ERNESTO GARCÍA MAC GREGOR |
La instauración del comunismo en Rusia exigió
una revolución cruenta y sangrienta con el asesinato a sangre fría de miles de
personas entre ellos la familia de los zares a quienes masacraron
inclementemente. La Zarina y sus cuatro hijas, Olga (22), Tatiana (21), María
(19) y Anastasia (17), guardaban en sus corsés un total de ocho kilos de joyas
que era su única pertenencia. Las balas rebotaban en el cuerpo prolongando así la agonía. Gimiendo en el
suelo, recibieron el impacto de las bayonetas que no pudieron tampoco penetrar
los delicados cuerpos protegidos por las prendas, por lo cual, en la
desesperación se recurrió a dispararle a la cabeza.
Después llegó el complicado proceso de
deshacerse de los cadáveres, la utilización del ácido y del fuego, la búsqueda
de un lugar inaccesible para enterrarlos. Había que borrar todo vestigio y
recuerdo de la realeza, así lo exigía la revolución bolchevique.
Posteriormente vendría el criminal sádico de
Stalin con sus famosas purgas, hambrunas y gulags que provocaron la muerte a
más de 20 millones de personas incluyendo a miles de miembros del partido comunista.
El oprobio marxista invadió media Europa,
atacó a Hungría y Checoslovaquia, creo una cortina de hierro que dividió a la
población entre demócratas y oprimidos al tiempo que sometió a sus moradores
durante casi 70 años. De repente, se comprobó que el comunismo era un fracaso y
que el capitalismo era la solución. La Unión Soviética desapareció, se
liberaron los pueblos sojuzgados, se derribó la muralla de la vergüenza.
A Stalin lo sacaron del Kremlin y lo tiraron
para el patio de atrás. Ya nadie lo visita. Derrumbaron sus estatuas. Le
quitaron el nombre de Lenin a Leningrado y le devolvieron el original de San
Petersburgo en honor a Pedro el Grande, el más importante de la dinastía
Romanov. Hoy en día, el Zar, su esposa y sus cinco hijos reposan en la catedral
y fueron canonizados en el año 2000. El “opio de los pueblos”, pudo más que el
ateísmo. Después de tantas muertes y miseria, estaban totalmente equivocados.
En cambio en Venezuela se ha impuesto el
comunismo. Hay que ser bien bruto. Que
oiga quien tiene oídos…
Ernesto Garcia Macgregor
garciamacgregor@gmail.com
@garciamacgregor
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