RAFAEL BELLO |
Siempre la esperanza
se adentra en el alma venezolana porque nunca se pierde la fe. Este es un
pueblo merecedor de todas las cosas buenas, edificantes y dignas de su
condición de grandeza espiritual. En ello tiene preeminencia la libertad que
nos legaron los grandes seres de la independencia. Es entonces, esa presencia
gloriosa de Venezuela, la patria de la libertad que se adentra por sus caminos
en unión del sentimiento colectivo que se lleva como condición viva y eterna de
la patria libre.
Esa razón constituye
la presencia de la fortaleza de millones de hombres y mujeres que defienden sus
derechos contra toda manipulación de intereses contrarios a la convivencia democrática.
Y he allí precisamente, lo que no puede torcer el rumbo del ideal democrático,
es el escollo inmenso del accionar de la barbarie frente a lo fundamental y
trascendente de los derechos que se compaginan con la civilidad. Venezuela es
una nación independiente y democrática y esa condición admirable en el universo
nada ni nadie la puede revertir por cuanto representa el espíritu de la
identidad nacional. Eso no lo podrá cambiar el accionar totalitario que
corrompe y se apropia de los bienes de la República, que son los bienes de
todos los venezolanos.
La fe de los
venezolanos del pensamiento libre no cede en su transitar de voluntades
dispuestas a la reinserción democrática, pese a los trances tormentosos de las
ambiciones que ya se arrinconan ante la fuerza de esa condición libre que colma
los espacios del andar venezolano hacia la plenitud de sus derechos
fundamentales.
Indudablemente que
ello trastoca el andamiaje totalitario que no puede permanecer con las
seguridades sin tiempo ni medida de la dominación
para el saqueo del ingreso nacional y el empobrecimiento de la población
venezolana. Es por lo que ya el pueblo sigue su curso indetenible democrático
en las calles con las banderas de la unidad nacional.
Los cambios se avizoran en el trajinar de los
ciudadanos por los caminos de la gloria
que se hace sentir sin temores frente a la violencia del poder abyecto. Los
días son de encuentro formidable con los permanentes deseos de unión y paz. Así
avanza el propósito general de convivencia en el espíritu ciudadano al que
nunca se renuncia porque nada es posible cuando la independencia de la patria
se lastima con ambiciones totalitarias.
Entonces, está allí
presente Venezuela. Libre, independiente y soberana en el espíritu y condición
de los ciudadanos con la fuerza indomable y la determinación de la libertad que
crece en sus convicciones democráticas por sobre todas las malévolas
intenciones de predominio totalitario. Esa es la actitud de este pueblo
venezolano que se llena de fe en estos días de regocijo espiritual. Regocijo
trascendente en sus valores espirituales, por lo que el país libre, convoca la
legítima defensa de millones de hombres y mujeres en sus derechos fundamentales
a vivir al amparo de la libertad y la paz.
Estos días son de ese
formidable encuentro del sentimiento de identidad venezolana en sus más
elevados propósitos de lucha por la preservación de la paz en los valores
fundamentales de libertad y democracia. No cabe en la sociedad venezolana lo
que vulnera hoy su condición democrática. Es por lo que tiene preeminencia en
el quehacer diario de millones de hombres y mujeres, la actitud de lucha con su
espíritu de persistente en la convivencia navideña de la valoración del
sentimiento existencial de los
venezolanos de la libertad.
Rafael Bello
bello.rafael@yahoo.es
@unidadylagente
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