ALBERTO LÓPEZ NÚÑEZ |
Estamos viviendo una situación
excepcional, en la política y la economía colombiana está el mundo al revés.
Unos criminales de lesa humanidad y narcoterroristas imponen condiciones al
gobierno, que si bien tiene legitimidad
de origen ( o al menos así lo conceden las fuerzas políticas, pues bien es
sabido que triunfó por un gigantesco
fraude, que incluye la compra de votos,
el soborno y la biometría, entre otros elementos), cada día se deslegitima más,
al obcecadamente pretender promover la instauración del Socialismo del Siglo
XXI en Colombia.
Juan Manuel Santos ya no es un
simple Kerensky, que por omisión permite la caída del régimen, Juanhampa es un
actor fundamental en el derribamiento de la democracia colombiana. Con el
señuelo de lograr la paz, que por la vía que él está usando jamás se logrará,
está conduciendo un proceso de capitulación del Estado ante los
narcoterroristas.
Los diálogos de la paz en La
Habana, se han convertido en una constituyente de facto, en donde se pretende
hacer una revolución en el ordenamiento jurídico y político en nuestro país.
Darles impunidad y elegibilidad a criminales de lesa humanidad, es apenas la
punta del iceberg de la capitulación ante las Farc. Lo acordado en cuestión
agraria, participación política y narcotráfico ( y eso que falta lo no acordado
por exageradas pretensiones de los narcoterroristas) significan un revolcón a
la institucionalidad, amén de que de llegarse a firmar el acuerdo, los narcoterroristas
no entregarán las armas, lo que constituye darles permiso para ejercer la
política bajo la coacción armada, se les entrega inmensurables territorios
estratégicos para seguir en el narcotráfico, pues el colmo de la desfachatez es
que las Farc no se reconocen como narcotraficantes, siendo el mayor cartel del
mundo, y la insolencia llega al extremo de no reconocer las ingentes ganancias
que les ha reportado este negocio ilegal, lo que ha dado pie a que el
Procurador Ordoñez diga muy acertadamente de que se trata del mayor lavado de
activos de la historia.
Juan Manuel Santos ( Juanhampa)
no se conforma con esto, además de igualar a los militares y policías con los
criminales y terroristas de lesa humanidad de las Farc, los denigra al someterlos a comportamientos
serviles, como el ir a dialogar con las Farc sin éstas haber aceptado los
requerimientos mínimos para que se logre un acuerdo.
El Presidente Santos había
señalado que ante un acto lesivo a una personalidad por parte de las Farc,
levantaría la mesa de La Habana. Pues bien, si bien la muerte y secuestro de
soldados y policías, además de ataques terroristas a poblaciones civiles,
deberían ser motivo para esto, el hecho de él haber aceptado que solamente ante
un hecho contra una personalidad terminaría los diálogos, la lógica dice que el
secuestro de un General daría pie a ello. Pues no, no solamente Santos continua
con los diálogos, sino que avanza hacia un “desescalamiento” del “ conflicto”.
Aquí entra la teoría de
conspiración en juego. El hecho de que un General haga labor social, es tan
incoherente como que el Departamento de Prosperidad Social, haga
contrainsurgencia. El sainete del secuestro del General Alzate se me ocurre un
show mediático para darle la puntillada final a la posibilidad de paz: se “
secuestra” a un General, para que las Farc lo entreguen, y a continuación se
señala la entrega del secuestrado como un gesto de paz. ¡Por favor!
Consecuencia de esto será el “desescalamiento”, que en realidad significará el
cese unilateral del fuego, pero por parte de las Fuerzas Militares, pues las
Farc seguirán con sus ataques terroristas, bajo la cubierta de las bacrim y
otros grupos, con quienes ya se ha demostrado sus asociaciones.
Estamos pues en el reino del
absurdo, las Farc cogobernando, los militares y policías humillados, el Congreso legislando a merced
de los dictados de Santos, La Fiscalía empeñada en una staliniana persecución de opositores, las
Altas Cortes y en general toda la justicia actuando bajo los mandos del soborno
o de los infiltrados de la izquierda dentro del sistema judicial, es decir, no
hay separación de poderes, pues el legislativo y judicial están arrodillados
ante el ego de JMS.
La cúspide del absurdo se ve en
área económica, en donde el gobierno pretende una reforma tributaria, que
acabará con el aparato productivo y la clase media y los empresarios, dirigidos
por un áulico de Santos, insisten en “ ser capaz” de tragarse ese sapo.
Alberto López Núñez
alopezn62@hotmail.com
@alopeznunez
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