Recorrer nuestros pueblos en tiempos decembrinos era no solo una
alegría contagiosa, sino, que deparaba un cúmulo de esperanzas al año nuevo que
recién iniciaría en los hogares del país. Los niños esperanzados en el Niño
Jesús o en el San Nicolás, o los Reyes Magos para recibir los regalos producto
de su comportamiento; los mismos que han colmado los corazones del pueblo por
siglos; dejando una huella bonita para muchos de esos momentos; hoy, lo que
encontramos, son alocuciones que lamentan que ese cumulo cultural no sea por el
resultado de un gobierno de enchufados
que llaman comunismo.
Desde el Occidente del país hasta al oriente, en fronteras con
Brasil, de norte a sur, la tristeza de nuestra gente en los tiempos decembrinos
de hoy, se transforma de fiestas a colas en farmacias, cuyos remedios en un 75%
no existen, en los mercados el
desabastecimiento de los productos llega en algunos al 100%, caso de la leche,
arroz, azúcar, harina, y artículos personales, entre otros como la dieta
diaria; dando así la evidencia que nada del mar de la felicidad le ha tocado a
nuestra gente y menos al pobre que según las estadísticas gubernamentales ya ni
existen en Venezuela.
Hoy se preguntan muchos de las nuevas generaciones ¿cómo se puede
celebrar con alegría las fiestas de Navidad ante la calamidad de que se vive en
materia de inseguridad, donde reinas de belleza, deportistas renombrados,
familias completas de todos los estratos padecen de pérdidas enormes ante el
crimen y la impunidad?. Cómo entender que los poderes que sustentan la vida
institucional, terminan en manos de los mismos cómplices que han llevado al
país en tal caos.
Ante este panorama sombrío y triste, sin salidas aparentes y cuya
esperanza se sostiene básicamente en tres elementos: las elecciones
parlamentarias (AN), la abstención y la claridad del proceso electoral como el
manejo de los circuitos del propio CNE, donde la oposición con más votos,
ofreció menos parlamentarios. Increíble pero cierto. Por otro lado, la caída
del precio del petróleo, los socios “maravillas” del régimen, los intereses a
cancelar, los compromisos con el casi nuevo socio de los EEUU, nos referimos a
Cuba, raspando la olla de lo que queda en el tesoro venezolano, ofrece un 2015
poco alentador para los felices enchufados de este régimen en esta Navidad. Son
los únicos felices…
Venezolanos, venezolanas juntos y unidos veremos en nuestra tierra
un amanecer de pos guerra, donde el “plan Marshall”, dependerá de nuestros
esfuerzos e intenciones de poner orden en la democracia venezolana, volver a ser un país libre y de los
venezolanos, donde se logre Pan para nuestra gente, Tierra para los nuestros y
Trabajo que dignifique el ascenso social por el esfuerzo y el logro de metas
personales y comunes al beneficio colectivo es la razón de muchos que presentes
en cada rincón luchamos por restablecer.
En fin, Pueblo pongamos al país en marcha, entusiastas y con fe en
los que sabemos trabajar para forjar otra vez el país hacia una democracia
social, estable y mensurable. Perfectible por el conjunto de factores que
deberán conjugar los esfuerzos en ello. Participemos en la salida con nuestras
constantes acciones, exijamos parlamentarios idóneos y comprometidos con la
vida nacional en Libertad y democracia.
Jose Ernesto Pons B
joseponschene@hotmail.com
@joseponsb
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