ENRIQUE VILORIA VERA |
Nuestros
enchufados son aforados, inmunes e impunes, no deben responder por nada, ni
aclarar ni explicar su gestión gubernamental, para esas minucias
institucionales, están todos los poderes públicos que los amparan y protegen;
gozan pues de absoluta irresponsabilidad ya que el Imperio enemigo es culpable
de todo lo que pasó, pasa y pueda ocurrir...
La
Revolución Bolivariana, promotora de nuevas realidades y circunstancias
revolucionarias, nos enseña, ejemplo más ejemplo menos, que en esta devaluada
Patria de Bolívar es mejor estar enchufado que ser un rico despreciable y
repudiable.
Un
enchufado es de verdad un ser privilegiado: Ungido por el Comandante Supremo no
tiene ni debe someterse a las vicisitudes que debe enfrentar un rico pelucón y
mantuano de rancios apellidos y oscuros abolengos.
El
enchufado bolivariano disfruta de todos los derechos que le confiere el
Proceso: puede viajar cuando quiera en las aeronaves de la Revolución, llevar
en su equipaje de mano millones de dólares o de euros, e incluso un fusil ruso
fabricado en Venezuela. No tiene que pagar nada por nada, los pilotos y la
tripulación están a su disposición sin costo adicional, al igual que escoltas y
choferes, y los autos oficiales correspondientes.
Nuestros
enchufados ahorran su magro y reducido sueldo de funcionarios públicos de esta
V República en crisis, pues viven de viáticos y de dólares oficiales para
gastos, pueden comer y beber a sus anchas en los restoranes de moda a través
del mundo, un vino Petrus o en un La Tâche son como un mojito para el gusto
revolucionario que ya no es de empanada ni de jugo de caña ni de dulcito de
lechosa. Un bolivariano certificado tiene a su disposición los mejores médicos
y hospitales de Cuba, Brasil, Argentina y Rusia para que él y su familia sean
prontamente atendidos, todo a costa del menguado erario nacional.
Nuestros
enchufados son aforados, inmunes e impunes, no deben responder por nada, ni
aclarar ni explicar su gestión gubernamental, para esas minucias
institucionales, están todos los poderes públicos que los amparan y protegen;
gozan pues de absoluta irresponsabilidad ya que el Imperio enemigo es culpable
de todo lo que pasó, pasa y pueda ocurrir. A un enchufado no le faltan
alimentos ni medicinas ni pañales para los Hijos de la Revolución., mucho menos
hallacas bien resueltas y jugosos lechones provenientes de la Isla Feliz, sin
contar su sendo y meneado trago de un mayor de edad.
Son
innombrables e impronunciables a riesgo de Helicoide y Ramo Verde.
¡Enchufados
del Proceso Uníos!
No
vaya a ser que ocurra lo que siempre ocurre a lo largo de la Historia, razón
tenía su Comandante Eterno, todo es: ¡Por ahora!
Enrique
Viloria Vera
viloria.enrique@gmail.com
@EViloriaV
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