ZENAIR BRITO CABALLERO |
La verdad es que,
últimamente Venezuela ha sido convertida en un gran depósito de denuncias y
reclamos ciudadanos, sin que se avizoren medidas concretas de solución a nada.
Tanto la población, como algunos de sus voceros más representativos, de
ordinario se limitan a proclamar a los vientos, según se aprecia, todo tipo de
alertas y fervientes quejas reclamatorias, sin que aparentemente nadie les
escuche, aun estén secundados, y puedan contar con el concurso de algunos
productores de programas consecuentes, radiales y televisivos, como de ciertos
medios escritos de la prensa nacional o local, para defender los requerimientos
elevados, que siempre lucen procedentes.
Aunque las personas
griten y “pataleen”, como se dice, todo parece indicar que, nadie en capacidad
de actuar aquí oye nada. Todo sigue igual, o peor, en nuestra Venezuela
desbarrancada por 16 años de gobierno socialista-comunista: hambre, miseria,
pobreza, delincuencia, criminalidad y corrupción solapada por doquier;
inseguridad ciudadana preocupante, con
miedo hasta de caminar ahora por las calles y avenidas nuestras en horas del
día, y mucho menos, durante las noches, a oscuras normalmente, por culpa de los
administradores del negocio eléctrico nacional y sus cómplices políticos
rojos-rojitos.
Las cargas
impositivas en contra de la población se tornan cada vez más insoportables, por
sus efectos directos, o traslativos; también, los costos de los servicios
públicos. Pagando los alimentos cada día más caros, motivado en gran parte por
la devaluación de la moneda, el desabastecimiento, la inflación y la escasez o
a - impuestos aplicados depositándose sobre los intereses que recibe la gente
por sus ahorros si es que puede tenerlos forzados para la vejez. Y, ni hablar
de la tarifa eléctrica, por un servicio que se hace más ineficiente con el paso
del tiempo. ¡Las esperanzas de corrección en
todos esos aspectos, parecen yerbas verdes, de esas que comen los
animales!
Venezuela, con una
altísima inflación, pincelada o maquillada de mínima por el gobierno, para
justificar un alegado bienestar y crecimiento económico; y así, continuar
guardando las apariencias de bonanzas, como de un país que progresa, mientras
una gran parte de sus habitantes prosigue “tragándose un cable”, como lo
expresa el pueblo llano.
Aquí sólo se oye al
gobierno socialista-comunista y sus voceros hablar de proyectos de solución,
como de la designación de comisiones para estudios y recomendaciones, quedando
todo después en el tintero, entretanto los males en que incurren los
desaprensivos continúan su agitado curso.
Algunos jolgorios y
alharacas, nada más salen a relucir con cierto fervor en los tiempos de campaña
electoral; y, los ingenuos ciudadanos siguen creyendo aun en las promesas
politiqueras de todos estos socialistas-comunistas busca cargos y posiciones
gubernamentales que se gasta la nación.
Después, las promesas se olvidan, y el país continúa metido en los
mismos hoyos de siempre, con tendencia a hacerse más profundos cada vez.
Los cordones de
miseria se amplían; las hambrunas se extienden territorialmente, mientras un
selecto grupo socialista-comunista de “vive bien”, a cargo del erario público
nacional, como de la población aportante, que es la “paganini” de cuantos
platos se rompen, prosigue engrosando las grandes fortunas acumuladas por sus miembros.
Ante esa indiscutible
situación, ojalá que algunos de los alienados serviles del poder político, no
se inclinen ahora por adherirse, en el plano nacional o regional, a las
recomendaciones recientes de la ONU, en el sentido de que, para combatir el
hambre y la desnutrición que se verifican a nivel mundial, derivadas de la gran
pobreza reinante, la gente depauperada se incline por recurrir a la fuente
alimentaria de los insectos y otras especies que se arrastran por el suelo
entre los montes, y algunos lugares más.
A nuestro entender,
esa es una sugerencia que continuamos considerándole como burlona, aunque
algunas personas que fungen como cajas de resonancia, y que se podrían
calificar como títeres, adulones de los intereses económicos poderosos, no lo
entiendan así, y traten de justificarla, alegando que en algunas partes del
mundo se recurre a esa fuente alimenticia desde hace gran tiempo, y que no
sería una cosa de tanta significación, el que otras traten de emularlas para
combatir el hambre y la desnutrición.
La pregunta que
cualquiera se haría es, que en cabeza
con suficiente capacidad pensante y conciencia real, con respecto a sus
congéneres, se podría entender como totalmente válida, y estar de acuerdo con
una sugerencia de ese tipo, habiendo otras formas factibles, que se reportarían
más justas, no sólo para colaborar con la alimentación de los pobres dispersos
mundialmente, sino de contribuir a que se descontinúe con esa práctica doquiera
que se registre. Pues, no es mentira que
ocurra así; pero, lo que habría que asegurarse es, ¿cuál es la razón
real?
Lo que se tendría que
determinar en ese orden, con exactitud meridiana, e independencia mental, reiteramos, es el por qué se tiene que
recurrir necesariamente a esa costumbre, si es que se le puede llamar de esa
manera al consumo de insectos y demás, en los lugares que se señalan.
No creemos que nadie,
con poder adquisitivo adecuado, o condición económica promedio, se inclinaría
por comer insectos, u otra especie de animales saltamontes, a menos que no sea
para satisfacer antojos, o degustar platos que se entiendan fueran de lo común,
sofisticados quizás.
Seguro que, los
ideólogos de tal recomendación, como aquellos que la respaldan con firmeza, no
comerían nada de esos considerados insectos, ni saltamontes comunes, de los que
ellos están sugiriendo, para que ingieran los pobres del mundo ante la miseria,
la pobreza y la escasez de alimentos.
Zenair Brito Caballero
britozenair@gmail.com
@zenairbrito
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