PEDRO PABLO FERNÁNDEZ |
Con
la implementación de este sistema el Gobierno puede transferir directamente a
la población el dinero que hoy llega a los bolsillos de los bachaqueros y las
mafias que dirigen el contrabando de extracción.
Una
amiga fue a la farmacia a comprar Atamel pero no había. En el establecimiento
un hombre le pidió el favor de que le comprara leche de fórmula, le explicó que
solo le permitían llevar un pote y él tiene cuatro hijos. Le dijo que él había
comprado las últimas dos cajas de Atamel y que podía venderle una a cambio del
favor que le pedía. Hicieron el intercambio y al salir de la farmacia ella se
acercó al carro del señor y se encontró con que este tenía la maleta abarrotada
de leche.
El bachaquero paga Bs. 250 por la leche y la
vende en 1.000, gana Bs. 750 por cada una. Si solo lo multiplicamos por 20 da
15.000. Mi amiga, que sacó la cuenta, me dijo: “No trabajo más. No vale la
pena. Él gana en un día lo que yo en tres meses”. El modelo no solo desestimula
la inversión y la producción, desestimula el trabajo productivo.
No
es Fedecámaras, no es la oligarquía, no es la guerra económica. La culpa la
tiene el modelo económico que en lugar de estimular la inversión y la creación
de empleos productivos, estimula el rebusque produciendo un daño tremendo a los
venezolanos.
Un
productor debe fijar el precio de su producto sumando los costos de producción
y agregando un margen razonable de ganancia. En una economía inflacionaria
donde los costos de producción y reposición suben de forma permanente, el
precio de los productos tiene que subir.
Para
mantener los precios de la comida y medicinas por debajo de su valor real el
Gobierno tiene que pagar la diferencia. Eso no está mal. Es una transferencia
de recursos a los más necesitados que no tienen como defenderse de la
inflación. El problema es que esa transferencia no llega a quien debe llegar
porque los bachaqueros terminan haciendo colas por todos lados para comprar
barato lo que luego venden caro a la gente. La transferencia de recursos termina
en los bolsillos de los especuladores del rebusque. De acuerdo con Datanálisis
70% de las personas que hacen cola en los centros de mercal y Bicentenario son
bachaqueros.
Lo
mismo pasa con la gasolina. 700 mil barriles diarios de gasolina se destinan
para el consumo interno. De esos, 200 mil barriles se pierden en contrabando de
extracción. Los recursos que el Estado invierte en producir esos 200 mil
barriles es dinero de todos los venezolanos que se transfieren a los bolsillos
de las mafias que dirigen el contrabando.
Hoy
importamos café de Nicaragua porque la producción se vino al piso cuando el
Gobierno fijó los precios por debajo de los costos de producción. La industria
pesquera se ha destruido porque los barcos pesqueros hoy no cargan peces sino
bidones de gasolina que son vendidos en alta mar. Los males generados por las
distorsiones que crea el sistema se van reproduciendo sin parar y causan una
hemorragia de recursos, estimulan la corrupción y generan especulación.
La
única manera de eliminar los trastornos que producen las distorsiones de los
precios es sincerándolos. El problema es que muchas familias de los sectores
populares y de la clase media comen pollo porque compran en Bicentenario tres
por el precio uno. Acabar con los subsidios sería criminal con el deterioro
progresivo que ha sufrido el ingreso de los venezolanos.
¿Qué
proponemos? Que el gobierno deje de financiar la oferta y financie la demanda,
es decir: a los venezolanos directamente. Si el gobierno deja de subsidiar la
oferta y se sinceran los precios, se acaban las distorsiones y va a ahorrar
muchos recursos que deben servir para financiar un sistema de subsidio directo
a las personas a través de un sistema de cesta ticket o con una tarjeta que
sirva para el consumo de alimentos, medicinas, ropa y útiles escolares.
Con
la implementación de este sistema para todos los venezolanos por igual el
Gobierno puede transferir directamente a la gente el dinero que hoy llega a los
bolsillos de los bachaqueros y las mafias que dirigen el contrabando de
extracción.
Así el dinero que se pierde a través de la
corrupción y el contrabando llegaría a las familias de clase media y de los
sectores populares. El Gobierno tiene que desarrollar un plan de ajuste fiscal,
monetario, y cambiario para equilibrar la economía.
Esta
propuesta busca presentar ideas para compensar los efectos sociales que esos
ajustes van a producir. En el largo plazo la única forma de mejorar el ingreso
de las familias es desarrollando un modelo que estimule inversiones que generen
riqueza y empleo.
Pedro
Pablo Fernández
pfernandez@ifedec.com
@pedropabloFR
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