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miércoles, 17 de diciembre de 2014

CARLOTA SALAZAR CALDERÓN, EL “REBUSQUE” EN ESTOS TIEMPOS DE CRISIS

CARLOTA SALAZAR CALDERÓN
El venezolano tiene una cultura política parroquial, considera que sus problemas los resuelven con su trabajo, en ese sentido ha procurado su bienestar por logro propio. Para él la democracia es votar y ser libre en el ejercicio de hacer ¡lo que le da su gana! Ello en razón a que  la política congeló la relación ciudadanía-poder, para dejarla exclusivamente en los cogollos de las esferas de poder. Por tanto, una de las características que sigue presente en la sociedad venezolana, es el individualismo. 

La “revolución” no sólo ha exacerbado sino que ha agravado en grado superlativo esta cultura, llevándola al paroxismo del ¡sálvese quien pueda!
 La sociedad venezolana, en estos tiempos de crisis, en lugar de polarizarse se ha diversificado en el pensamiento y en la acción política. Existen dos cogollos altamente polarizados, representados en los jerarcas del gobierno y del PSUV, que son los mismos, por una parte y por la otra los jefes de los partidos políticos; en el medio una sociedad que no cree ni en uno ni en otro (ni-ni); otros que creen en las propuestas del gobierno (igualdad y justicia social), pero no en la ausencia de control del gasto público (corrupción) y menos en la represión; otros que creen en la economía socialista pero con iniciativa privada y otros  que defienden el legado de Chávez, pero son aspiracionales, creen en la economía mixta con diversas formas de propiedad y gestión que incluya el Estado, la empresa privada y los grupos sociales, un nuevo chavista, un nuevo sujeto social, que como define Oscar Schemel demanda “orden, eficiencia y progreso”.
En medio de este variopinto de posiciones políticas que no terminan de desarrollarse, lo que sí se desarrolla y con fortaleza es la economía del “rebusque”, ese “mientras yo esté bien, no me importan los demás, ha cobrado fuerza. De esta forma se gesta una economía paralela, en todos los espacios: públicos y privados. Así el que recibe dólares de cadivi a 6,30 los revende a Bs 170; así como el que hace una larga cola para comprar la harina pan la revende a 70 Bs, pero también el amigo del empleado de la farmacia que consigue el  acetominofen a 10 Bs lo revende a 100 Bs. Ahora se “revende” todo,  en la calle y sin garantía, el valor del vendedor es tener el conocido “enchufado” o “amigo-socio” que consigue por los caminos verdes: repuestos, carros, accesorios, teléfonos… el ¿valor? el del mercado: el que dé más, allí si funciona la mano invisible de Adam Smith. Los productos no los hay en los establecimientos, sino en la calle: en el combate por la vida, donde no hay amigos, ni igualdad y menos humanidad. Esta perversión hecha en “revolución”, contraviene los postulados de creación del hombre nuevo, humanista, pero es lo que hay.
Este es el producto de un país de cúpulas, que entre cúpulas se ha disputado el poder, mientras más disputa hay, más alejamiento ciudadano. Siempre en el antagonismo: (1830-1935) oligarcas-liberales-federales-centralistas; (1935-1959) militaristas-dictatoriales-demócratas; (1959-1999) demócratas-liberales-comunistas y (1999-2014) demócratas liberales-demócratas participativos- demócratas socialistas-comunistas-ni-ni y ahora un nuevo sujeto social con criterio político.
 Más allá de la división política está presente una sociedad desorientada, en medio de la implantación de un modelo político que es rechazado por una parte importante del país, que electoralmente es la mitad, dos élites antagónicas; que dejan a la sociedad ensimismarse en el individualismo
 Para concluir ¿cómo se subsana esta perversión del rebusque? Que no sea diversificando la economía, dando oportunidad a la empresa privada para invertir, generando confianza con reglas claras… y todas esas recetas de que hablan los economistas. Pero es indispensable que cambie el espíritu del venezolano, que cambie la cultura del individualismo al  colectivismo y la organización ciudadana en la búsqueda de objetivos comunes, que representen mejora en la calidad de vida de la comunidad.
Carlota Salazar Calderón
carlotasc@gmail.com
@carlotasalazar

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