.
-
Son de raza “española” Pero, espere, mi padre le explicara cómo se consigue esa
raza.
Su
padre, me invitó a sentarme a la mesa del porche donde reposaba un enorme
botellón de orujo de no menos de 60º.
-¿Ud.
sabe cómo se cazan los cerdos salvajes del monte? Me espetó el paisano sin más
trámite, mientras me servía un vasito chato de ese fortísimo orujo.
-
Bueno, creo que los perros los acorralan y con un fusil los abaten, le contesté
prudentemente, presintiendo que la historia venía por otro lado y que el viejo
sabía más que yo.
-Es
cierto, pero yo utilizo otro método mucho más fácil y rentable y prosiguió:
-Le
voy a detallar la forma como los cazo y los “amanso”, y así usted. entenderá
perfectamente el porqué se los llama de pura raza “española” y si es un hombre
inteligente, podrá sacar otras conclusiones acerca de porqué a los españoles nos
va como nos va.
-Verá,
detrás de aquel bosque de álamos que ve al fondo, hay un monte sin cultivar. En
ese monte abundan las manadas de cerdos salvajes.
-Para
cazarlos busco un claro sin maleza, donde tiro unos puñados de maíz en el
suelo. Cuando los cerdos lo descubren van a comer todos los días, y solo tengo
que reponerles diariamente la ración.
-Una
vez acostumbrados, construyo una cerca en uno de los lados del claro y sigo
poniéndoles alimento.
-Durante
unos días van a desconfiar, pero terminan por volver. Entonces hago otra cerca
formando una “L” con la anterior, y les sigo poniendo comida hasta que de nuevo
dejan de desconfiar y regresan a comer.
Y
así sucesivamente, hasta que casi cierro los cuatro lados y solo dejo una
abertura para un portón.
-Para
entonces se han acostumbrado al maíz fácil, le han perdido el miedo a las
cercas y entran y salen casi con naturalidad.
-Otro
día coloco el portón, lo dejo abierto y sigo poniendo maíz, hasta que encuentro
a toda la piara dentro comiéndose el maíz, entonces cierro la puerta.
Al
principio empiezan a correr en círculos como locos, pero ya están sometidos.
-Muy
pronto se tranquilizan, vuelven al alimento fácil y aceptan la esclavitud.
-Nosotros,
los españoles, debemos darnos cuenta que este partido llamado PODEMOS, progre,
demagogo y comunista, procederá de la misma manera que yo con los cerdos.
-Nos
tirarán maíz gratis disfrazado de programas de ayuda, planes sociales, empleos
públicos, cargos políticos, sueldos para liberados y asesores, subsidios para
los cineastas de la “ceja”, leyes proteccionistas y sobornos electorales.
-Muchos
españoles no se dan cuenta que no existe la comida gratis.
-¡Si
no nos damos cuenta de la encerrona que planea el iluminado del coletas, que
Dios nos ayude cuando cierre el portón!
Esto
es lo que han hecho siempre los comunistas donde han mandado, el ejemplo más
claro es el Fidel en Cuba, Chávez en Venezuela y si en Argentina persisten, lo
lograrán.
Arruinan
la nación y crean millones de pobres, a los que les dan un pequeño sueldo al
mes y en navidades les regalan turrón.
Roberto
Augusto Martin
robertoaugustomm@hotmail.com
@ramm2011
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