JOSE FELIX DIAZ BERMUDEZ |
El
recordado presidente estadounidense John F. Kennedy, quien fue uno de los más
notables estadistas, políticos y líderes de su país y del mundo
democrático durante el siglo XX, testimonió en una significativa ocasión
su respeto y admiración profunda por la figura de Simón Bolívar al conmemorarse
los 150 años de la declaración de la independencia Venezuela.
El
5 de julio de 1961 pronunció un memorable discurso ante la estatua ecuestre del Libertador en Washington, con la
solemnidad propia de los sucesos memorables, en el cual se exaltó el valor
universal de nuestro héroe y, al mismo tiempo, la significación de su mensaje,
la trascendencia de su obra forjadora y realizadora de los principios esenciales
que surgieron a raíz de las revoluciones verdaderas, aquellas que supieron
impulsar cambios significativos, el avance de la humanidad,
el inicio de una nueva historia que inspiró, primero en los Estados
Unidos y luego en Francia, la creación de un mundo de derechos, igualdad,
fraternidad y libertad.
El
importante acto representó igualmente a través de Bolívar un homenaje a la
Venezuela democrática que iniciaba una importante etapa de su historia política
luego del derrocamiento de la dictadura militar en 1958.
En
el acto expresó con elocuencia el presidente Kennedy lo siguiente:
“Celebramos
hoy la liberación, hace 150 años, de una gran nación americana, Venezuela. Lo
hacemos frente a una estatua de su libertador, Simón Bolívar, un ilustre
americano que representa la relación común de todas las Repúblicas hermanas de
esta gran comunidad. Con este acto, damos doble testimonio de nuestra amistad por
la tierra que le dio origen y que se puso en marcha en el camino de la libertad
y de nuestra dedicación al ideal de la que fue el primero y quizás el más
grande profeta la unidad de las Américas…”.
Resaltó
Kennedy en ese importante discurso los estrechos vínculos ideológicos e
históricos que unen a la revolución de independencia de los Estados Unidos
y de Venezuela y, al mismo tiempo, el
verdadero alcance de su sentido político afirmando que: “Esta determinación es la
expresión actual de la gran revolución mundial cuyos principios se manifestaron
en Filadelfia hace 185 años ayer y de
nuevo en Caracas hace
150 años hoy, y cuyos objetivos no deben considerarse como definitivamente terminados
o cumplidos. Fue y es una revolución basada en los ideales de la igualdad y la
dignidad humana, una revolución que inspira a los hombres, en tanto el hombre
aspira a ser libre, ya que deben serlo eternamente; una revolución tan flexible
que responde a las necesidades de todos nuestros países, de todas nuestras
razas, de todas nuestras culturas”, pero que al mismo tiempo: “Como todos los grandes
movimientos de la historia del hombre, ha seguido un curso irregular…” pero que
se hace preciso superar para bien del género humano y del curso progresivo de
la civilización.
Advertía
igualmente con sabiduría el ilustre presidente como muchos de los auténticos
ideales de Bolívar han sido desconocidos en la realidad de las naciones y de
los individuos que falsamente los proclaman: “Los hombres han tratado de
frenarlo para desviarlo. Sus ideales han sido distorsionados y redefinidos para
minar su esencia, que es la libertad. Pero siempre que esta revolución se ha
puesto en peligro los hombres han llegado a fortalecer la fe de los demás en la
misma, para inspirar su defensa”.
“Bolívar,
con su visión y genio…”, había anticipado tal y como lo resaltaba Kennedy:
“los objetivos perseguidos que nos
esforzamos por alcanzar en la actualidad. Su mayor sueño era una unión mutuamente defensiva de todas las
repúblicas del hemisferio contra la agresión de filosofías extranjeras. Su
principio inspira la determinación de los estadistas de la actualidad de las
Américas para proteger su patrimonio de la libertad de la invasión foránea,
para realizar al máximo la grandeza espiritual y material de nuestros países,
para extender a todo el continente americano los beneficios de la libertad y la
justicia social; al hacer la guerra común contra la pobreza, la enfermedad y la
inhumanidad del hombre hacia el hombre…”.
Por
último, Kennedy conceptuó con alto sentido y criterio de estadista que en:
“Cada acción que tomamos la libertad tiene implicaciones que van más allá de
las fronteras de nuestro propio país. Este hemisferio busca de una vida mejor
para su pueblo, se ha comprometido a progresar, y se ha comprometido a que el
progreso sea a través de la libertad”. Libertad que en definitiva es de uno y
es de todos, es el derecho que por igual nos corresponde y que en caso de
faltar en algún sitio se pierde para todos. Su defensa es el perpetuo legado de
Bolívar, así como de los grandes estadistas y demócratas como lo fue
John Fitzgerald Kennedy.
Jose
Felix Diaz Bermudez
jfd599@gmail.com
@jfd599
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