PACIANO PADRÓN |
Estamos viviendo el fin de un régimen
ya agotado y con liderazgo venido a menos; el diosdadomadurismo ya no da
pa’más, sus banderas están marchitas y su falta de aliento lo hunde. Las colas
para todo por la escasez de todo hablan de la ineficiencia de un gobierno
incapaz, que deteriora la calidad de vida de los venezolanos y nos llena de pesares.
Las colitas de los aviones de PDVSA son síntoma indubitable de la podredumbre
oficial, clara demostración de la corrupción de las élites que chupan la sangre
del pueblo con apetito voraz, son señal de putrefacción. Lo podrido se cae.
Colas
y colitas en la decadencia, en los días previos a pasar las páginas de esta
pesadilla que tiene, en 2015, su tiempo marcado, la raya que dice hasta aquí,
ya basta.
La ineficiencia y la corrupción no son males
del actual sistema, son el sistema en sí mismo. Tenemos un pueblo cansado -y
hasta ahora callado, próximo a activarse- y un cogollo corrupto, enriquecido
groseramente ante los ojos de la gente indignada por tal justicia. Por cierto
los ojos que más ven son los que están más cerca, y es la modesta y humilde
gente que está con el llamado proceso revolucionario, la que primero se percata
de las fallas y delitos de los Jaua, de los Cabello, de los Ramírez, de los
Carreño, de los Arreaza y de los Maduro, entre otros tantos del
diosdadomadurismo. Este conocimiento genera indignación ante la avaricia y la
corrupción.
Como
nunca antes, la cúpula elitesca de un régimen se enriquece impunemente, la
razón es muy sencilla, los órganos de control están sometidos al Poder
Ejecutivo. Los poderes Judicial, Legislativo y Ciudadano están de rodillas, más
grave aún, sus capataces se enriquecen al mismo ritmo que aquellos a quienes
ellos debían controlar y sancionar.
El
régimen diosdadomadurista tiene en las colitas de PDVSA una piedra en el
zapato, una piedra que, a pesar de pequeña, molesta y no ha logrado sacarla,
porque no es fácil de olvidar la injusticia que ella entraña. Si algo he
lamentado siempre es la fragilidad de nuestra memoria colectiva como pueblo, y
la habilidad del gobierno para manejar situaciones, unas veces guardando
silencio -sin responder ataques o señalamientos- y otras tantas poniendo sobre
el tapete otros elementos que hacen mirar a otro lado. Con las colitas de Jaua
han utilizado las dos estrategias, el silencio junto a nuevos trapos rojos,
pero para desgracia del cogollo las colitas de Jaua no se han olvidado. Ellas
pueden ser detonante de la indignación popular ante el gobierno corrupto. Se
alzarán las voces indignadas de muchos humildes pesuvistas, hijos del pueblo
que creyeron en las banderas de Chávez que hoy están tiradas al lodo.
Estamos
a las puertas del 2015, año bendito y de reacción ante una situación económica,
moral y política insostenible. Que sea un año bendito no significa que no esté
pleno de dificultades, de problemas que van a aflorar con toda su fuerza y
dolor, pero habrá fuerzas para enfrentarlos. No es necesario ser brujo, vidente
o especialista en economía, para anunciar que 2015 será año de inflación brutal
que diluirá los ingresos que no alcanzarán para nada. Lo vivido en 2014 será
pálido. El desabastecimiento que hoy padecemos en nada se parecerá al que vamos
a sufrir, muchas empresas cerrarán sus puertas, todo en medio de una inmensa
conflictividad. A pesar del cuadro descrito, 2015 es bendito, es año del
reclamo popular, de la presión para el cambio y apertura de un tiempo nuevo y
mejor. En medio de dificultades y desafíos, bienvenido 2015.
Permítanme
que concluya este artículo deseando a los venezolanos un 2015 de feliz reacción
frente al régimen ineficiente y corrupto, año de acción para el cambio y la
toma de un rumbo diferente. En medio de las dificultades pido al Niño Dios que
con su nacimiento renazca la esperanza y se reafirme el porvenir. Al cerrar mi
oficina hasta la primera semana de enero -para un merecido descanso del equipo-
este es nuestro último artículo de 2014. El siguiente lo tendremos, Dios
mediante, en la primera semana de 2015. Feliz Navidad. Dios bendiga a
Venezuela.
Paciano
José Padrón Valladares
pacianopadron@gmail.com
@padronpaciano
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