JUAN JOSÉ MONSANT |
De
nuevo había decidido reflexionar sobre la vitalidad del mundo subterráneo del
parque de atracciones Walt Disney Word en Florida, o quizá sobre la obra
inédita de Rabindranath Tagore, la gesta de Juana Ramírez, (Juana la
Avanzadora) heroína de Maturín, los guates de oro ganados por Omar Vizquel o
del mítico Luis “Camaleón” García. También pensé en narrar la vida y obra de mi
admirada Angelina Jolie o, quizá la de
mi novia epistolar.
Todo
porque de repente en venezuela (sí con v minúscula) como si se hubieren
paralizadas las emociones, la historia,
las neuronas, los estrógenos y la testosterona. Como si hubiéramos arribado al
Nirvana; y pocos o muchos seres, no nos hubiéramos percatado de ello. La
simbiosis perfecta entre la noche y el día, el bien y el mal, La ciudad de Dios
del Obispo de Nipona, la República de Platón, o la síntesis histórica de
Engels. Y el resto de los sufrientes e indignados estábamos ausentes por
tercos, cortos de visón y sin la suficiente preparación política, académica o
literaria para entender el proceso.
Esta
es mi deducción al observar la comprensión franciscana (no busquemos otros
sustantivos o adjetivos) y la posición adoptada por algunos, muchos
historiadores, articulistas, políticos e intelectuales de verdad, verdad ante
la dictadura militar estatista que convirtió a Venezuela en un estado forajido,
en vías de fallido. La prisión de Leopoldo López, los estudiantes asesinados, y
muchos otros presos, maltratados, perseguidos, exiliados, violados; los
alcaldes arrestados, los diputados desaforados, la ilegitimación e inmediata
legitimación acordada a Maduro, deben ser vapores de la fantasía como diría
nuestro poeta mayor Andrés Eloy Blanco, o juglar (para algunos de los
preciositas de la pluma) y como también escribió sin conocer el caso del joven
Raúl Emilio Baduel “...Y no andar cobrándole al hijo, las deudas del padre
ruin”.
Pero,
lo que logró volver a referirme a venezuela, su dictadura y felonías, es el
auto de imputación que la fiscalía vilmente le ha dictado a la diputada María
Corina Machado, por el delito de presunto magnicidio. A Machado, la han
vituperado, perseguido, apedreado, golpeado, disparado, enjuiciado, prohibida
su salida del país; todo porque ha sido la única Venezolana que se le ha parado
al régimen para decirle las verdades en su cara, la única que le ha dicho a
chavez en vida, frente a él, que era un ladrón, cuando expropiaba sin juicio.
No sé que irá a pasar con ella el 03 de
diciembre, pero no la dejemos sola por favor, en ello nos va la vida
republicana y la dignidad humana.
Juan Jose Monsant Aristimuño
jjmonsant@gmail.com
@jjmonsant
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