CARLOS VILCHEZ NAVAMUEL |
Una
cosa es el Estado y otra el país, Wikipedia nos dice que: “El Estado es un
concepto político que se refiere a una forma de organización social, económica,
política soberana y coercitiva, formada por un conjunto de instituciones no
voluntarias, que tiene el poder de regular la vida comunitaria nacional,
generalmente en un territorio, aunque no necesariamente. Suele adherirse a la
definición del Estado el reconocimiento por parte de la comunidad internacional
como sujeto de Derecho internacional”.
Los
países con Estados comunistas- socialistas, dictatoriales, autoritarios o con
democracias socialistas estatistas, tienen un objetivo común, que una minoría
obtenga el poder sobre la mayoría, por eso restringe libertades para
manipularlos y dictar a la mayoría lo que tienen que hacer únicamente para
fortalecer sus propios intereses.
Estas
minorías las componen a saber, políticos en el poder, militares (donde los
haya), sindicatos y otros grupos que nacen del clientelismo que produce este
tipo de Estados con grupos de poder económico que de una u otra forma por sus
intereses perjudican directamente a las mayorías.
Ni
qué hablar de los Estados Comunistas como el cubano o coreano o países con
gobiernos autoritarios como el de Venezuela donde las minorías son todavía más
pequeñas dejando a las mayorías desprotegidas, acorraladas y aplastadas con sus
medidas autoritarias, pues por lo general no respetan los derechos humanos.
Si
el Estado es una organización social, política y económica, su principal
objetivo debería de ser promover el progreso y el bienestar de la mayoría que
lo conforma, planificando, fiscalizando y facilitando el desarrollo del
individuo a plenitud, sin intervenciones, sin limitaciones que restrinjan los
derechos del individuo, con libertad de decidir y de escoger. Australia,
Canadá, Japón, Nueva Zelanda o Suiza son países ejemplares, poseen Estados que
procuran el bienestar de la mayoría sin imposiciones ni regulaciones odiosas
que limiten la libertad de sus ciudadanos.
Solo
los Estados con verdaderas democracias libres y modernas tienden a beneficiar a
las mayorías y por ello todo el conjunto país prospera.
Un
Estado ideal debería ser democrático, republicano, pequeño, eficiente,
facilitador, que imponga bajos impuestos, promotor del progreso individual, que
se ocupe porque se respete la libertad del individuo y su derecho a poseer
propiedades, a escoger tantos productos como servicios desee y a tomar
decisiones personales que no afecten a otros, que vele por la mayoría de los
ciudadanos y no por las minorías como lo hacen los comunistas o las democracias
socialistas estatistas.
Mientras
el Estado restrinja la libertad a los individuos, imponga trabas para producir,
mantenga monopolios estatales, no facilite el progreso de todos los ciudadanos
y cobre altos impuestos, la mayoría estará desprotegida.
Dicho
todo esto, nosotros nos preguntamos: ¿Qué hace la Defensoría de los Habitantes
para que los ciudadanos tenga más libertad? ¿Cuándo veremos al Estado
defendiendo los derechos de la mayoría de los ciudadanos para obtener más
libertades, mejores servicios y productos más baratos? ¿No es acaso ese el
derrotero de cualquier persona? ¿No debería ser ese también el norte del
Estado? ¿Por qué permitir que el Estado le regule a usted hasta la compra del
papel higiénico como lo hacen en países como Cuba, Venezuela o Corea? ¿Usted
qué piensa?
Carlos
Vilchez Navamuel
carlosvilcheznavamuel@gmail.com
@carlosvilchezn
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